jueves, 14 de junio de 2012

Religión y economía como campos distintos

 Religión y economía como campos distintos


El profesor Jung Mo Sung es autor de 16 libros. Entre ellos cabe destacar: Beyond the Spirit of Empire. Theology and Politics in a New Key. (2009, con J. Roger y N. Míguez); Reclaming Liberation Theology. Desire, Market and Religion (2007); The Subject: Capitalism and Religion (2011); y Deus em nós: o reinado que acontece no amor solidário aos pobres (2010, con el teólogo de la liberación Hugo Assmann). 

Su aportación “Religión y Economía: interfaces”, abre el volumen de CONCILIUM ya citado y puede ser leído en Internet. Por ello, completamos su visión con otro trabajo del mismo autor, “Nueva forma de legitimación de la economía: desafíos para la ética y la teología”. 

Para Jung Mo Sung, “la relación entre religión y economía es ineludible. Incluso las iglesias o comunidades que niegan dicha relación tienen que pagar los recibos, hacer compras, trabajar o recibir donaciones. Del mismo modo, encontramos en el ámbito económico muchas referencias a la religión o a la teología”. 

El autor presenta en este artículo tres posturas básicas sobre las interfaces (y utiliza este concepto extraído de la teoría de la información) entre religión-teología y economía, dando prioridad al punto de vista teológico: la religión y la economía como campos distintos; la crítica a la economía a partir de valores o doctrinas religiosas; y religión y economía a partir de la reproducción de la vida concreta.

1. Religión y economía como campos distintos

Vivimos tiempos de secularización y laicismos. En este contexto cultural, muchos economistas y sociólogos, así como filósofos de la religión, afirman que con el desencantamiento del mundo (Max Weber, 1921) propio de la modernidad no hay o no debería haber ya una relación significativa entre religión y economía. Cada ámbito constituiría una esfera autónoma e independiente una de otra. 

Desde esta perspectiva “desencantada”, la economía se ocuparía de las cuestiones materiales de la vida humana, mientras que la religión debería dedicarse exclusivamente a las cuestiones espirituales y/o de la salvación del alma”. 

Esta visión de la modernidad que separa de forma radical la religión de la economía halla su eco en laantropología dualista cartesiana (alma x cuerpo) que persiste en la raíz de la teología tradicional cristiana y también en otras religiones. De ahí se deriva la fuerza de esta cuestión. 

Esta separación radical reduce a la religión –en opinión de Jung Mo Sung- y en el caso que nos ocupa a las iglesias cristianas, a un papel muy pequeño en la sociedad, puesto que la gran mayoría de asuntos sociales están relacionados con la economía. La gran excepción aparente sería la sexualidad, donde participan activamente sectores de iglesias que no se implican en cuestiones económicas. 

En el caso de la economía, esta separación da la apariencia de emancipación de las doctrinas religiosas y de la ética, cumpliendo el objetivo de hacer de la economía un ámbito autorregulado, a saber, sujeto únicamente a las reglas de la propia economía, sin intervención o regulación por parte de los sistemas externos como política, ética o religión. Podríamos decir, que para los economistas neoliberales dominantes, con el desencantamiento del mundo, los dioses aparecen ahora en forma de poderes impersonales: las leyes del mercado que continúan exigiendo sacrificios humanos. 

Hay también economistas contemporáneos, como Joseph Stiglitz, premio Nobel, que emplea categorías teológicas para sintetizar mucho de lo que se hace en la economía en la actualidad. Tras mencionar que elFondo Monetario Internacional y el Banco Mundial predicaban un fundamentalismo del mercado, afirma que “los que abogan por las normas que condujeron al desastre estaban tan cegados por su fe en el libre mercado que no vieron los problemas que se estaban creando”.

2. La crítica a la economía desde los valores o doctrinas religiosas

La segunda postura que describe Jung Mo Sung agrupa a todos aquellos que desde posturas religiosas formulan críticas a los modelos económicos. Es oportuno reconocer que varios economistas y sociólogos fueron capaces de percibir aspectos religiosos y teológicos en la economía – tanto en la ciencia económica como en el sistema económico - . 

Pero han sido las personas del ámbito teológico las que han pensado y escrito más sobre la crítica a los sistemas económicos desde el lugar epistemológico de las religiones. Entre ellas están las que critican la economía “desde fuera” del ámbito económico, a partir de valores teológico-éticos. Este grupo puede dividirse en dos subgrupos: 

a) El primer grupo lo constituyen todos aquellos que se sitúan dentro de la Doctrina Social de la Iglesia(DSI), en especial, de la Iglesia católica. La DSI suele tratar asuntos económicos y sociales como el capitalismo, la pobreza y la injusticia social como temas no teológicos, sino únicamente como un campo en el que se aplican las enseñanzas sociales derivadas de la doctrina teológica. Así, -según Jung Mo Sung – “la Iglesia católica trata, desde un lugar ajeno a la economía, un lugar considerado superior, de enseñar a los economistas, gobernantes y agentes de instituciones económicas cómo debe ser la economía según la “revelación” que la Iglesia recibió de Dios”. 

