lunes, 28 de noviembre de 2011

[Vídeos] Diez años de fábricas administradas por los trabajadores



[Vídeos] Diez años de fábricas administradas por los trabajadoresDick EmanuelssonExtractos de unas perlitas de Poder Popular rodeadas de una sociedad y estado capitalista


Que ha pasado con las fabricas y la suerte de los trabajadores durante los diez años de gestión obrera en Argentina? Dick Emanuelsson ha visitado y ha hablado con los trabajadores en cuatro empresas.

BUENOS AIRES / 2011-04-10 / Caminamos dentro de la fábrica de Grissinopoli, ubicada en un típico barrio de Buenos Aires. Ivana Agüero y sus 20 compañeros y compañeras estaban eufóricos de felicidad ese día. El anterior, las camionetas habían salido de la fábrica con su primera producción de bizcochos y galletas, algo así como una tonelada y media. Y sin el Patrón dando órdenes.

Fue hace casi diez años cuando llegué, ese día histórico, a la “Cooperativa la Nueva Esperanza, Grissinopoli”. Pude compartir con más de 700 representantes la primera Conferencia Nacional de Fábricas Recuperadas por los obreros.

REPRESENTABAN APROXIMADAMENTE A 10.000 trabajadores de toda Argentina, literalmente víctimas del modelo destructivo neoliberal que destruyó y desmontó una gran parte del sector productivo del país. Hoy, 2011, son 20.000 trabajadores que en sus empresas se sostienen en una lucha ardua y complicada para sobrevivir en un mar capitalista.

En ese entonces, 2002, pregunté a Ivana si era posible mantener la producción en un país que había caído en la más profunda crisis económica como la que pasaba entonces en Argentina, donde el pueblo, poco antes, había tumbado 4-5 gobiernos en cuestión de días. Mucho más teniendo en cuenta que la gente lo primero que recorta, en esos trances económicos tan duros, son las cosas que no revisten importancia extrema, como por ejemplo podrían ser las galletitas y los bizcochos.

– Entendemos las dificultades pero debemos intentar, tenemos que salir para sacar nuestros productos al mercado y los bizcochos de Grissinopoli tienen fama. No tenemos otra alternativa si no, estamos perdidos. Todos los compañeros en la fábrica entienden eso, decía hace diez años.

Cuando nos encontramos nuevamente, a principio del mes de abril de 2011, se ve más gastada por lo arduo de su tarea, pero al mismo tiempo con la misma firmeza y orgullo que la acompañaba desde el 2002. Y ya lleva 35 años trabajando en Grissinopoli.

– Estamos sumamente felices y tu mismo eres un testigo de las enormes dificultades que tuvimos los primeros años. Pero hoy hierve de actividad en la fábrica. Si recuerdas, el parlamentario de Buenos Aires, Crespo Campo, decía hace diez años que los trabajadores no tenían capacidad ni cerebro capaz de permitirles llevar una empresa adelante. Pero comprobamos lo contrario, dice Ivana con una expresión en su rostro que pocos se atreverían a cuestionar.

Ivana Agüero en la "linea" desde 35 años, y ahora ella y sus compañeros son los dirigen su fábrica, sin el capitalista. FOTO: D.E.

Y EL VIEJO DICHO ¡“Trabajadores sí son necesarios, pero capitalistas no”! es hoy un lineamiento para la mayoría de las cooperativas que florecieron en toda Argentina entre el 2001 y el 2002. Decía Ivana, ese año, que “los clientes tienen que confiar más en los trabajadores que en los dueños, porque los últimos se preocupan más por sus ganancias, no porque que el país salga de la crisis”.

En esos años duros, los trabajadores pagaron de su bolsillo para comprar trigo y levadura para poder realizar la primera producción. No cancelaron un solo sueldo los primeros seis meses.

Al llegar en 2011 pude ver que dos grandes camiones, llenos de bolsas de 50 kilos de trigo, eran descargados en la fábrica.

