viernes, 5 de octubre de 2012

A Washington no le gustan las elecciones democráticas en Venezuela

A Washington no le gustan las elecciones democráticas en Venezuela


Mark Weisbrot director CEPR con sede en Washington

El 30 de mayo, Dan Rather, uno de los periodistas más conocidos en EE.UU anunció que el presidente de Venezuela Hugo Chávez moriría “en un par de meses por mucho.” Cuatro meses después, Chávez no sólo está vivo y haciendo una campaña electoral pero también se espera que ganará re-elección el domingo. Así es el estado de mala representación de Venezuela – es probablemente el país del que más se miente en el mundo – que un periodista puede decir casi cualquier cosa sobre Chávez o su gobierno y no es probable que sea desafiado, con tal de que sea algo negativo. Aún peor, Rather se refirió a Chávez como “el dictador” – un término que pocos científicos políticos, si es que alguien, aprobarían.

Esto es lo que el expresidente estadounidense Jimmy Carter dijo sobre la “dictadura” de Venezuela hace unas semanas: “De hecho, de las 92 elecciones que hemos monitoreado, yo diría que el proceso de elecciones en Venezuela es el mejor del mundo.”

Carter ganó un premio Nobel por su trabajo a través del Centro Carter que monitoriza elecciones, y el cual ha observado y certificado las elecciones de Venezuela en el pasado. Pero como Washington ha buscado por más de una década ilegitimar el gobierno de Venezuela, su punto de vista es raramente reportado. Sus últimos comentarios no fueron reportados en casi todos los medios de EE.UU.

En Venezuela, los votantes tocan la pantalla de un computador para votar y después reciben un recibo, el cual verifican y depositan en la urna. La mayoría de las papeletas son comparadas con la cuenta electrónica. Éste sistema hace que el fraude sea casi imposible: para robarse el voto se requeriría piratear el computador y después llenar las urnas con papeletas que correspondan al voto fraudulento.

A diferencia de EE.UU., en donde no se tiene idea de quién gana en unas elecciones cerradas (como Bush v Gore, 2000), los venezolanos pueden estar seguros de que sus votos cuentan. Y también a diferencia de EE.UU., en donde hasta 90 millones de votantes aptos no votarán en noviembre, el gobierno en Venezuela ha hecho todo lo posible para incrementar la registración de votantes (ahora con un récord de 97 por ciento) y la participación.

Aún así la clase dirigente de las relaciones extranjeras de EE.UU (la cual incluye a la mayoría de medios en América y del oeste) bullen con desprecio al proceso democrático de Venezuela. En un informe preparado al mismo tiempo que las elecciones, el supuesto “Comité de Protección a Periodistas” dijo que el gobierno controla el “imperio de los medios,” olvidándose de informar a sus lectores que los medios de televisión del Estado de Venezuela sólo tienen de 5-8 por ciento de la audiencia de televisión del país. Por supuesto, Chávez puede interrumpir la programación normal con sus discursos (debido a una ley impuesta desde antes de su gobierno), y regularmente lo hace. Pero la oposición aun así tiene la mayoría de los medios, incluyendo radio y prensa – sin mencionar la mayoría de la riqueza e ingresos del país.

La oposición probablemente pierda estas elecciones no porque el gobierno tenga ventajas de incumbencia – las cuales son usadas en abundancia a través del hemisferio, hasta en EE.UU. Si pierden será porque para la mayoría de venezolanos los niveles de vida han mejorado dramáticamente durante el gobierno de Chávez. Desde el 2004, cuando el gobierno tomó control sobre la industria petrolera y la economía se había recuperado del devastador, intento extralegal de derrocarlo (incluyendo el golpe militar respaldado por EE.UU. en 2002 y el paro petrolero de 2002-2003), la pobreza se redujo por la mitad y la pobreza extrema por un 70 por ciento. Y estos índices solamente incluyen los ingresos en efectivo. Millones de personas tienen acceso a servicios médicos por primera vez, y matriculaciones universitarias se han duplicado, siendo gratis para muchos estudiantes. La desigualdad también se redujo considerablemente. Por el contrario, las dos décadas anteriores a Chávez fueron unos de los peores fracasos económicos en América Latina, con el ingreso real por persona en efecto cayendo por 14 por ciento entre 1980-1998.