b) Por otra parte, el siguiente subgrupo es el formado por teólogos/as o críticos sociales de inspiración religiosa que hacen de la economía un tema teológico y entienden la economía moderna –consciente o inconscientemente- a partir de una clave propuesta por Max Weber: la modernidad como paso del tiempo religioso que organizaba la “economía de la salvación” a la “salvación por la economía”. Este grupo reconoce que el mundo moderno, sea capitalista-liberal o comunista-marxista, se presenta como portador de salvación, compitiendo con la salvación propuesta por las religiones del mundo premoderno. Por lo general, la crítica a la idolatría del mercado puede convertirse así en una crítica al mercado o a la economía como tal. 

Este tipo de enfoque puede conducir a las personas y a las iglesias a buscar un sistema social exento de problemas, sin límites y contradicciones inherentes a todos los sistemas sociales y económicos. Es como si en la nueva sociedad por construir surgiera la posibilidad de una “economía de la salvación” que nos librase de la economía tal y como la conocemos hoy en día. 

Un sabio jesuita dedicado a las ciencias sociales escribió hace ya 50 años: “el sistema capitalista es injusto porque explota a los débiles; el sistema comunista es injusto porque oprime al pueblo. ¿Cuál es el mejor sistema? la Doctrina Social de la Iglesia”. Una respuesta demasiado simplista para un problema complejo. 

¿Qué tienen en común estos dos subgrupos? Reflexionan sobre los problemas económicos y sociales desde fuera del sistema de producción y distribución. Esto es: del sistema económico, y en nombre de valores religiosos o espirituales aspiran a crear una nueva economía sin tener en cuenta las dinámicas, límites y lógicas inherentes a la economía que conocemos. 

3. Religión y economía a partir de la reproducción de la vida concreta

La tercera tendencia es del segundo grupo: la de los que asumen la relación intrínseca entre teología y economía. Pero, a diferencia del grupo anterior, los seguidores de esta postura parten de la religión o de la teología para criticar el ámbito económico. Pero –y aquí la diferencia – adoptan como punto de partida la noción de producción y reproducción de la vida, que es anterior a la religión y a la economía. 

Los nombres principales que han desarrollado esta postura son Franz Hinkelammert (1931- ), el brasileño Hugo Assmann, el argentino nacionalizado mexicano Enrique Dussel (1934- ), el uruguayo Julio de Santa Ana (1934- ), entre otros. 

El texto siguiente puede ilustrar este concepto: 

REPRODUCCIÓN DE LA VIDA 
7 octubre, 2011 
________________________________________ 
Franz J. Hinkelammert y Henry Mora Jiménez 

Un análisis del determinismo económico, con una relectura de los aportes de Marx, que siguen vigentes para no caer en la confusión de confundir crecimiento económico con emancipación. 

El determinismo económico siempre ha sido una sombra de la economía política, incluso en la tradición crítica iniciada por Marx. Pero creemos que se trata de una suposición (y de una acusación) que hay que evaluar con sumo cuidado, pues no siempre es unívoca, al menos en el caso de Marx. 

Un pasaje que en principio la expresa, a la vez que pretende aclararla, es aquel de una conocida carta de Engels a J. Boch (21-22 de septiembre de 1890): “Según el concepto materialista de la historia el momento determinante de la historia es en última instancia la producción y reproducción de la vida real. Más no hemos sostenido nunca ni Marx ni yo.” 

Así expresada, se trata de una tesis incluso obvia e irrefutable. Cuando la vida real –la vida corporal- no se reproduce, la misma sociedad en todas sus dimensiones deja de reproducirse. Lo mismo vale para cada persona. Sin vida corporal no hay vida en absoluto. 

No se trata, entonces, de una tesis específicamente marxista. De alguna manera todos lo sabemos, aunque quien no vea su vida constantemente amenazada por el hambre, puede pensar que se refiere a situaciones más bien excepcionales o extremas, sobre todo en la “sociedad opulenta”. Además, claramente la tesis no sostiene que la economía sea la «primera instancia», sino, la «última instancia». 

El determinismo sistémico neoclásico y neoliberal precisamente sostiene que la economía es «primera instancia» de la vida, cuando por ejemplo afirma que el dinero es como la sangre de la sociedad y que “… solo hay ciertas cosas que el dinero no puede comprar”. Semejante elevación de lo económico a primera instancia también ocurrió bajo el stalinismo soviético, cuando se erigió al crecimiento económico en el principal objetivo de la vida social e, incluso, de la vida personal. El marxismo ortodoxo descansó, al igual que ayer y hoy lo hace el pensamiento burgués, en un economicismo que eleva lo económico al sitial de «primera instancia». Ambos sustituyen la producción y reproducción de la vida real como condición de cualquier vida, por los criterios cuantitativos y fetichizados del “éxito económico”: la tasa de ganancia y la tasa de crecimiento económico. 

