lunes, 20 de agosto de 2012

De Frijolito a la Chayota, crónica de la mala leche

De Frijolito a la Chayota, crónica de la mala leche
Por: Andrés Barazarte


Desde que apareció Hugo Chávez en la palestra política venezolana, la oposición no pega ni una.

Luego del fallido golpe de estado encabezado por el Teniente Coronel del ejército Hugo Rafael Chávez Frías, como suelen llamarle algunos, la oposición no ha encontrado ni la fórmula ni la persona que le haga frente al nieto de Maisanta. La suerte de la oposición ha estado signada por el fracaso.

Todo comenzó por allá en el año de 1997. Se abren las inscripciones para las candidaturas a las presidenciales de diciembre de 1998. Se inscriben: Irene Saenz por Integración y Renovación Nueva Esperanza (IRENE), Luis Alfaro Ucero por Acción Democrática, Henrique Salas Römer por Proyecto Venezuela y Hugo Chávez por el MVR y el Polo Patriótico.

Primero AD y Copei (cual Zamuros) coquetean con Irene Saenz, quien gozaba de mucha simpatía gracias a su doble gestión como alcaldesa del municipio Chacao, pero es trastocada por la nube gris que representan estos dos partidos. Los rapiñas se arriman a Alfaro Ucero, a quien apodaban “el caudillo”, pero no levantaban cabeza frente a la candidatura del hijo de Sabaneta.

A pocos días de los comicios, le sacan la escalera al Caudillo y lo dejan colgado de la brocha, y para colmo, lo expulsan del partido por protestar la decisión del Comité Directivo Nacional (CDN) de AD.

El que gana el testigo del puntofijismo, es Henrique Salas Römer, apodado “Frijolito”, a quien le toca llevarse el tobo de agua fría al perder frente a Hugo Chávez, electo con el 56,20% de los votos.

Inmediatamente el Comandante Presidente, como primer paso de su gobierno, el 25 de abril de 1999 convocó a los venezolanos a un referéndum para llamar a la Asamblea Constituyente, quien presenta una nueva Carta Magna, la cual es aprobada en referendo en diciembre de ese mismo año.

La vieja política se opuso rotundamente a la aprobación de la nueva constitución, pero fueron derrotados, de nuevo la pava adeco-copeyana le cayó al Pacto de Punto Fijo y a su Constitución del 61.

Con la puesta en vigencia de la Constitución y, con ella, la refundación de la República, hubo “borrón y cuenta nueva”.

Hugo Chávez se enfrenta a su segunda contienda electoral por la presidencia de la República, ahora por la V República. El proceso se dividió en dos: el 30 de julio para elegir al Presidente, y otras autoridades y el 1º de octubre, las locales.

Chávez rechaza una sugerencia de la Conferencia Episcopal Venezolana, de nombrar a Francisco Árias Cárdenas como Vicepresidente; a Yoel Acosta Chirinos y a Jesús Urdaneta Hernández en otros dos cargos estratégicos, tras lo cual fueron alentados para que pasaran a adversar al presidente en la contienda de legitimación, bajo el pretexto de que ellos (los tres amigos) también tenían el mismo derecho que su camarada Hugo.

Francisco Árias es escogido, por los adecos y copeyanos, para ser el contendiente de Chávez. Lo que provocó una campaña muy agitada, pero luego el “Cura” Árias (como lo llamaba Chávez) se llevaría la paliza de su vida. Hugo Chávez resulta reelecto con el 59.76% de los votos para el Período 2001- 2007. Es, por tanto, el último Presidente venezolano del siglo XX y el primero del nuevo milenio. El panita Francisco aprendió su lección: Dime con quién andas y te diré quién eres…

Luego la oposición ensaya algo que ellos se negaron a aprobar, el referendo revocatorio, novedosa figura contenida en la Constitución de 1999, propuesta por el mismísimo Chávez.

De nuevo, adecos y copeyanos se lanzan la aventura de recoger firmas y tras un oscuro proceso, el CNE declara que se dieron las condiciones para el referendo. El presidente acepta el reto y lanza la Campaña de Santa Inés. El 15 de agosto de 2004 el 59.10% de la gente decide que NO le revocará el mandato al presidente de la República. Otra vez, los blanquiverdes no tienen suerte y son aplastados.

En 2006, los puntofijistas lanzan a Manuel Rosales, ex gobernador del Zulia, a quien tratan de medir con el Comandante Chávez para las presidenciales de diciembre de ese mismo año. Fue verdaderamente divertido este personaje, pues aunque él insiste en que es docente (cargo que nunca ejerció) es recordado por sus célebres frases, entre las que se cuentan: “No le pidas peras al horno”, “Cantos de ballenas” e “islas rodeadas de agua”.

Hugo Chávez Frías es reelegido con una amplia ventaja, 62,84% frente al 36,90% obtenido por Manuel Rosales, quien reconoció el resultado esa misma noche, lo único serio que recuerdo de su contienda.

Hoy se enfrenta a Henrique Capriles Radonski, un hombre vinculado al golpe de estado de abril de 2002, al asedio a la embajada cubana, a la violación de los DDHH de varios funcionarios del gobierno de Chávez (durante el golpe de abril) al sabotaje petrolero y a las guarimbas, sin contar su pasado junto a organizaciones fascistas como Tradición Familia y Propiedad.

Capriles, también ha resultado un tanto cómico. Durante sus breves intervenciones, además de mentir descaradamente, ha cometido ciertos desatinos como llamar a la Sapoara “Suapara”, confundir Chivacoa con Coquivacoa, decir que los submarinos tiene telescopios, entre otras. Esto le ha valido, a Capriles, el mote de “Majunche”, “fofo” o dicho por uno de sus seguidores “Chayota”. Lo que hace pensar que está bajo los efectos de la “pava adeco-copeyana”

Aunque pareciera un asunto de pava, mala suerte o mala leche, en realidad la respuesta es que este pueblo venezolano aprendió a no dejarse “meter gato por liebre” más nunca. Que para ganarle una presidencial al Comandante Presidente y líder de la revolución bolivariana, debe presentarse un programa que supere con creces la propuesta socialista de Chávez. Tan sencillo como eso.

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