En Washington, la democracia tiene una definición simple: ¿Está el gobierno haciendo lo que el Departamento de Estado quiere que haga? Y aquí por supuesto, la idea de que un político cumpla lo que le prometió a sus votantes también es un concepto desconocido. Así que Venezuela no es el único que regularmente es atacado por la clase dirigente de Washington: todos los gobiernos de la izquierda y recién independientes de Sudamérica, incluyendo a Argentina, Ecuador, y Bolivia están en el punto de mira (aunque Brasil es considerado demasiado grande para recibir el mismo tratamiento los de la derecha aún lo hacen). Pero el Departamento de Estado intenta mantener sus ojos fijados en el premio: Venezuela está encima de 500 billones de barriles de petróleo, y no respeta la política exterior de Washington. Ésta es la razón por la cual es el enemigo público número uno, y recibe la peor cobertura en los medios.

Pero Venezuela es parte de la “Primavera de América Latina” que ha producido el grupo de gobiernos más democráticos, progresivos, e independientes que la región ha tenido en su historia. Trabajan juntos, y Venezuela tiene el apoyo sólido de sus vecinos. Éste fue Lula da Silva el mes pasado: “Una victoria para Chávez (en las elecciones que vienen) no es sólo una victoria para la gente de Venezuela pero también una victoria para toda la gente de América Latina…ésta victoria le dará otro golpe al imperialismo.” El apoyo de Sudamérica es la mejor garantía en contra de intentos continuos de Washington – que sigue gastando millones de dólares [PDF] dentro del país además de fondos desconocidos y encubiertos – que socavan, deslegitimizan, y desestabilizan la democracia en Venezuela.

Centro Carter considera blindado Sistema Electoral venezolano

Centro Carter considera blindado Sistema Electoral venezolano


Centro Carter

El software de las maquinas de votación garantiza el secreto del voto, así lo señala un informe de expertos del Centro Carter que estudia el actual proceso electoral venezolano al tiempo que descartaron que pueda haber fraude.

El informe considera infundados los temores de que pueda violarse el secreto del voto.

Las elecciones presidenciales venezolanas del domingo tienen como novedad este año la introducción de un sistema totalmente electrónico y computarizado, mediante el cual la identidad de los votantes será comprobada gracias a sus huellas dactilares.

“El software de las maquinas de votación garantiza el secreto del voto“, señala el informe de los expertos.

“Este indica a las máquinas mezclar tanto el orden de los votos como el orden de la identificación de los votantes y mantener dichos expedientes mezclados en dos archivos separados”, destacó el texto.

Los propios técnicos del movimiento del candidato opositor, Henrique Capriles, han mostrado su conformidad con este nuevo método, destacó el texto.

El padrón electoral incluye al 97% de los electores y “nadie ha reportado ningún sesgo en las deficiencias del sistema”, explicó el texto, que cita dos estudios independientes que han confirmado hasta la fecha que los cambios demográficos y de censo han sido tenidos en cuenta.

Los autores del informe, que están en Venezuela monitoreando la calidad y el equilibrio político de la campaña, destacan que el panorama de los medios de comunicación ha cambiado profundamente en el país caribeño, con una gran presencia ahora de la propaganda electoral gubernamental.

Los expertos advierten por otro lado que el financiamiento de la campaña es muy opaco, puesto que no hay límites legales para ninguno de los candidatos.

El Centro Carter no monitoreará el día de los comicios, pero enviará una misión integrada por cinco expertos que luego harán entrevistas y recopilarán las observaciones de otras organizaciones, para un informe post-electoral.

Misión Vivienda es referencia para América Latina y el Caribe

Misión Vivienda es referencia para América Latina y el Caribe


El impulso y avance que ha tenido la Gran Misión Vivienda Venezuela ha sido una experiencia y referencia para los países de América Latina y el Caribe gracias al esfuerzo del Presidente Hugo Chávez, informó este viernes el Ministro de Estado para la Transformación Revolucionaria de la Gran Caracas, Francisco Sesto.

“No podemos decir que la Revolución no es capaz de solucionar un problema tan serio como lo es la vivienda. El mismo ha sido abordado en un corto tiempo por la capacidad y valentía del Estado”, expresó.