Pero cuando se considera la economía como el ámbito de la producción y reproducción de la vida real (economía para la vida), esta se encuentra necesariamente en el lugar de la instancia que decide en último término. Hagamos lo que hagamos, no lo podemos hacer si no es en el marco determinado por la producción y reproducción de la vida real. Si no respetamos este marco, nos encaminamos al suicidio. Pero es un «marco de actuación», no la misma determinación de la acción. 

De manera que bien interpretada, la tesis de lo económico como «última instancia», más que una sombra de determinismo económico, debemos verla como un «criterio de discernimiento»: gratia suponit naturam. Para un católico, por ejemplo, el pan bendito representa un valor superior al simple pan sin bendecir; pero no se puede sustituir el pan por la bendición del pan: aun cuando se trate, en «primera instancia», de la bendición, no se la puede tener sin tener el pan en cuanto que «última instancia». 

Por eso decíamos arriba que la tesis de la economía como última instancia de la vida humana, entendida la economía como producción y reproducción de la vida real, es irrefutable. Es “marco categorial”, no “hipótesis falsable”, pero no por ello, no científica. 

Además, no se la debe entender bajo el prisma positivista (o estructural positivista), esto es, como un sector (el económico), que determina a los demás sectores y a la sociedad en su conjunto. Es criterio de discernimiento y criterio de racionalidad, tanto desde la racionalidad reproductiva (producción y reproducción de la vida real), como desde la racionalidad instrumental medio-fin (el “éxito económico”, la acumulación, el consumismo). 

Pero también es comprensible que exista una tensión entre la economía como última instancia (producción y reproducción de la vida real) y los economicismos de la maximización de las ganancias o de la tasa de crecimiento. 

En Marx esta tensión se expresa como una contradicción entre las fuerzas productivas y las relaciones sociales de producción: “Al llegar a una determinada fase de desarrollo, las fuerzas productivas materiales de la sociedad chocan con las relaciones de producción existente, o, lo que no es más que la expresión jurídica de esto, con las relaciones de propiedad dentro de las cuales se han desenvuelto hasta allí. De formas de desarrollo de las fuerzas productivas, estas relaciones (de producción) se convierten en trabas suyas. Se abre así una época de revolución social” (Marx, Prólogo a la Contribución a la Crítica de la Economía Política). 

Creemos que esta habitual forma de expresión (dentro del marxismo tradicional), hoy no trasmite el significado que Marx pretendió darle. La ortodoxia marxista (en el marco de la “competencia de sistemas”) la interpretó como el deber de impulsar a toda costa el crecimiento económico (el desarrollo de las fuerzas productivas), desvirtuando toda la concepción original de la «emancipación humana». 

Sin embargo, lo que Marx sí sostuvo explícitamente fue que la sociedad burguesa contiene una lógica inevitable hacia el socavamiento acumulativo de la producción y reproducción de la vida humana y sus condiciones de existencia; de ahí su conclusión de que la superación del capitalismo es una necesidad histórica. Creemos que esta tesis sigue en pie, y seguramente hoy tenemos mayor conciencia de esto que en tiempos de Marx. 

Franz J. Hinkelammert es un destacado filósofo alemán, residente en América Latina desde hace décadas; Henry Mora Jiménez, economista, y ex decano en la Universidad Naciones de Costa Rica. El texto es un aporte de los autores para el blog Izquierda y Desarrollo. 
(Publicado además en el semanario Voces (Montevideo), 6 de octubre 2011.) 


Economía y religiones parecen caminar juntas

Economía y religiones parecen caminar juntas
El filósofo Jung Mo Sung reflexiona sobre las tendencias convergentes entre economía y religión


El mundo se encuentra sumido en una grave crisis económica. Salvo algunos países emergentes, todas las naciones se sienten inseguras. La revista CONCILIUM ha abordado recientemente el tema de Economía y Religión. Para los editores de este volumen, existe un vínculo entre religión y economía. Los teólogos cristianos hablan de “economía de la salvación” y los sociólogos de “economía como salvación”. Pero ¿es esta la forma de economía que hay que salvar? El filósofo de las religiones Jung Mo Sung reflexiona sobre las tendencias futuras de las interacciones entre Religión y Economía en un mundo globalizado. Por Leandro Sequeiros.

El mundo se encuentra sumido en una grave crisis económica. Salvo algunos países emergentes, todas las naciones se sienten inseguras. La revista CONCILIUM (número 343, noviembre de 2011) aborda el tema de Economía y Religión. “La crisis financiera y económica desencadenada en 2008 y las sucesivas crisis en economías que hasta hace poco eran prósperas en Occidente inducen nuevamente a reflexionar sobre el sistema económico hegemónico, el capitalismo, y sus puntos débiles”.