– En la reunión mensual reciente de la cooperativa, decidimos introducir un nuevo turno y emplear 15 trabajadores más. Hasta ahora hemos trabajado en turnos de doce horas para poder entregar lo contratado. Pero ya no podemos más, dice Marina Pino.

ELLA HA TRABAJADO CASI 40 AÑOS en Grissinopoli y fue la primera presidenta de la cooperativa durante cinco años. Es una mujer elegante, formada en administración de empresa y se encarga de la mayor parte del trabajo en la oficina, junto con la única secretaria en Grissinopoli. Aunque debe ser la trabajadora con más preparación, en Grissinópoli, recibe el mismo salario que los demás trabajadores, un sagrado principio para la cooperativa es el de la igualdad. Pero no es la única mujer que haya dirigido la fábrica durante estos diez años, son en total tres mujeres que han tenido ese cargo y de los 20 empleados sólo cinco son mujeres.

– Juntas y juntos manejamos este gran barco que es como el Titanic, comentaba Ivana con una gran carcajada optimista.

¿Cuánto gana un obrero en Grissinopoli hoy? Pregunté.

– Si alguien acá buscara un empleo en el mercado laboral de hoy, perdería la mitad de su sueldo. Pero haber llegado hasta donde estamos ahora, nos ha costado muchos problemas y sudor, resumía María Pino

E Ivana agregó:
– Hoy podemos dedicar mucho más tiempo para la familia que durante los primeros años que fueron durísimos. No solamente hemos recuperado y reconquistado nuestros trabajos, sino también una calidad de vida que no teníamos antes. Ya nadie nos explota.

EL TAXISTA SUSPIRÓ y comenzó a ubicar su dinero en diferentes partes en el carro.

– Tenemos como regla no llegar hasta aquí por la inseguridad y delincuencia, dice y hace señas con la cabeza hacia una esquina donde hay unas personas, a su decir, con fisonomía sospechosa.

Me comenta que ese barrio es lo que llaman “Villas”, barrios de extrema pobreza con mucha delincuencia donde ni las ambulancias quieren entrar por miedo a los robos. Sin embargo, nada pasó y mi maletín con las cámaras sobrevivieron al paso por el lugar.

El mismo año que los trabajadores de Grissinopoli ocuparon su fábrica, los obreros metalúrgicos en el Astillero Unidad Naval retomaron también la producción. Estaban en peores condiciones ya que el astillero, ubicado en el barrio de Avellaneda, había estado parado durante dos años debido a la crisis.

En 2005, cuando lo visité, la cantidad de trabajadores había sido reducida a un núcleo de 30 obreros.

– A pesar de los primeros años que fueron sin dudas, difíciles, no podemos decir que nos haya ido mal. 

Pero claro, comparándolo con los años de la bonanza en la década del ´90 cuando éramos unos 800 trabajadores, sí, notamos una gran diferencia con nuestros 30 trabajadores hoy en día, dice Beto Aquino, secretario en la cooperativa.

EL SOL BRILLA INTENSAMENTE en pleno otoño, entramos en unos de los dos remolcadores que se encuentran en el muelle para ser reparados. Las paredes con asbesto serán reemplazadas al mismo tiempo que las máquinas serán alineadas. Siento el olor de aceite de la máquina cuando bajamos por las escaleras formando un ángulo de noventa grados para llegar a la sala del motor. Siento el humo de la soldadura, y el olor de los gases que llegan cuando el obrero aprieta la herramienta de corta hierro (con gas), para cortar el hierro rojo y amarillo, por el calor y la combinación de acetileno y oxígeno.

Me siento como en la “casa vieja”, como transportado hacia un viaje al pasado que vive latente en mí, porque también fui obrero metalúrgico desde los 15 hasta los 32 años. Uno más entre tres mil compañeros hasta que un día el director del diario del Partido Comunista Sueco, me pidió que dejara el uveral y del astillero para trabajar tiempo completo en el diario.

