viernes, 29 de agosto de 2014
Gaza: vida después de la masacre
Gaza: vida después de la masacre
Israel quería transformar los edificios en cenizas, desplazar a a los civiles que vivian allí, para presionar a la resistencia a través de una masacre colectiva. Pero el resultado es que los palestinos aun piden libertad, que se rompa el bloqueo y que se abran todas las fronteras, incluso la única que une Gaza a Cisjordania. Si, yo me he ido, pero Palestina no...
No lograba reconocerle por las fotos en las redes sociales. No lograba reconocerle por las fotos del hospital de el muerto. Fui a su funeral después del rezo Jumaa por el cual miles se habían reunido. De repente ví un póster con escrito el nombre del mártir, Nader Mohamed Idriss. Me quedé realmente sorprendido ya que solo le había visto un par de días antes en el sitio donde había sido martirizado.
Nader no tenia padre desde los 12 años. Era un activista y lo conocí un año después de la primera sublevación de 1987(Intifada). Habia continuado su compromiso con la lucha hasta sus últimos días. Nader fue pobre y hombre de paz durante su vida. Estaba empleado en la industria del zapato, que ya no era rentable después de que los bienes chinos invadiesen los mercados palestinos. La ultima foto de Nader fue tomada cuando era un voluntario.Ayudaba a transportar y empaquetar bienes que, por la gente de Al Khalil, eran enviados a Gaza. Algunas de las personas que le acompañaban decían que el había cogido un saco de harina, con la intención de hacer pan y darselo a la gente de Gaza ya que no tenia dinero para hacer una donación. Nader fue asesinado a sangre fría por un franco tirador del ejercito israelí que le disparó al corazón. Algunos activistas del grupo Human Rights Defenders habían filmado a unos tiradores mientras utilizaban silenciador con sus armas. Nader se ha ido y ha dejado a su mujer y a siete hijos enfrentandose a las dificultades de la vida. SE ha ido diciendo: "Yo me he ido, pero Palestina no".
Creando vida desde la muerte
La vida en el más allá aparece en el creativo trabajo del artista y activista Bushra Shinen. Ella ha transformado fotos de muerte y destrucción en fotos de vida.
Bushra, una de las fundadoras de Human Rights Defenders in Palestine, ha dicho que ha sido psicológicamente afectada por tanta devastación y crímenes cometidos en Gaza. Ella ha decidido reflejar esto en su trabajo en donde niños asesinados vuelan hacia el paraíso. En otro ha pintado Gaza rodeada por una gran serpiente con ganas de engullirla. Entre otras pinturas, Bushra ha pintado piedras que lloran por las que han sido destruidas. Israel quería transformar los edificios en cenizas, para llevar a los civiles a vivir allí, para presionar a la resistencia a través de una masacre colectiva pero el resultado es que los palestinos aun piden libertad, que se rompa el bloqueo y se abran todas las fronteras incluso la única que une Gaza a la West Bank. Piden la liberación de los presos liberados en el trato por Gilad Shalit que han sido detenidos de nuevo y también del cuarto grupo de prisioneros que se habia programado liberar según el acuerdo entre Israel y la Autoridad Palestina. Hamas en Gaza ha pedido la construcción de la estructura portuaria y del aeropuerto.
Son sencillas y humanas demandas que deben ser hechas realidad para que la gente no quede bajo el control de Israel en el nombre de una seguridad que mata a los palestinos a diario quitasoles el derecho a la misma seguridad o libertad, mientras que en el otro lado los israelíes tiene que tenerlo todo y piden a la víctima proteger al ocupante. La creativa Bushra ha dicho que ha creado un grupo de amigos en el ámbito de una campaña llamada "deja sonreír a un niño" cuyo objetivo es vender cuadros y destinar los beneficios a los niños de Gaza. Ha hecho un llamamiento a todos sus amigos palestinos para que difundan su mensaje y ayuden Gaza a levantarse una vez mas. Bushra cree que arte y pintura son una forma de resistencia que debe ser utilizada para servir a la causa palestina.
