martes, 21 de agosto de 2012

Trincheras de ideas valen más que trincheras de piedras

Trincheras de ideas valen más que trincheras de piedras

Pedro Martínez Pírez

Quienes subestimaron al gobierno de Ecuador en su diferendo con Gran Bretaña en torno a la decisión del país andino de conceder asilo diplomático al periodista australiano Julián Assange sufrieron un mal fin de semana puesto que el sábado los países del ALBA, y el domingo, las naciones que integran la UNASUR, decidieron apoyar al gobierno soberano del presidente Rafael Correa y repudiaron la amenaza del Reino Unido contra la sede diplomática de Ecuador en Londres.

La prepotencia británica, el silencio cómplice del gobierno de Estados Unidos, han podido comprobar que en esta batalla en defensa del derecho de asilo Ecuador no está solo. Le asiste la razón desde el punto de vista del derecho internacional, y los gobiernos de Suecia, Gran Bretaña y Estados Unidos, a los cuales la diplomacia ecuatoriana apeló para que contribuyeran a esclarecer las acusaciones que se formulan contra el fundador de Wikileaks, han quedado sin argumentos y cuestionados por la opinión pública internacional.

Ayer domingo, en la ciudad de Guayaquil, los doce países que integran la UNASUR, manifestaron su solidaridad y respaldaron al gobierno de Ecuador ante la amenaza de violación del local de la misión diplomática ecuatoriana en Londres, y reiteraron el derecho soberano de los Estados de conceder asilo.

Los doce condenaron enérgicamente la amenaza del uso de la fuerza; reiteraron la plena vigencia de los principios consagrados en el Derecho Internacional, así como el respeto a la soberanía y el fiel cumplimiento de los Tratados Internacionales.

UNASUR reafirmó el principio fundamental de la inviolabilidad de los locales de las misiones diplomáticas y oficinas consulares, así como la obligación de los Estados receptores en cuanto a lo establecido en la Convención de Viena de 1961 sobre Relaciones Diplomáticas y la Convención de Viena de 1963 sobre Relaciones Consulares.

En una franca alusión a las amenazas proferidas por funcionarios británicos, la UNASUR reafirmó el principio de Derecho Internacional en virtud del cual no puede invocarse el derecho interno para NO cumplir una obligación de carácter internacional, como consigna el artículo 27 de la Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados de 1969.

Las naciones miembros de la UNASUR, en su declaración de Guayaquil, reiteran la vigencia de las instituciones del asilo y del refugio para proteger los Derechos Humanos de las personas que consideren que su vida o integridad física se encuentra amenazada.

El encuentro de Guayaquil, ciudad portuaria más populosa de Ecuador, constituyó una verdadera lección para el imperio británico, ampliamente repudiado en Nuestra América por su afán de dominación colonial sobre las islas Malvinas, reclamadas por Argentina.

Los cancilleres de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Guayana, Ecuador, Uruguay, Paraguay, Perú, Suriname y Venezuela, exhortaron a Gran Bretaña y Ecuador a continuar el diálogo y la negociación directa en procura de una solución mutuamente aceptable con arreglo al Derecho Internacional.

Y también este domingo el periodista australiano Julián Assange reconoció en Londres la dignidad y valentía del gobierno de la Revolución Ciudadana que preside Rafael Correa, y pidió a Estados Unidos cesar en su cacería de brujas contra Wikileaks y liberar al soldado norteamericano Bradley Manning, acusado de filtrar centenares de miles de documentos del Pentágono y el Departamento de Estado que ponen en evidencia la política imperialista de Washington en el mundo.

El sólido respaldo a Ecuador de las naciones del ALBA y la UNASUR, los contundentes argumentos legales y diplomáticos de la Cancillería ecuatoriana, y el respaldo popular al otorgamiento de asilo a Julián Assange, que se hace evidente en el mundo, colocan a los imperios británico y estadounidense en una situación difícil ante la opinión pública internacional. Se confirma el apotegma martiano de que trincheras de ideas valen más que trincheras de piedra.

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