Durante el espacio La Vida en Construcción transmitido por elCanal Informativo del Sistema Radio Nacional de Venezuela, dijo que para abarcar esa iniciativa social se realizaron tres oleadas de registro a todas las familias del país.

Detalló que este ciclo de registro superó las más de 3 millones 700 mil familias venezolanas que tenían problemas con las unidades habitacionales y requerían recursos para recuperar o, adquirir una casa. 

“En viviendas nuevas las cifras de construcción se concentran en alrededor de 3 millones”, de allí que el Presidente Chávez muestra un espíritu de resolver el problema con todas las fuerzas.

viviendas dignas

En Revolución se siguen sumando los esfuerzos para erradicar el déficit y los obstáculos que impiden a muchos venezolanos y venezolanas obtener una casa digna, por ello, la Gran Misión Vivienda Venezuela ha construido 250 mil unidades habitacionales desde el año 2011 hasta la fecha. 

Gracias al convenio sostenido entre el Gobierno Bolivariano liderado por el Presidente Hugo Chávez y la empresa Citic Group de la República Popular de China, se están edificando para el día de hoy 44 mil 300 viviendas, ubicadas en Ciudad Tavacare, en Barinas; Arsenal, estado Aragua; Marisapa, estado Miranda y en la Victoria en La Mora, estado Aragua.



¿Cómo votar el próximo 7 de octubre?

El peligro de no razonar el voto

El peligro de no razonar el voto

Ángel Guerra Cabrera

En Venezuela se enfrentan en las elecciones de este 7 de octubre dos concepciones políticas y bloques de fuerzas diametralmente opuestos. Por un lado, el Gran Polo Patriótico, coalición de movimientos sociales vertebrados en torno a la reelección del presidente Hugo Chávez Frías, postulado por el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV). Su postura es claramente antineoliberal, patriótica, antimperialista, favorable a la unidad e integración de América Latina y el Caribe y a un escenario mundial pluripolar donde se respete la soberanía de los pueblos y se preserve la paz. Contiene una fuerte corriente favorable al socialismo. Mientras mayor la victoria que conquiste el próximo domingo, más contribuirá a la consolidación de la revolución bolivariana en lo interno así como del frente de gobiernos progresistas y revolucionarios y fuerzas populares de nuestra región.

En la acera de enfrente, la Mesa de Unidad Democrática (MUD), que agrupa a la mayoría de los partidos de oposición en torno a la candidatura del empresario golpista Henrique Capriles Radonsky, promovida por la oligarquía nativa y el imperialismo. Integrada por viejos y nuevos políticos nostálgicos de la Venezuela subordinada a Estados Unidos, racista, de gobiernos corruptos y represivos en extremo. La táctica de Capriles ha sido enmascarar en lo posible con un discurso pragmático y camaleónico su programa neoliberal de desmantelamiento de las misiones sociales y ruptura con la solidaridad latinocaribeña. Pese a que Lula da Silva dio su firme y fraterna adhesión a la candidatura de Chávez, no tiene escrúpulo en reiterar que el brasileño es su modelo.

Y es que a la par de los extraordinarios logros del chavismo en la reconquista de la independencia, la socialización de la renta petrolera y la integración de nuestra América, la conciencia política de izquierda se ha profundizado y radicalizado a tal grado en la sociedad venezolana, que a la MUD no le ha quedado más alternativa que correrse retóricamente hacia ese lado para preservar y ganar adeptos. Además, ha cargado contra la real o supuesta gestión ineficiente del Estado y aprovechado para sumar votantes el disgusto popular con casos notorios de corrupción o gestión insensible e ineficiente de cuadros locales o nacionales del PSUV o sus aliados. Son hechos que reditúan votos y no escapan en su complejidad a la aguda sensibilidad de Chávez que en su programa político argumenta la necesidad de “pulverizar” el Estado burgués actual para poder avanzar al socialismo.