Para los editores de este volumen (Luiz Carlos Susin y Erik Borgman) existe un vínculo entre religión y economía. Los teólogos cristianos hablan de “economía de la salvación” (Eusebio de Cesarea) y los sociólogos de “economía como salvación” (Max Weber). Pero ¿es esta la forma de economía que hay que salvar? El filósofo de las religiones Jung Mo Sung reflexiona sobre las tendencias futuras de las interacciones entre Religión y Economía en un mundo globalizado.

Vivimos tiempos de penumbras e incertidumbre sobre el futuro. No sabemos las tendencias de las religiones para el siglo XXI. A la contradicción del sistema que genera nuevos pobres, nueva desigualdad social, y pone en riesgo la ecología global, se le suma ahora una profunda crisis interna de confianza.

Para los editores de este volumen de la revista CONCILUM, la llamada “crisis de confianza” recuerda la existencia de dosis de fe en el funcionamiento de la economía mundial. Una fe laica, por supuesto, más vinculada con la credibilidad del sistema global que con la religión como fenómeno social.

Pero existe asimismo un vínculo entre economía y soteriología. Y más aún cuando nos referimos a la teología cristiana fundamentada en el Salvador Jesús. Las crisis sucesivas de los mercados y las tentativas de los Estados de socorrer y “rescatar” a bancos, estados (Grecia, Irlanda, Portugal..) e inversiones privadas apuntarían ahora a esa necesidad vital de "salvación de la economía" (en expresión de Patrick Viveret). Nos encontramos ante un problema ético, cultural, económico, político y religioso.

Pero nos podemos preguntar: ¿es el mercado libre la forma de economía que hay que salvar? Salvar ¿de qué? ¿Quién se beneficia? ¿Es justo salvar a los que han hundido el barco? ¿Quién será el agente de salvación, el “mesías”, de la economía? Como leemos en el artículo editorial que comentamos: “El neoliberalismo, con la tesis del “mínimo Estado” buscó disminuir la intervención del Estado en las economías; y ahora es el Estado el llamado a salvar a los agentes de la economía liberal con dinero público, o sea, a costa de los ciudadanos”.

Pero la relación entre economía y religión no es una característica “occidental”. Al contrario. La racionalidad moderna quiso separar estos espacios tan unificados o simbióticos en culturas premodernas. Sin embargo, incluso en Occidente, la economía y la religión -en este caso el cristianismo- mantienen muchas interfaces e interpenetraciones de dogma y mística.

Teología de la economía 

La Iglesia católica, en su magisterio, se ha manifestado cada vez más en el ámbito de la economía, y esta constituye una parte importante de la Doctrina Social de la iglesia.

Pero para los editores de este número de CONCILIUM, se plantea una cuestión metodológica: tratar la economía únicamente en el ámbito de la enseñanza moral, y sobre todo desde fuera del sistema, puede dar la impresión de ser idealista y hasta arrogante e hipócrita.

Tanto la práctica como el propio enfoque teórico han revelado dicha ineficacia. Comprender la economía desde categorías soteriológicas (el negocio de la salvación), mesiánicas, pneumatológicas y teológicas ha arrojado nueva luz sobre la conexión entre economía y religión.

Y viceversa: “Las categorías y normas de la economía que se observan en la religión y que con frecuencia preceden en la religión a lo que después se torna eficaz en la economía, aunque de forma secularizada, también han tenido impacto recientemente en la comprensión de la religión”.

Por último, el mimetismo y la simbiosis, incluso en sociedades más secularizadas, puede estar en el origen de la falta de confianza tanto en la economía como en la religión, y, de forma más específica, en la crisis de confianza sobre la eficacia de ambas.

Por eso, este número de CONCILIUM está dedicado a dichas interfaces e interconexiones entre economía y religión. Y esta aproximación no se hace solo desde el punto de vista de las exigencias éticas que las religiones –y en particular el cristianismo – pueden o deben dictar a la economía, sino de sus implicaciones teológicas.

Esta cuestión se nos antoja importante para el cristianismo en la medida en que es una religión de encarnación que integra la economía desde “el pan nuestro de cada día”, con el pan de la justicia y el pan eucarístico, hasta la mesa del Reino de Dios. 

Interacciones entre Religión y Economía según Jung Mo Sung 


Tal vez, uno de los autores más creativos en la reflexión crítica sobre las interacciones entre Religión y Economía es Jung Mo Sung. Su misma biografía es ya provocadora. Nacido en Corea, laico y bautizado católico, vive en Brasil desde 1966. Es Doctor en Ciencias de la Religión, con postdoctorado en Educación. Actualmente es profesor en el Programa de Posgrado en Ciencias de la Religión de la Universidad Metodista de Sâo Paulo, en Brasil.

La doble moral

La doble moral


Penosamente en este tiempo se tiene los mayores índices de conductas direccionadas a ideales de meras apariencias, ilusiones que se proyectan para generar una impresión positiva sobre almas propias. Una sociedad mentirosa que profesa externamente valores que en su interioridad no existen.