Por eso no tengo ese temor que muchos periodistas graduados en la facultad de comunicación social tienen cuando salen de la universidad para entrar a una fábrica con bulla, ruidos y humo, que contrasta cruelmente de los salones cómodos en los ministerios o las sedes con airecondicionado de las ong´s. Si es que los jefes de la redacción están interesados de revelar las condiciones de trabajo en reportajes. 

El 2011 la selección de temas en los medios muestra que la situación para los trabajadores no les interesa a los dueños de los medios de comunicación. Pocas ves hoy se ve, se escucha o se lee en los diarios reportajes directamente desde los centros de producción.

Y los trabajadores saben, además, que para lograr resultado en su lucha, tienen que estar unidos, “no importa si eres socialdemócrata o comunista por que pertenecen la misma clase social”, me enseñaban los viejos mentores y obreros comunistas en el astillero. Mejor “universidad” para un muchacho no existe. ¿Qué medios quiere cubrir una fábrica desde ese ángulo? ¿Y desde cuando hay ONG´s interesadas en preocuparse sobre esos temas?

– NO CREAS TODO LO QUE DICE BETO, dicen dos obreros que descansan en el comedor del barco. Esto no es un camino de rosas hacia el socialismo porque somos totalmente dependientes de la coyuntura capitalista, dijo uno de los dos obreros, casi un poco como con resignación, conscientes de la realidad en que se encuentra. Beto se ríe ante el comentario sarcástico de sus compañeros. Treinta obreros en un inmenso terreno en la ciudad comparable a las grandes capitales del mundo, es la ilustración clásica de la esencia de un sistema económico que con sus repetidas crisis cíclicas, crea tragedias sociales apoyadas en el desempleo masivo.

Para el sector especulativo financiero y de los grandes consorcios de las constructoras, ese lugar casi en el centro de Buenos Aires es una perla dentro del marco especulador, sin embargo allí hay 30 obreros reclamando su derecho al trabajo, que no van a rendir así no más.

EN LA “COOPERATIVA BRUKMAN, 18 de Diciembre” que tres veces fue desalojada por las fuerzas de la policía, tres veces también volvieron esas mujeres tercas y firmes para defender su lugar de trabajo en la Capital Federal, donde el precio de la construcción por metro cuadrado es uno de los más altos del mundo. Es por eso mismo, detalla Delicia Millahual, integrante de la dirección de Brukman, que viven en una permanente preocupación sabiendo que el banco un día llegará para desalojarnos ya que la disputa sobre el edificio todavía no está resuelta.

A principio del 2000, los trabajadores de Brukman se convirtieron en algo simbólico en la defensa de su trabajo y de la fábrica. Ante una realidad descarnada, surgió entre varios obreros el sueño de un nuevo sistema económico en donde la clase obrera fuera considerada como seres humanos dignos y no una mercancía que se puede desechar cuando consideran que no sirve. Su lucha fue acompañada por sectores de izquierda donde se destacaron los jóvenes.

LOS 50 TRABAJADORES, CON UNA gran mayoría de mujeres, decían estar agradecidos por el apoyo y respaldo que recibieron de la izquierda argentina. No faltaron oportunistas que se arrimaron a la lucha de Brukman pretendiendo reforzar sus organizaciones. Pero las trabajadoras supieron ponerse a la altura de las circunstancias y manejaron su nave consensuadamente y en unidad de clase, dando lugar al nacimiento del Movimiento Cooperativo de Fábricas Recuperadas. Quizás algunos de ellos más vieron el caso de Brukman para reforzar su propia organización en vez de pensare en el destino exitoso del a lucha de los obreros del Brukman. Y a final estos dijeron “Muchas gracias por su respaldo, pero ahora nos toca a nosotros de manejar esta nave” y se afiliaron al Movimiento Cooperativo de Fabricas Recuperadas.

A diferencia de los trabajadores de Grissinopoli y del Astillero Unidad Naval, los trabajadores textiles ganan mínimamente, 600 pesos, o 150 dólares, muy por debajo del salario mínimo.