Resistencia y boicot una vía hacia la unidad
Los palestinos continúan estando unidos después del fracaso de la campaña israelí de genocidio y destrucción masiva que tiene como objetivo el de doblar la voluntad de los palestinos. Israel podría fácilmente ser condenado por crímenes contra la humanidad, si hubiese justicia en este mundo. Para boicotear a Israel, muchos jóvenes han establecido campañas haciendo un llamamiento a la gente para que use productos palestinos locales en lugar de los israelíes. Palestina se ha vuelto un gran taller y muchos comerciantes han estado quitando productos israelíes de sus tiendas.
Las heridas de Gaza han afectado a cada uno de los palestinos y han creado el deseo para todos los palestinos de vivir en unidad en nuestra tierras ocupadas desde el 1948. Los palestinos de Cisjordania, de Gaza y hasta de la diáspora estan ahora unidos en la sangre de los mártires, a los que Bushra dedica sus pinturas que tratan acerca de la vida y del ave Fenix que reaparece de las cenizas después de que todos pensaban que Gaza estaba muerta.
Fuente: Investig’Action
Gaza: ¿quién sacrificó a los niños?
Gaza: ¿quién sacrificó a los niños?
Y la noticia para los que no se enteraron es que los 512 niños de Gaza en verdad no fueron sacrificados por Hamas, sino por el propio Israel, en el altar de su superioridad moral y militar.
Dicen que la primera –y la más lamentable– víctima de una guerra es la verdad. Y yo diría que los niños. Y la verdad. Juntos. ¿Un ejemplo? La manera en que Israel trató de sepultar a los niños de Gaza –512 de los 2 mil 142 palestinos asesinados, la vasta mayoría civiles–, junto con la verdad sobre su culpa por su muerte.
Para justificarlo en principio la propaganda israelí (hasbara) recurría al derecho a defenderse de la amenaza terrorista, lamentando los necesarios daños colaterales. Un documento especial instruía a los políticos y oficiales a unirse al dolor de los palestinos usando fórmulas así: Un día niños israelíes y palestinos crecerán juntos, estarán jugando y trabajando hombro a hombro..., una muestra magistral de hipocresía (The Independent, 29/7/14).
Pero cuando éste PR se quedó corto frente al uso premeditado de fuerza desproporcionada contra la población y blancos civiles (la doctrina Dahiya) y la clara táctica colonial de golpear a la población más vulnerable (niños, jóvenes –más de la mitad de los habitantes de Gaza– y mujeres) para quebrar la resistencia de todo el pueblo, hasbara recurrió a otras viejas casuísticas que apuntan a: 1) deshumanizar a los palestinos, y 2) culparlos de su muerte.
Primera –recuerda Joseph Massad, politólogo palestino–, dirigida sobre todo a los niños (pequeños demonios que valen menos), acompaña siempre a las masacres israelíes (Al Jazeera, 30/5/11).
Segunda –que pasa la culpa del colonizador al colonizado–, está presente desde que Israel empezó a avanzar sobre las tierras de los palestinos. La primera ministra Golda Meir dijo: Podemos perdonarles por matar a nuestros niños. Pero no por forzarnos a matar a los suyos. Habrá paz sólo cuando ellos amen a sus niños más que lo que nos odian a nosotros (1957). Este argumento que difama a los palestinos fue repetido en contexto actual –¡como si ella hablara de Hamas!– por la... Anti-Defamation League (Electronic Intifada, 25/8/14).
Pero el caso más extremo de culpar a la resistencia palestina por la muerte de sus niños masacrados en los bombardeos israelíes fue el anuncio del premio Nobel de la Paz –y principal gerente de Holocaust industry– Elie Wiesel.
Publicado en varios periódicos del mundo, inovocando la bíblica historia de Abraham y sus hijos, rezaba: Los judíos rechazaron el sacrificio de los niños hace 3 mil 500 años. Ahora le toca a Hamas.