El relativismo moral es contemporáneamente un “valor”, pues se demuestra una apertura mental y no discriminatoria por quienes se benefician que a nadie le moleste que lo anormal, inmoral e incorrecto se deslice como si nada.

El tino hoy en día es conforme a lo que a uno le cante. A modo de recordatorio, la ética permite a cada uno la definición de lo que es correcto o no, mientras que la moral otorga a las personas pertinentes, el derecho de definir estos conceptos.

El relativismo moral hace que los individuos se rijan únicamente por su propio esquema ético, es decir, conforme hacia donde sople el viento, convengan o no genere ocupación.

El parecer, fingir, antes que realmente ser, es la regla seguida por actores políticos de la zona y no muy ajeno a lo que vive la propia comunidad en general.

Esta modalidad de doble moral, la profesan más que perfectamente muchos políticos y autoridades, que en discursos y mensajes involucran a Dios, a la honestidad, al bienestar general y a la familia, mientras sus vidas se contraponen totalmente a sus expresiones. Señuelos para idiotas útiles.

Sin dudas, lo más visible siempre se da sobre quienes son dirigentes, pues la exposición de los mismos a la opinión pública es constante. No obstante, la conducta de la generalidad tiene el mismo acento.

El aparentar honestidad y hacer alarde de este valor queda muy desdibujado cuando lo sostenemos en base a un trabajo al margen de la ley, como ser el contrabando o amañando licitaciones, recibiendo dádivas, evadiendo impuestos, y cubriendo estos hechos con un manto de legalidad.

En los mismos trabajos, miles de personas prefieren utilizar el “arte” del engaño, para vender algún producto o para obtener beneficios económicos, sin medir, o mejor, inculcando a sus conciencias que no se ha hecho nada de malo, pues “no se robó”.

Pero los medios de comunicación no estamos exentos de la hipocresía y el relativismo, por lo que la evaluación objetiva apunta a una epidemia. Tergiversar una información ha pasado a ser moneda corriente.

“Impolutos” periodistas, no tienen el más mínimo rubor de orientar la noticia, falseando datos o hechos, mediante el pago de miserables sumas de dinero que son capaces de comprar conciencias, pero siempre sosteniendo su trabajo en la más clara apariencia de objetividad y honestidad.

Lamentablemente el deber ser solo sigue figurando en ideales, prevaleciendo un ser cobarde e hipócrita, que quizás no vea que el fingir solo los orienta a una doble vida que al final los delatará de la peor manera posible.

Hasta en los hogares ocurre esa lucha diaria de lo correcto ante lo incorrecto, pero como esta pelea es ardua, es mucho mejor para la mayoría hacer creer que se hace lo bueno.

Padres de familias que descuidan a sus hijos en la educación, maestros que llevan vidas desordenadas y no se dedican ni a instruir, sacerdotes que solo en homilías cumplen con sus votos, son nada más ejemplos de la realidad.

Una sociedad que sobresale por apariencias, es una comunidad vacía, mentirosa y que padece males absurdos, por manos propias.

El ejemplo es la menor manera de pregonar, por lo que si se tiene la patética relatividad, es porque los “instructores” son eficientes. Si sumamos en lo correcto, en lo moral y las buenas costumbres no como mera expresión se despegará hacia una sociedad viva en valores y que por ende traerá menos caos.

Lo correcto cuesta más, pero es la guía para conservar a la misma raza humana. La autodestrucción de lo moral es la puerta para la eliminación de la sociedad originalmente concebida.

Un estudio analiza la moral en el contexto de la crisis económica

Un estudio analiza la moral en el contexto de la crisis económica
Modelos éticos mínimos y presión ambiental podrían explicar los actos ilícitos de banqueros, inversores y prestamistas, afirman los autores de la investigación

En la actual situación económica, en la que las acciones de unos pocos han dado al traste con las vidas de muchos, cobra una especial relevancia el análisis del origen del comportamiento moral individual y de sus variaciones. En este contexto, un equipo de sociólogos de la Universidad de California se preguntó qué es lo que hace que algunas personas se comporten moralmente y otras no, en situaciones concretas. Los resultados de un estudio realizado con 350 estudiantes universitarios revelaron que, en el comportamiento moral humano, los valores personales resultan clave. Pero también resulta esencial la respuesta de los demás hacia los comportamientos ilícitos, porque puede potenciarlos. Por Marta Lorenzo.

En la actual situación económica, en la que las acciones de unos pocos han dado al traste con las vidas de muchos, cobra una especial relevancia el análisis del origen del comportamiento moral individual y de sus variaciones.

En este contexto, un equipo de sociólogos de la Universidad de California Riverside (UC Riverside) y de la California State University Northridge se preguntaron qué es lo que hace que algunas personas se comporten moralmente y otras no, en situaciones específicas.

Para tratar de responder a esta pregunta, los investigadores realizaron un estudio cuyos resultados les permitieron desarrollar una teoría sobre la moral personal que, según ellos, podría explicar las faltas éticas cometidas por individuos del sector bancario, del de inversión y del de préstamos hipotecarios, que tantos efectos negativos han tenido para muchos estadounidenses y ciudadanos occidentales.

