Presidente, Hugo Chávez
Durante los actos de celebración del 4 de Febrero, día de la Dignidad Nacional, el vicepresidente Ejecutivo de la República; Nicolás Maduro, dio lectura este lunes a una carta enviada por el Jefe de Estado, Hugo Chávez, la cual fue dirigida al pueblo venezolano y a la Fuerza Armada Nacional Bolivariana.
A continuación la lectura de la carta emitida por el presidente Hugo Chávez y leída por el vicepresidente Nicolás Maduro:
Mensaje del Comandante en Jefe con motivo del vigésimo primer aniversario de la rebelión cívico militar del 4 de febrero de 1992, y día de la dignidad nacional.
Compañeros y compañeras al conmemorarse el vigésimo primer aniversario de la rebelión cívico militar del 4 de febrero 1992, quiero dirigir este mensaje fervorosamente bolivariano y revolucionario al pueblo y a la Fuerza Armada como un todo indivisible.
Cuanto lamento estar ausente físicamente del territorio patrio, por primera vez en esta luminosa fecha de parto, pero así lo exige esta batalla que estoy dando por la plena recuperación aquí en la Cuba revolucionaria y hermana. Sin embargo mi espíritu y mi corazón están entre ustedes en este día de la dignidad nacional.
Hay fechas en las que todo el caudal de la historia se revela y marca el rumbo de nuevo de los pueblos, hay fechas que signan y espejan, que se convierten en compromiso y señalamiento de un destino, que tienen que acontecer para calibrar el pasado y ver con más claridad el horizonte libertario, así fue el glorioso 4 de Febrero de 1992.
En aquella memorable jornada quedaron reivindicadas todas las luchas de nuestro pueblo, en aquella memorable jornada nuestras libertadoras y nuestros libertadores volvieron por todos los caminos, en aquella memorable jornada Bolívar se hizo razón de ser y entró en batalla por ahora por ahora y para siempre.
Quienes de la mano de Bolívar, Robinsón y Zamora, nos levantamos en armas, salimos en aquella madrugada a jugarnos la vida por la patria y por el pueblo. Teníamos plena conciencia que Venezuela había tocado fondo tres años atrás con la rebelión del 27 de febrero de 1989, que nos había marcado el camino.
El pueblo que esa fecha ofrendó su vida combatiendo en las calles el neoliberalismo salvaje que Washington pretendía imponernos. Quienes estábamos en filas militares no queríamos seguir cargando la ignominia de ser la guardia pretoriana de una clase política tan opresora y corrupta como criminal, nunca más nos iban a utilizar para ahogar en sangre el justo clamor popular.
El Caracazo señaló un fin y un comienzo, fin de un sistema ahogado en la desvergüenza, comienzo de una época de cambio que exigía renacer en dignidad popular.
Quienes irrumpimos contra las tinieblas de la injusticia y de la indignidad que abrumaban a Venezuela en aquel entonces, estábamos como decía el Che Guevara, guiados por grandes sentimientos de amor, un amor bolivariano, popular, rebelde, combatiente.
Un infinito frenesí libertario que nos llevó como quería el padre Libertador a echarnos el miedo a la espalda para salvar la patria.
Nuestro poeta Gustavo Pereira nos dice con estremecedora simplicidad lo siguiente: “El amor es la única cosa importante en el mundo”, han transcurrido 21 años desde aquel 4 de febrero de angustia y madrugada, de valentía y sacrificio y la marcha sigue siendo dura, pero con la fuerza irresistible del amor recordemos a Bolívar, estamos avanzando a pasos de vencedoras y vencedores hacia la independencia definitiva, hacia la patria socialista y liberada.
Yo quiero exaltar hoy el papel de la mujer venezolana este 4 de febrero, una Columba Rivas, una Marisol Terán expresan el nutrido grupo de mujeres que acompañó la rebelión, ellas estuvieron en la hora del desprendimiento y del heroísmo con todo su fervor patrio, con toda su abnegación.
Allí está la hora latiendo, allí está la patria latiendo hecha una con el pueblo que la forja cada día, allí está el 4 de febrero como un grito sagrado que desde nuestra memoria colectiva le dijo a Venezuela “levántate y anda”, y así ha sido gracias al Lázaro colectivo que es el pueblo de Bolívar, todas y todos somos artífices de la patria resurrecta, la patria que por fin tomó en sus brazos la bandera bolivariana para renacer en la luz de la dignidad, desde lo más hondo del corazón del pueblo digo como Aquiles Nazoa, que gracias al 4 de Febrero cada compatriota puede con plena certeza “Tender una mañana la mirada sobre el paisaje y decir esta es mi ciudad, esta es mi patria”.
Hermanas y hermanos, hoy después de 21 años de aquella rebelión cívica militar, de aquella decisión tomada con el mayor amor a Venezuela, pensada y repensada como única vía posible para tener patria vivimos en un país real y verdaderamente libre.
