viernes, 27 de julio de 2012

Continuar construyendo el socialismo bolivariano del siglo XXI

Continuar construyendo el socialismo bolivariano del siglo XXI

JESSE CHACÓN


En la propuesta Para la gestión Bolivariana socialista 2013-2019, el presidente Hugo Chávez ha colocado como primer objetivo histórico la independencia nacional, pero a renglón seguido, en el objetivo histórico número dos, retoma el proyecto y apuesta socialista para Venezuela como el eje estructurante del ciclo de transición que vive la nación en su conjunto.

Al respecto planteó:

“Continuar construyendo el socialismo bolivariano del siglo XXI, en Venezuela, como alternativa al sistema destructivo y salvaje del capitalismo y con ello asegurar la “mayor suma de seguridad social, mayor suma de estabilidad política y la mayor suma de felicidad” para nuestro pueblo”.



 


Este propósito, viene a ratificar la búsqueda de un modelo de sociedad alternativo al capitalismo, esto queda suficientemente claro cuando describe el trazo que ha seguido la revolución Bolivariana:

“En el año 2004, la Revolución Bolivariana proclamó su carácter antimperialista y en el 2006 se definió como socialista. La prédica de la Revolución ha sido continua: no queremos permanecer en el ámbito del capitalismo, es indispensable que en Venezuela encarne el socialismo como el ancho y abierto camino hacia la suprema felicidad social”.

La apuesta socialista hace parte de una coherente visión y práctica política que entiende el impacto catastrófico del capitalismo para la pervivencia de la humanidad, el socialismo bolivariano ha sabido desenmascarar los diversos rostros del capitalismo, el cual se nos presenta unas veces como modelo liberal de capitalismo y otras como capitalismo con rostro humano, terceras vías o socialdemocracia.


Pero en la mirada Bolivariana, el socialismo no es entendido como la sociedad utópica a alcanzar, como ese cielo que nos espera, donde no habrán conflictos, ni sufrimientos, por el contrario el socialismo es entendido como lucha, como práctica social desde donde se configuran día a día, nuevas relaciones de vínculo, solidaridad y cooperación. El socialismo no está puesto en el futuro, el socialismo es ya, está presente en cada experiencia de desestructuración del capitalismo.

La tarea de construcción de la igualdad social y superación de la exclusión, realizada en los últimos 12 años en Venezuela, hace parte de la gesta del socialismo, no hay un valor más propio del socialismo que la igualdad. El abatimiento de las cifras de analfabetismo, elevación de la matricula escolar y universitaria, de incremento del acceso a los servicios de salud, dan cuenta de ello.

Las tareas de la igualdad y la inclusión sin embargo, han requerido de una fuerza social que las realice, porque no hay socialismo sin acumulación de poder, esta tarea histórica requería y requiere de fuerzas populares constituidas en sujeto, sujeto que emergió en el período de final del siglo XX, en la movilización los levantamientos del caracazo en 1989, las insubordinaciones cívico militares de 1992, la insurgencia electoral de 1998 que lleva a Hugo Chávez a la presidencia y en la insurrección de retoma y preservación del poder en febrero y diciembre de 2002.

Pero el socialismo no se agota en la realización de la igualdad, por el contrario es necesario construir nuevas relaciones productivas capaces de activar formas de economía que le den sostenibilidad a la expansión de los derechos sociales, en el contexto venezolano, este reto ha significado la identificación del rentismo petrolero como un problema a superar, pues el socialismo es la sociedad del trabajo, no la sociedad de la renta.




En este ámbito, el socialismo bolivariano ha tenido uno de sus retos más complejos y polivalentes, pues la productividad, si bien requiere otro modelo diferente al del crecimiento depredador y la productividad burguesa de disminución de salarios y extensión del tiempo de trabajo para aumentar los márgenes financieros de ganancia, es un problema de producción social de la riqueza, no solo de distribución o redistribución, la producción social exige, como la igualdad, un sujeto histórico que la encarne, que le de viabilidad concreta.

Muchas revoluciones han intentado encontrar en la burguesía nacional, este sujeto capaz de apalancar este propósito, dado el poco nivel de desarrollo tecnológico y de los trabajadores en los ámbitos ideológicos y científicos, esto limita el avance socialista en la eliminación de las relaciones de explotación, pero permite la construcción de fases de desarrollo nacional previas al desarrollo de otras formas de propiedad social indirecta o directa.