Confluencia de factores personales y sociales 

Según publica la UCRiverside en un comunicado, durante décadas, los sociólogos han planteado que elcomportamiento moral es el resultado de expectativas culturales sobre cómo actuar en situaciones específicas. Pero parece que la cosa no es tan sencilla.

En su estudio, que ha aparecido publicado bajo el título “Una teoría del yo para la sociología de la moralidad” en el número de febrero de la revista American Sociological Review, Jan E. Stets, de la UC Riverside, y Michael J. Carter, de la CSU Northridge han constatado que la manera en que los individuos se ven a sí mismos en términos morales también es una importante fuente de motivación para el comportamiento humano moral.

Los banqueros, los corredores de bolsa y los prestamistas de hipotecas que causaron la recesión en Estados Unidos fueron capaces de actuar como lo hicieron, sin sentirse culpables ni avergonzados, porque su estándar de identidad moral ya estaba situado en un nivel bajo, explica Sets.

A esta situación habría que añadir el factor social: el hecho de que dicho estándar resultara incuestionado por otros colegas, añade la investigadora.

Según ella: “En la medida en que otros, en una situación determinada, verifican o confirman el conjunto de significados que un individuo ha identificado como modelo (de moralidad), y a medida que este modelo se expresa en el comportamiento personal, más se implicará ese individuo en ese tipo de comportamientos”.

En definitiva, sería la confluencia de factores lo que propiciaría un comportamiento moral determinado: “El estándar de identidad de cada individuo es lo que guía su comportamiento. Posteriormente, la persona ve las reacciones de otros sobre sus propios actos. Si los demás tienen una identidad moral baja y no desafían el comportamiento ilícito, entonces ese individuo seguirá haciendo lo que está haciendo. Así es como pueden emerger las prácticas inmorales”, concluye Stets.



Características de la investigación

Para la elaboración de su estudio, los sociólogos analizaron a un grupo de más de 350 estudiantes universitarios. 

Más concretamente, los investigadores midieron la identidad moral de los participantes y los evaluaron en situaciones específicas con algún componente moral. Asimismo, en el contexto de estas situaciones, fueron determinadas sus emociones morales, como la vergüenza o la culpa. 

Por un lado, a los estudiantes se les preguntó qué harían en situaciones concretas, en las que podían elegir entre hacer una cosa buena o una mala. Por ejemplo, copiar (o no) las respuestas de otro estudiante en un examen, dejar o no dejar que un amigo condujera borracho a casa, devolver o no un objeto perdido; o devolver o no devolver dinero a un cajero. 

Por otro lado, también se les pidió que evaluaran cada uno de estos escenarios en términos morales, y se les preguntó cómo pensaban ellos que debía sentirse una persona después de cometer un comportamiento apropiado o inapropiado en cada caso. 

Con respecto a sí mismos, los estudiantes tuvieron que definirse dentro de un continuo de características contradictorias: honesto/deshonesto; cuidadoso/indiferente; cruel/amable; injusto/justo; útil/inútil; tacaño/generoso; compasivo/frío; mentiroso/sincero; no trabajador/trabajador; simpático/antipático; egoísta/desinteresado o con principios/sin p0rincipios. 

Cuanto más se autodefinieron los participantes como honestos, cuidadosos, amables, justos, compasivos, generosos, sinceros, trabajadores, simpáticos, desinteresados y con principios, los investigadores consideraron que mayor era su identidad moral. 


Resultados obtenidos

La revisión de toda la información recopilada reveló que cualquiera que fuera la situación de los estudiantes dentro de ese continuo de características morales, todos actuaron (en las situaciones propuestas) con la intención u objetivo de verificar su propio estándar moral, afirman los investigadores. 


Según Stets y Carter: “Descubrimos que los individuos con una alta identidad moral eran más propensos a comportarse moralmente, mientras que aquéllos con una identidad moral baja eran menos propensos al comportamiento moral”.


Por otra parte, aquellos participantes que recibieron respuestas de los demás que no respaldaban su propio modelo de identidad moral fueron más propensos a sentir vergüenza y culpa, en comparación con aquellas personas cuya identidad moral fue verificada por el resto, añaden los investigadores.

Por tanto, aunque el objetivo de cada individuo es vivir según su propio criterio moral, cuando el comportamiento moral individual, que se desprende del modelo de identidad moral personal, no se corresponde con al respuesta de otros, la persona se siente mal. 



Consecuencias sociales

Este malestar podría resultar positivo. Según los autores del estudio, los resultados obtenidos sugieren que, gracias a él, la exposición a contextos sociales particulares y a otros individuos podría aprovecharse para dar lugar a una identidad moral más elevada.