Así, repitiendo el axioma de Meir –ellos no aman a sus niños– Wiesel acusó a esta organización de sacrificarlos usándolos como escudos humanos y (de paso) de negarles todo futuro y vida digna, como si fuera Hamas, no Israel, quien los tiene encerrados en el gueto-campo de Gaza.
¿Cómo responder a un dictum así? Con dos contra-críticas y un recordatorio histórico:
• Que no hay ninguna evidencia –lo reconoció hasta The New York Times– de que Hamas usara niños como escudos humanos. No obstante, hay numerosas evidencias de que lo hacía... el ejército israelí, secuestrando a los niños palestinos y poniéndolos en la cabeza de sus fuerzas invasoras (véase: reportes de Rania Khalek).
• Que cualquier persona que acusara a los judíos de sacrificar a sus niños acabaría acusada de antisemitismo, ¡pero a los palestinos se les puede tachar de todo! Incluso –como hace Wiesel– de modernos cananitas que según el Antiguo Testamento sacrificaban a sus niños ante Moloch, y por eso merecen morir, justificando así (in) directamente la masacre de los gazatíes A.D. 2014 (Electronic Intifada, 9/8/14).
• Y que en los últimos 3500 años hay al menos un caso en que la comunidad judía sacrificó a sus niños: ocurrió en condiciones extremas e incomparables, pero no deja ser un hecho.
Recordarlo duele, pero el tono de Wiesel y su menosprecio al sufrimiento y la muerte palestina merecen una respuesta contundente (también del tipo sopa de su propio chocolate).
Es la historia del gueto de Lodz/Litzmannstadt –mi ciudad natal y gran centro textil–, convertido por los nazis en una máquila de servicios del Tercer Reich.
El gueto producía uniformes y botas militares, pero también artículos de lujo como vestidos para muñecos, confeccionados por niños judíos para alegrarles la vida a los niños alemanes.
Pronto para aumentar la eficiencia los menores de 10 años fueron declarados elemento improductivo. Los nazis exigieron a las autoridades judías su entrega.
Su jefe, Chaim Mordechaj Rumkowski, empresario malogrado y activista sionista, en un histórico discurso bañado de retórica cuasi religiosa pidió a los habitantes entregar sus niños (junto con ancianos y enfermos) y sacrificar los miembros para salvar el cuerpo: Me lo prometieron: si entregamos este sacrificio, habrá paz (4/9/42).
Rumkowski –retratado por Primo Levi en Los hundidos y salvados (1986)– era un egomaniaco y amante del poder. Según algunos era un pederasta que abusaba de los niños del orfanato que fundó. Según otros, al no tener hijos propios, amaba a los ajenos. Según él mismo, era un nuevo Moisés que iba a pasar a los judíos por el mar de la guerra y ser jefe del nuevo Estado judío fundado bajo auspicios de Hitler (¡sic!). El sacrificio de niños –exterminados una vez entregados– era en su cabeza delirante un medio para llegar a este fin (que nunca se dio).
Wiesel, por supuesto, no cuenta esta historia, pero no falló en legitimar su tesis –Hamas/palestinos sacrifican a sus niños–, con una imagen de niños judíos arrojados al fuego. Así queda muy claro cómo se construye la narrativa de la industria cultural del Holocausto (Finkelstein).
Como sólo elementos selectos del sufrimiento judío (especialidad de Wiesel, también respecto a su propia biografía, véase La Jornada, 28/9/11) sirven para justificar el sufrimiento palestino y absolver a Israel aun cuando es culpable, como reza la doctrina Wiesel (Counterpunch, 29/5/12).
La buena noticia es que su monopolio se quiebra: un grupo de sobrevivientes del Holocausto rechazó su indignante desplegado y abuso de historia que justifica lo injustificable: el asesinato de más de 2 mil palestinos, inluidos cientos de niños (The New York Times, 23/8/14).
Y la noticia para los que no se enteraron es que los 512 niños de Gaza en verdad no fueron sacrificados por Hamas, sino por el propio Israel, en el altar de su superioridad moral y militar.
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