Sin embargo en el contexto venezolano, el supuesto de una burguesía productiva y nacional no se dio, ni se dará, por el contrario la burguesía ha mostrado mezquina y desnacionalizada. Desde años atrás, los capitalistas habían abandonado cualquier esfuerzo productivo, cualquier vocación de emprendimiento, todo su esfuerzo lo concentraron en la captura de la renta petrolera, la cual no surge del trabajo humano, o el emprendimiento burgués, surge de manera súbita de las condiciones de los mercados internacionales.

La burguesía Venezolana dejó el esfuerzo de invertir desde la década del 70, este esfuerzo de manera tendencial se lo fue dejando al estado, para 1950 la inversión pública era del 31.9 % y la privada del 68.1%, para 1960 esta condición se mantiene, siendo de 27.9% la inversión pública y de 72.1% la privada, esta relación varía para 1980, cuando la inversión pública asciende a 48.6% y la privada decrece, situándose en 51.4%, para 1990 la privada fue de 31.6% y la pública de 68.4%, en el 2000, ya en el inicio del ciclo Bolivariano, si bien la inversión privada se ubica en 46.4%, la pública seguía siendo superior con un 53.6%.

Los Capitalistas Venezolanos optaron por el modelo rentístico, pues todas sus industrias se reducían a empresas que buscaban contratar con la industria petrolera, esto se daba siempre a través de mafias y otorgamientos de contratos por medio de su influencia clientelista en el aparato estatal, ellos usufructuaron la riqueza petrolera mientras en el pueblo crecía la pobreza.

Aun en el 2004, el presidente buscaba afanosamente la existencia de una burguesía nacional capaz de activar el desarrollo productivo independiente:

“ Nosotros, independientemente incluso de que estamos en funciones de gobierno, desde hace tiempo defendemos la tesis de la necesidad de potenciar el sector privado nacional, de impulsar un modelo de acumulación de capital nacional, de potenciar la fuerza productiva nacional y allí está nuestro proyecto, está sentado sobre esa idea, un modelo endógeno de desarrollo, un modelo desde dentro, un modelo que se afinque sobre las raíces, sobre el inmenso potencial que tienen nuestros países para crear un modelo de desarrollo integral que genere, a través de una distribución equitativa del ingreso y de la riqueza, una situación de igualdad, de estabilidad y de desarrollo humano integral.” (El presidente habla con los empresarios. Julio de 2004. Ministerio de Producción y Comercio)

Ya para el 2006 era claro que la burguesía parasitaria no se configuraría como un sujeto histórico fundamental capaz de desestructurar el rentismo, por el contrario los rasgos rentísticos continuaban y se profundizaban en un contexto de recuperación de la renta petrolera, la respuesta burguesa a un modelo de desarrollo nacional fue el golpismo, el robo de créditos de fomento económico, la mayoría financiados por la banca de desarrollo sin una garantía de recobro, el rentismo se consolidaba.

En este contexto llega la campaña presidencial del 2006 y el presidente Hugo Chávez presenta a la sociedad Venezolana el horizonte socialista, el cual no puede tener otro sujeto protagónico que no sean los trabajadores, es aquí donde están el reto que hoy es refundado hacia los próximos 7 años, continuar profundizando la activación productiva y la transformación de la fuerza laboral del sector servicios y comercio, hacia una fuerza laboral manufacturera capaz de asumir la ruptura económica y política del rentismo a la par que teje nuevas formas de gestión y relaciones sociales solidarias y de cooperación.

El programa para la sociedad venezolana en estos próximos años tiene como eje estructurante, continuar construyendo el socialismo, desestructura el capitalismo en sus múltiples lógicas y formas de reproducción, tanto económicas, políticas como culturales, hoy el socialismo venezolano instaura una nueva perspectiva, si el capitalismo es un sistema de dominación múltiple, así mismo, el socialismo es un sistema cotidiano de emancipación múltiple.

El próximo 07 de Octubre los venezolanos escogeremos entre el viejo modelo del capitalismo neoliberal de la exclusión de grandes sectores sociales que hoy deja en el abandono a millones de europeos o la construcción de un nuevo modelo incluyente en construcción que pretende reivindicar el trabajo y que ha logrado grandes realizaciones sociales, llamado socialismo del Siglo XXI.

Jesse Chacón es Director de GISXXI
Fuente: www.gisxxi.org

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