Por ejemplo, la implicación de los padres en la vida de sus hijos podría hacer que éstos fueran más propensos a reconocer los valores morales; en las escuelas se podría sensibilizar a los alumnos hacia un sentido moral promoviendo una atmósfera que propicie la justicia, la virtud y el voluntariado.

Por su parte, las tradiciones religiosas que promuevan la reflexión en temas morales y el trabajo caritativo también pueden ayudar a los individuos a reconocer el sentido moral.

Los investigadores insisten en que el estudio de la moral individual resulta oportuno hoy día, dadas las prácticas irregulares de banqueros, corredores de bolsas y prestamistas, cuyo comportamiento ha afectado a tanta gente.

“El coste de sus prácticas irresponsables ha dañado las vidas de muchas víctimas inocentes, provocando la pérdida de muchos ahorros, hogares y puestos de trabajos. El hecho de que unos pocos puedan dañar a tantas personas ha de llevar a la conciencia pública los temas del bien y el mal, de lo correcto y de lo incorrecto y de lo justo y de lo injusto”, afirman Stats y Carter, y concluyen que para comprender el comportamiento ilícito es preciso estudiar la dimensión moral del yo, y lo que hace que algunas personas sean más deshonestas que otras.

Miles de personas apoyan candidatura de Chávez a las presidenciales venezolanas


Miles de personas apoyan candidatura de Chávez a las presidenciales venezolanas...VER VIDEO

Este lunes miles de personas desbordaron Caracas en un acto de apoyo a la candidatura de Hugo Chávez a las elecciones presidenciales del próximo 7 de octubre. 


El presidente venezolano manifestó ante miles de personas y tras inscribir su candidatura, que la Revolución Bolivariana seguirá invicta.

“Somos un pueblo invicto y estoy seguro de que seguiremos invictos; porque el 7 de octubre vamos a tener una gran victoria popular, una victoria socialista y revolucionaria”.

Asimismo, el Jefe de Estado pidió al pueblo venezolano no caer en triunfalismos y trabajar por la victoria.

“No hay que caer en triunfalismos (…) hay que labrar esa victoria”, expresó Chávez.

“Insisto, no caigamos en triunfalismos, hay que labrar la victoria hasta que se haga el último out, y para eso son imprescindibles muchas cosas, pero una de ellas es la unidad de todo el pueblo, la verdadera unidad de los partidos revolucionarios, del Gran Polo Patriótico (coalición de fuerzas con vocación revolucionaria), unidad orgánica, verdadera”.

Chávez ganó las elecciones presidenciales por primera vez en 1998. Luego, tras aprobarse la Constitución, fue ratificado en el año 2000. Posteriormente, salió triunfante en el referendo revocatorio que la oposición solicitó en 2004. En 2006, volvió a ganar frente al conservador Manuel Rosales.

A propósito de la opción que los venezolanos tienen para reelegir sin límite de veces al Presidente, gobernadores, alcaldes y otros cargos de elección popular, Chávez recordó que la posibilidad de seguir como líder del proyecto socialista deriva también de otra victoria electoral, la de 2009.

“Esa victoria permitió que podamos los gobernantes postularnos para varias reelecciones, sin límites, en cuanto a la cantidad de reelecciones. Recuerdo que esa noche (en 2009), en el balcón del pueblo, salí y les dije a ustedes, citando una frase bíblica: Me consumiré gustosamente al servicio del pueblo, y sobre todo del pueblo sufriente, del más necesitado, el más sufrido, que ha estado esperando durante tanto tiempo dignidad, vida, justicia socialista. Pasaron estos años y gracias a la decisión que ustedes tomaron aquel día, estoy aquí, hoy, inscribiendo la candidatura para el próximo ciclo”.

Profundización de la Revolución

Por otra parte, Chávez sostuvo que cada agresión del imperialismo y la burguesía contra el pueblo será respondida con mayor profundización de la Revolución socialista.

Además, recordó al majunchismo que si se les ocurriera volver por los caminos de la violencia de la desestabilización y del desconocimiento a la Constitución Bolivariana sería peor para ellos.

“Por eso siempre estoy recordando a quienes en las filas opositoras se aprovechan de la coyuntura electoral para tratar de desestabilizar al país y generar violencia, para luego pedir una intervención, mejor les recomiendo que ni lo intenten porque se arrepentirían para siempre”, indicó

Venezuela: La Misión 7 de octubre, a paso firme

Venezuela: La Misión 7 de octubre, a paso firme
El centro de Caracas se desbordó: un mar de pueblo acompañó este lunes a Hugo Chávez a inscribir su postulación formal ante el Consejo Nacional Electoral para las elecciones del 7 de octubre.

Contra los presagios malintencionados y las profecías necrófilas, contra los conjuros miserables diseminados por las transnacionales de la información que descartaban su postulación y hasta vaticinaban su pronta muerte, el hombre volvió a resurgir y a ocupar el centro de la escena política.

Chávez cantó y habló durante casi cuatro horas ante cientos de miles de personas que inundaron las calles céntricas de Caracas desde temprano en la mañana. Así despejó incertidumbres y formalizó su inscripción como candidato a la relección para el período 2013-2019.