– Hemos comprobado durante diez años que los trabajadores somos capaces de llevar la cadena del proceso, desde que entra la tela y el terno sale de la fábrica. Nosotros hemos comprobado que podemos llevar la fábrica sin accionistas, dijo Delicia Millahual, cuyo origen es indígena mapuche, nacida en Chile pero desde más de 30 años residente en Argentina.

MIDE CASI DOS METROS y la primera vez que nos conocimos fue en 2006 en la ciudad boliviana de Sucre. Ahí contó sobre las experiencias exitosas de los trabajadores del astillero Río Santiago en su lucha contra la ofensiva privatizadora del presidente Carlos Menem durante la década del ´90.

– Era una lucha de clase pura. De un lado la clase obrera y al otro, los militares golpistas, curas con un pasado oscuro, el capital monopólico y los politiqueros asalariados de las empresas transnacionales. 

Logramos que el astillero más grande de Latinoamérica no fuera privatizado porque lo vimos como un conflicto de clase, no una lucha entre partidos, dice Ángel Cadelli, un ingeniero con más de 40 años de servicio en el astillero Río Santiago.

En la lucha contra la privatización del astillero, Ángel Cadelli fue elegido unitariamente por sus 2700 compañeros de trabajo, a los que habría de representar como vicepresidente de la Junta Directiva de la Gerencia del Astillero con responsabilidad de mantener los contactos con las líneas navieras y estados.

PARA NADIE ES UN SECRETO que tanto el astillero, como el municipio donde esta está ubicado, la ciudad de Ensenada, se han beneficiado enormemente por la integración latinoamericana cuya principal cabeza es el presidente venezolano, Hugo Chávez Frías.

– Venezuela es de un interés central por su potencial económico. Chávez ha colocado dos contratos con la posibilidad de otros dos buques que darán trabajo a más de 1500 compañeros durante ocho años para cada uno de los buques. Es por eso que las relaciones Argentina-Venezuela son de tan vital importancia, subraya Cadelli.

No todos son felices cuando los trabajadores del Astillero Río Santiago entran por el portón en la mañana, sin mayor preocupación por el día siguiente. Las relaciones entre Argentina-Venezuela son boicoteadas activamente por los gringos y los ingleses, agrega Ángel. Por ejemplo, una gran pieza del motor producido en China, que pesaba 135 toneladas y que sería montada en el buque tanque “Eva Perón”, se desplomó de la grúa cuando fue cargada en Houston, estados Unidos. No dudamos en decir que fue un intento de la CIA de sabotear la producción de los contratos con Venezuela. Porque este tipo de sabotaje ocurre frecuentemente con los contratos venezolanos pero nunca con los contratos con otros países.

EN ARGENTINA SE PRODUJO UN MOVIMIENTO interesante como fue el de las fábricas recuperadas por los trabajadores. Esto respondió a un proceso de maduración de la clase obrera que explotó en los momentos más cruciales, cuando el país padeció la durísima crisis causada por la instalación del modelo neoliberal. La masiva importación de productos, la profunda destrucción del aparato productivo nacional produjo el aumento del desempleo y el alza de los índices de pobreza e indigencia. Fue en esos momentos cuando la creatividad dejó a un costado la desesperación, los trabajadores comprendieron que no era momento de echarse a llorar, sino de tratar de recomponer los fragmentos esparcidos por esa tierra tan rica de recursos naturales y humanos.

Los trabajadores y trabajadoras dieron cuenta de su valentía cuando de preservar la fuerza del trabajo se tratara y allí continúan su labor comenzada no sin grandes esfuerzos, estigmatizados, perseguidos, acosados. Hoy esas empresas continúan su tarea en una Argentina donde nuevos aires comenzaron a soplar aunque aún haya mucho camino por transitar.

Los primeros pasos ya están dados y eso es para celebrar, porque cuando los pueblos quieren ser dignos no hay fuerza capaz de detenerlos.

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