El 4 de febrero nuestro pueblo vio nuevamente la esperanza, gracias al pueblo soldado se sintió de nuevo acompañado por militares patriotas. Nosotros salimos a empuñar nuestras espadas en defensa de las garantías sociales, de los derechos de la gran humanidad venezolana, no nos movía otra ambición que la de convertirnos en herederos y continuadores del ejército libertador queríamos volver a nuestra esencia bolivariana, ser de verdad, verdad el pueblo en armas forjador de la libertad.
Ya era mi historia conocida, las insurgencias militares de signo patriótico y revolucionario, El Carupanazo, El Porteñazo, en la sexta década del siglo pasado abrieron una brecha histórica que a pesar de que ambas rebeliones fueron sofocadas brutalmente por la democracia burguesa, había quedado el surco para la semilla, de allí venimos nosotras y nosotros, y desde más atrás desde la resistencia indígena, desde la rebelión de los esclavos, desde Chirinos, Gual España, Miranda, Bolívar, Sucre, Zamora, Cipriano Castro. Recuerdo esta reflexión memorable de ese gran pensador revolucionario llamado Walter Benjamín: “El pasado lleva consigo un índice temporal mediante el cual queda remitido a la redención, existe una cita secreta entre las generaciones que fueron y la nuestra”.
Bien podemos decir que esta cita secreta tuvo lugar el 4 de Febrero de 1992, y el pasado y el presente, y porvenir quedaron remitidos a esa redención.
El 4 de Febrero ha quedado plenamente justificado por la historia, quienes nos revelamos contra el pacto de Punto Fijo, hemos sido bendecidos por un pueblo que hoy va a la vanguardia en la lucha por la paz y la justicia y que es digno ejemplo para los pueblos del mundo. ¡Honor y gloria a los soldados y a los estudiantes caídos!
En 1928 nuestro Libertador escribió, el patriotismo es un fuego sagrado que no puede estar oculto y que tanto cuanto se extiende un sentido verdaderamente puro, tanto más habrá ganado la felicidad del país. Cuanto he meditado en estas palabras y mientras más lo hago más me convenzo de que tal fue la razón fundamental que nos llevó a realizar esa acción heroica del 4 de Febrero, ese fuego sagrado que nos atizaba por dentro no podía seguir oculto. A los valientes soldados bolivarianos, yo entre ellos nos tocó desatar aquel libertario incendio de justicia que durará siglos y siglos tengamos patria como ahora por fin la tenemos.
Dice, nuestro Luís Alberto Crespo sobre este servidor: “De aquél 4 de Febrero proviene su ardimiento, hoy enciende a Venezuela y a los pueblos de América y más lejos”. Ahora bien tal ardimiento no es solo mío porque Chávez no soy yo, Chávez es un pueblo y en realidad, y en verdad mientras más se extienda el fuego sagrado en un sentido verdaderamente puro tanto habrá ganado la suprema felicidad del país de nuestra América y de esa patria inmensa que se llama humanidad.
No estábamos equivocados aquella certeza que nos alentaba a los soldados bolivarianos es idéntica a la que en este tiempo encarna millones de compatriotas y anda en cada rincón de la patria haciendo realidad lo que fue el sentir de aquel acto de rebeldía, voy a decirlo con mis palabras de hace 21 años.
“Si nuestro movimiento resulta triunfante le entregaremos el poder a nuestro pueblo para que vivamente lo ejerza”.
El 4 de Febrero fue un día que generó fuerzas que todavía están en expansión, el 4 de Febrero no ha terminado su espíritu insumiso debe acompañarnos cada día porque los poderes que enfrentamos desde hace más de dos décadas persisten aun en su intento en detener el curso de la historia en Venezuela, en nuestra América y en el mundo, son los poderes que amenazan en destruir la humanidad y el planeta.
El espíritu de rebeldía debe vivir en cada uno de nosotros para seguir avanzando, para no estancarnos, recordemos esta sentencia del Comandante en Jefe eterno, nos dice Bolívar, “Nada se hace cuando aun falta que hacer”, por ello el por ahora de hace 21 años es hoy un para siempre del pueblo bolivariano.
Mantengamos siempre en alto la divisa del padre libertador, unidad, unidad, unidad; proclamemos sin vacilaciones la unidad y construyámosla cada día impidamos que el imperio y sus lacayos en su reiterado intento de dividirnos se salgan con la suya, hagamos que florezca el bien inestimable de la unión. Todavía tenemos mucha patria que libertar y por eso mismo necesitamos estar cada vez más unidos como pueblo.
Desde el corazón de soldado vaya un abrazo infinito para mi pueblo, para mi Fuerza Armada Nacional Bolivariana, siéntanme entre ustedes en este día de la dignidad nacional, estoy con ustedes llevando la boina roja y el brazalete tricolor, multiplicado en el amor popular, el amor que me sana y me da vida, 4 de Febrero bendito seas por ahora y para siempre, hasta la victoria siempre independencia y patria socialista.
Hugo Chávez Frías, Comandante en Jefe de la Revolución Bolivariana.