También presentó ante el organismo electoral el programa de gobierno para el próximo sexenio. Y pidió a la multitud: “Este programa que presentamos es apenas una propuesta, ahora será distribuido de manera masiva para ser sometido a su discusión y aprobación popular. Desde hoy y hasta fin de año vamos todos y todas a debatir esta propuesta para que el 10 de enero, cuando vaya a juramentar nuevamente como presidente, podamos presentar el Segundo Plan Socialista de la Nación 2013-2019”.

A lo largo de su discurso, fue detallando los cinco objetivos históricos que contempla la propuesta: 1) defender, expandir y consolidar la independencia; 2) continuar la construcción del socialismo bolivariano; 3) superar la economía rentística y colocar a Venezuela como “país potencia”; 4) aportar en la construcción de un mundo multipolar; 5) dar la lucha por la salvación de la vida en el planeta.

La tremenda demostración de fuerzas del chavismo sirvió además para volver a poner en contraste los dos proyectos de país en disputa que tiene a la sociedad venezolana explícitamente polarizada desde hace 13 años.

Es que un día antes, la derecha también había acompañado a su candidato, Henrique Capriles Radonski, a anotar su postulación. En una nutrida convocatoria, varios miles de personas marcharon desde el este de Caracas -en su mayoría provenientes de los sectores medios y altos-, a dar su apoyo a la docena de partidos políticos conservadores que forman parte de la denominada Mesa de la Unidad Democrática (MUD).

Lo más resaltante de la jornada fue el pobrísimo discurso de Capriles. En tan sólo 19 minutos, volvió a ratificar su poca capacidad de oratoria, llena de frases vacías y lugares comunes, sin contenido político ni propuestas concretas.

A poco menos de cuatro meses, casi todas las encuestas coinciden en otorgarle entre 20 y 30 puntos de ventaja al actual presidente.

Estos dos proyectos antagónicos estuvieron presentes a lo largo de las casi cuatro horas que duró el discurso de Chávez, que sobre el final de la noche preguntó: “¿Alguien cree que el sueño de Bolívar de darle a nuestro pueblo la mayor suma de felicidad posible es viable en el capitalismo? En el capitalismo, lo que se produce es la mayor suma de infelicidad para la mayoría. Tenemos que trascender el salvaje y depredador sistema capitalista que todavía impera en nuestro país y seguir avanzando en uno de nuestros objetivos históricos: la construcción del socialismo bolivariano”.

Gerardo Szalkowicz

Chávez: “Pobre de aquellos países que dependen del Banco Mundial y del FMI”

Chávez: “Pobre de aquellos países que dependen del Banco Mundial y del FMI”
El jefe de estado aseguro que el Banco Mundial (BM) se ha convertido en “un signo de la crisis” económica global y “ del desastre del capitalismo”, al referirse a las declaraciones del presidente de esa instancia, Robert Zoellick, quien señaló que los días del gobierno venezolano estaban contados.


El presidente venezolano, Hugo Chávez, recibió el sábado, en Miraflores, sede del Ejecutivo nacional, a una delegación rusa presidida por el ministro de Industria del país euroasiático, Denis Manturov.

En esta oportunidad, Chávez respondió a las declaraciones del presidente del Banco Mundial y señaló “pobre de aquellos países que dependen del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional … a palabras necias oídos sordos”.

El jefe de estado aseguro que el Banco Mundial (BM) se ha convertido en “un signo de la crisis” económica global y “ del desastre del capitalismo”, al referirse a las declaraciones del presidente de esa instancia, Robert Zoellick, quien señaló que los días del gobierno venezolano estaban contados, explicando que el que tiene los días contados es el capitalismo mundial”.

Igualmente el Mandatario venezolano, quien recientemente culminó su tratamiento de radioterapia, informó que hace pocas horas se realizó un chequeo médico completo “y todo salió bien, yo me siento muy bien”.

El jefe de Estado explicó que ya cumplió un mes de la última radioterapia a que fue sometido y decidió adelantar las pruebas aunque todavía no le correspondían y precisó que se realizó una tomografía axial computarizada y una resonancia magnética, entre otros exámenes.

Más temprano, la delegación de visita en Venezuela acompañó al vicepresidente Elías Jaua en la inspección del complejo habitacional Fuerte Tiuna, en Caracas, cuyo desarrollo deriva de los acuerdos ruso-venezolanos en materia de construcción y a la vez se inserta dentro de la Misión Vivienda Venezuela.

Este gran urbanismo, de seis mil apartamentos, llama la atención en la entrada (desde occidente) de la capital venezolana, debido a su extensión, a las banderas de Rusia y Venezuela que cuelgan de cada edificio en construcción y a su ubicación, en tanto se encuentra en terrenos cedidos por la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, dentro de las instalaciones militares más grandes del país (Fuerte Tiuna).

La Radio del Sur