Después de grandes derrotas la contrarrevolución ha logrado reconstituirse políticamente. Así lo expresa el avance electoral que ha conseguido de manera gradual en su cara de oposición política como se observa en los datos del Consejo Nacional Electoral. Su labor cala en los estereotipos culturales sembrados en las capas populares a lo largo de siglos y se aprovecha de la adicción consumista a que impele la nociva publicidad comercial hoy omnipresente o de las citadas deficiencias del gobierno. Además de sus inmensos recursos propios, es financiada generosamente por Washington y el capital transnacional y apoyada por los medios de comunicación dominantes a escala planetaria, cuyo objeto preferido de demonización es Chávez.

Por supuesto, la victoria del líder bolivariano no está en duda. Pero como adelanté en mi artículo anterior (http://www.jornada.unam.mx/2012/09/27/opinion/028a1mun) ganar no basta para consolidar lo logrado por la revolución bolivariana y continuar radicalizándola. Lo que se necesita es atestar las urnas de sufragios a favor de Chávez. No dejarse llevar por el triunfalismo al extremo de no concurrir a votar. Ni mucho menos ejercer el voto de castigo por problemas irresueltos de la vida cotidiana. En esta votación está en juego el destino de la revolución bolivariana pues una victoria por estrecho margen favorecería a la contrarrevolución y al imperialismo. Sabido es que lo suyo no es la democracia, que se proponen desconocer el resultado electoral, cantar un supuesto fraude y fomentar el caos y la desestabilización. El plan de Estados Unidos –que es lo mismo que decir la contrarrevolución local- para Venezuela es, con sus variantes, el mismo que ha aplicado en Libia y Siria y aplicaría en Argentina, Ecuador, Bolivia, Nicaragua, por supuesto en Cuba, si pudiera. Lo que no le perdonan a estos países es ser independientes. Menos, si como Venezuela poseen un mar de petróleo.


La autocrítica de Chávez, el plus para ganar las elecciones

La autocrítica de Chávez, el plus para ganar las elecciones

Sergio Ferrari

A horas del cierre de campaña de Hugo Chávez Frías y Henrique Capriles Radonski, y a tres días de los comicios generales del próximo domingo 7 de octubre, las expectativas generales se centralizan ya en los resultados finales. Los que podrían depender no solo de carismas personales y programas electorales esbozados por los dos candidatos sino también de “detalles” significativos que en toda contienda pueden marcar la diferencia.

Caracas.- Las similitudes discursivas no faltaron, particularmente en la recta final de la campaña que concluye este jueves 4 de octubre. Valores cristianos e imploración al apoyo de Dios de parte de Henrique Capriles. Cristianismo y socialismo de parte del presidente-candidato.

Promesas de «progreso para todos», reiterado sistemáticamente en la boca del dirigente de la oposición. Compromiso explícito de Chávez por profundizar las mejoras sociales de los venezolanos reforzando los planes y programas actuales de sus 14 años de Gobierno.

Concepto de delegación de poder de Capriles al afirmar en que «votar por el Flaco » – es decir él mismo- “es votar por ustedes”. Idéntica imagen sustentada por el presidente quien recuerda siempre que «yo soy ustedes» en tanto depositario de un mandato transferido del ejercicio del poder ciudadano.
Las diferencias sustanciales empiezan a marcarse al identificar uno y otro los tiempos políticos que se mueven en torno a los resultados del 7 de octubre. Para el portavoz de la oposición, « como todo en la vida hay que acabar un ciclo de 14 años » de chavismo, siendo necesario voltear la página para renovar la vida institucional de Venezuela.

Para Hugo Chávez, en estas elecciones «nos estamos jugando los próximos cien años de la patria bolivariana». Es fundamental profundizar los logros y conquistas y avanzar en las ejecuciones sociales. Cualquier cambio ahora significaría una regresión y una amenaza real a los logros populares, según el actual Jefe de Gobierno.

Diferencias aun más marcadas al analizar uno y otro -ante sus significativas movilizaciones populares de campaña- sus visiones de desarrollo en torno a la explotación y aprovechamiento petrolero, columna vertebral de la riqueza y el avance de esta nación sudamericana.

Mientas para Chávez es inimaginable cambios sustantivos en cuanto a la gestión actual, con fuerte control estatal y reforzando diversos acuerdos internacionales de venta del oro negro a precios subsidiados, Capriles anticipa aires de reprivatización de algunas esferas, sosteniendo que «no se va a regalar petróleo a nadie» y que la renta de la explotación que debe aumentar « se utilizará en y para los venezolanos ». Anticipando así, ya, una significativa variación de los que sería su política exterior mucho más re-centrada en sí misma y renunciando a jugar el rol motor que Venezuela ha venido implementando en la última era en diversas iniciativas latinoamericanas y caribeñas de integración.

