La carrera presidencial agudiza la importancia de cómo EE.UU. actúe ante Irán: con sanciones y diplomacia o con una intervención militar
La carrera presidencial agudiza la importancia de cómo EE.UU. actúe ante Irán: con sanciones y diplomacia, según lo propone Barack Obama, o con una intervención militar en alianza con Israel.
Quedan unas tres semanas para las elecciones presidenciales en Estados Unidos. El presidente Barack Obama y su rival republicano, Mitt Romney corren muy parejo. Sin embargo, en la votación anticipada (el 7% de los votantes) el mandatario le ganó a su adversario un 30%.
En estos momentos decisivos, la política exterior es uno de los asuntos más calientes que tienen que afrontar los candidatos a la Casa Blanca. De entre todos los temas de la agenda Internacional, la posible crisis nuclear en Irán es uno especialmente delicado.
A la difícil tarea de cómo actuar con Teherán, ahora los candidatos tienen que hacer equilibrios para contentar a Israel que siempre ha sido un aliado y que tiene una visión más agresiva en cuanto a cómo afrontar la situación.
Obama con sanciones, Romney con Israel
Hasta hace poco, la Administración de Obama tenía muy claro que no habría un ataque inminente hacia Irán y que las sanciones eran el camino a seguir. Por su parte, los republicanos tienen una visión más acorde con la de Tel Aviv.
En el debate entre vicepresidentes, Joe Biden, que ocupa el cargo actualmente, y Paul Ryan, el aspirante republicano, mostraron la posición oficial de sus partidos respecto a este tema.
"No se puede permitir que Irán obtenga un arma nuclear", aseguro Ryan responsabilizando a Obama porque ahora Irán es capaz de construir no una, sino "cinco" bombas atómicas, según dijo.
Afirmó también que el actual mandatario, que va por la reelección, "no tiene credibilidad", ya que "no ha querido introducir sanciones más duras" y agregó que nadie cree que Obama sea capaz de encarar la opción militar.
Por su parte Biden subrayó que su jefe ha implementado "las sanciones más duras de la historia" y preguntó al compañero de Romney: "¿Es que quieren la guerra? ¿Es eso lo que quieren hacer?"
Por su parte, el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, quien tiene la postura más agresiva contra Irán, parece sentir más afinidad con Romney que con el propio Obama.
"Tenemos a un primer ministro que es republicano en cuerpo y alma. Netanyahu creció y estudió en EE.UU. Es republicano por cultura, sus opiniones económicas e incluso, su política exterior", dijo el ex funcionario de Asuntos Exteriores de Israel, general Alon Liel.
Votos bélicos
Sin embargo, puede que la intervención de Netanyahu en la pasada Asamblea General de las Naciones Unidas, donde escenifico el peligro que según él supone el programa nuclear iraní, y las críticas por parte de los republicanos que acusan a Obama de no mostrar el liderazgo necesario, influyan en el presidente para que considere endurecer su política. Esto como una forma de no perder el apoyo de los votantes que se inclinan por la retórica bélica.
De cara al público, la Administración Obama no cambia su discurso; sin embargo Estados Unidos e Israel podrían estar planeando un ataque conjunto contra Irán utilizando aviones no tripulados y bombarderos.
Más concretamente se trataría de un ataque selectivo contra las instalaciones nucleares del país que preside Mahmud Ahmdineyad.
Pero algunos expertos creen que comenzar una guerra contra Irán no sería beneficioso ni para Barack Obama ni para los interese de EE.UU.
"Yo creo que en un período tan cerca de las elecciones no podemos esperar un cambio que aventure a EE.UU. en un conflicto bélico que podría tener unas repercusiones de orden mayor", cree el analista político Wilfredo Amr Ruiz.
"Estamos hablando de otro juego de ajedrez que podría complicarle la situación tanto a Israel como a EE.UU. en sus intereses en la región y mundiales", resume el analista.
Hasta ahora, la posición estadounidense se limitaba a imponer sanciones, por ejemplo, contra el Banco Central de Irán y las compañías petroleras. El propio Obama aseguró que en caso de que el Gobierno iraní estuviera fabricando una bomba nuclear, EE.UU. tendría un año para atacar, por lo que prácticamente descartaba una acción inminente.