Choque conceptual significativo, expresión directa de dos proyectos-modelos de sociedad y de posicionamiento internacional. Con la reflexión Chávez en el sentido de evaluar una derrota en las urnas como «el regreso de la burguesía » con sus planes socialmente excluyentes y un retorno al ajuste neo-liberal.
Capriles no entra en el debate fino sobre lo que realmente representaría su Gobierno y lanza promesas factuales de 3 millones de nuevos empleos; crecimiento continuo de la economía para los próximos diez años de entre 6 y 7 %; mejoramiento de los planes sociales actuales. Y anticipa, además, «tolerancia cero frente a la violencia, el delito y la impunidad», lanzando una señal de reaseguro a su base social natural, media y alta, al identificar temas de preocupación en la vida cotidiana del país, particularmente en los centros urbanos como Caracas.

Tres elementos sustanciales ha barajado Hugo Chávez en la campaña, que pueden llegar a tener una importancia significativa en el conteo final de las urnas del 7 de octubre.

La necesidad de continuar en la línea de «darle dar más poder al pueblo », creando « los consejos populares y organizando las comunas urbanas, rurales, sociales, económicas” para recrear fórmulas activas de participación y poder ciudadano.

Otro elemento importante es la propia visión de Chávez sobre la recomposición política nacional luego del 7 de octubre y de su victoria da por descontada. Como lo enfatizaba en una reciente entrevista, pedía que «respeten los resultados, que sigamos construyendo la Venezuela nueva y que surja una derecha nueva, un liderazgo serio, que le dé la cara al país, que le hable al país. Yo le doy la mano a esta nueva derecha… »

Pero es sin duda el constante y abierto espíritu de autocrítica reiterado en numerosos momentos de la campaña lo que puede darle a Chávez un plus adicional para marcar la diferencia.

«No los voy a fallar en el próximo periodo sino que voy a ser mejor presidente con la experiencia acumulada», enfatizaba Chávez en uno de sus últimos discursos de campaña. Reconociendo problemas y fallas en la actual gestión gubernamental. Entre ellos: « la ineficiencia, falta de experiencia, burocratismo, falta de seguimiento a los proyectos que se aprueban…»

Una nueva era donde no quepa la arrogancia y con el compromiso de «más eficiencia», una reivindicación central sentida incluso por los sectores sociales más incondicionalmente chavistas.

Filosofía de futuro del chavismo basada en tres pilares significativos: profundizar la participación ciudadana y el protagonismo popular; abrir las puertas a nuevas formas de comunicación con una nueva oposición seria y, fundamentalmente, asumir autocríticamente los errores de la gestión asegurando una nueva práctica de eficiencia.

Sistema electoral “blindado” contra el fraude

Aceitado por casi una quincena de elecciones presidenciales, parlamentarias, regionales y referéndums realizada desde 1999, el sistema electoral es reconocido como altamente cualificado tanto por la comunidad internacional como por la misma oposición.

Basado en un alto nivel tecnológico, el voto en Venezuela es electrónico, con un doble control manual (a nivel de doble verificación) en más de la mitad de las 39 mil mesas electorales que funcionarán el próximo domingo en 13.810 centros electorales.

“Todos los partidos de la oposición acompañan y participan en la auditoría de cada etapa del proceso electrónico”, enfatiza a este corresponsal el ingeniero Carlos Quintero, director general de Tecnología de la Información del Consejo Nacional Electoral (CNE). 17 controles han sido realizados en los últimos meses para probar el buen funcionamiento de cada sector, momento y parte de la plataforma tecnológica en el que se basan los comicios, explica.

Uno de los mejores sistemas electorales -técnicamente hablando- del mundo, enfatizan con marcado orgullo los principales funcionarios del CNE. Que proyecta anticipar los primeros resultados que anticipen la tendencia irreversible del conteo, antes de la medianoche del mismo domingo 7 de octubre.

“Un sistema electoral blindado contra cualquier posibilidad de fraude”, insisten los máximos funcionarios del CNE. Quienes lograron para estos comicios incrementar la calidad del sistema incorporando nuevos elementos de autenticación de los datos del votante, a través de datos biográficos y de la huella digital biométrica, que no existían en las elecciones anteriores del 2006 “ y que le dan todavía más fiabilidad a nuestro sistema”, enfatizan (Sergio Ferrari, Caracas, Venezuela)




“Supongamos” que no llenamos la Av. Bolívar

“Supongamos” que no llenamos la Av. Bolívar


Huracán Bolivariano

En democracia, cualquier persona tiene derecho a expresar su opinión públicamente, y es que en Venezuela, hasta los medios de comunicación privado publican la información manipulada de tal manera que ya es una costumbre el leer alguna de sus informaciones y pasar la página sabiendo que ante nuestros ojos ha pasado una mentira.

El día de ayer demostró que el pueblo venezolano tiene el corazón rojo rojito, sin embargo a veces es bueno hacer un ejercicio de empatía y reflexión con los sectores opositores, y de manera pertinente entrar en su psique y hacer un análisis extrapolado de los números obtenidos en la concentración ocurrida ayer en la avenida Bolívar y 6 avenidas capitalinas mas.

Y es que más allá del photoshop, las tomas aéreas a tempranas horas de la mañana, y las fotos tomadas en pleno cordonazo de San Francisco , los opositores de nuestro país son expertos en el ejercicio de la suposición.

De suponer y suponer se llenan las páginas y los portales web de los medios de comunicación privados, así que poniéndonos en sus zapatos, vamos a “suponer” que fue todo lo que ocurrió durante el día de ayer en una de las concentraciones más grandes de la historia venezolana.

“Supongamos” que los autobuses fueron los responsables de llenar la marcha del día de ayer, contemos con 2000 carros de aproximadamente 60 puestos (aún cuando sabemos que hay muchas “Encavas” de capacidad menor) pero seamos benevolentes, multiplicar esa cifra nos da un total de 120.000 personas.

Ahora bien, “supongamos” la matriz que ha disparado la oposición, que dicta que a los empleados públicos van “obligados” a las marchas, entonces tenemos 100.000 empleados públicos, como mucho, con lo que totalizaríamos 220.000 personas aún.

Luego de esto, “supongamos” que la teoría disociada de la oposición (de la cual aún no he visto la primera prueba) resultara en 80 mil cubanos que volaron a Venezuela, sólo para asistir a la marcha, y así milagrosamente hemos llenado la Av. Bolívar.

Ahora bien, el resto de las avenidas capitalinas se llenaron por hologramas programados por la inteligencia nacional, o quizás también fueron pagados por organismos opositores para darnos falsas esperanzas a los oficialistas sobre el triunfo del candidato de la Patria, Hugo Chávez.

Y el cuestionamiento de las seis avenidas más se basa en mensajes transmitidos por algunas personas de la oposición cuyas quejas de que la ciudad estaba colapsada y en su típico afán de disciminación mencionaban que la ciudad estaba llena de “monos” vestidos de rojo, ¿cómo es posible esto si el chavismo no logró llenar la avenida?

Una fuerte contradicción, que a pesar de decir todo aquello, los medios de comunicación privados tengan titulares como por ejemplo “Chávez no llenó ni la mitad de la avenida Bolívar”, si trajeron tantos autobuses, cubanos y obligaron a tantos trabajadores, lo lógico es que por lo menos asumieran que la Bolívar estuvo llenita “de cabo a rabo”.

Y es que no hay manera de negar que la Av. Bolívar, la Lecuna, la Universidad, la Urdaneta, la Fuerzas Armadas, la México y la Baralt estaban a reventar de tanta alegría y fervor patrio, a pesar del “palo de agua” que bendijo a los asistentes.

Así que antes de suponer y suponer, los medios privados deberían armar bien su tramoya mediática y sacar bien las cuentas, de todas formas y sin ninguna duda, las cifras reales se conocerán el día domingo por medio de los votos que otorgará el pueblo venezolano al candidato de la patria Hugo Chávez que serán depositados en las urnas de votación y lo llevarán a obtener la Victoria Perfecta.