lunes, 2 de marzo de 2015
Elecciones en Venezuela: La patria está en juego.....¡Prohibido olvidar!
Elecciones en Venezuela: La patria está en juego
Publicado: 3 sep 2012 12:39 GMT | Última actualización: 12 sep 2012 00:05 GMT
Eva Golinger
A un mes de las elecciones presidenciales en Venezuela, el pueblo soberano lucha contra la amenaza de una élite al servicio de las multinacionales y los intereses estadounidenses que buscan retomar el poder en el importante país petrolero
Cuando medios internacionales comienzan a publicar día tras día artículos destacando todo lo negativo que ocurre en Venezuela y se intensifican las agresiones verbales de los voceros de Washington contra el Gobierno venezolano, mientras dentro del país, aumentan los sabotajes y planes de desestabilización, sabemos que estamos a pocos días de un importante proceso electoral. Las amenazas contra la soberanía de la Venezuela revolucionaria abundan y las garras imperiales, encarnadas en un candidato opositor motivado por su sed de poder y avaricia de complacer a la élite, dejan claro que el próximo 7 de octubre en Venezuela, se juega la patria.
Todas las encuestas, incluso las que más se identifican con el sector opositor en Venezuela, indican que el presidente Hugo Chávez será reelecto con una amplia mayoría. La encuestadora Datanálisis, cuyo fundador, Luis Vicente León, firmó un decreto dictatorial durante el golpe de Estado contra el presidente Chávez en abril del 2002, disolviendo todas las instituciones democráticas del país, determinó hace un mes que a estas alturas, Chávez solo podría perder si hubiera un evento “extraordinario” o “catastrófico” antes de las elecciones presidenciales del 7 de octubre. Desde entonces, ha habido múltiples “accidentes” e incidentes trágicos en Venezuela, incluyendo el colapso de un importante puente que conecta la capital, Caracas, con el oriente del país, una terrible explosión en la refinería Amuay en la costa noroeste que dejó un saldo de 41 muertos y más de 100 heridos, violentos motines en cárceles, y una supuesta masacre de indígenas en la Amazonía.
El Gobierno venezolano ya ha construido un puente provisional mientras reparan el puente de Cúpira, y la refinería de Amuay está comenzando a funcionar de nuevo, mientras el gabinete de Chávez y el gobierno regional del estado Falcón atienden a las víctimas del lamentablemente incidente. Los motines carcelarios han sido controlados por las autoridades del Estado y la supuesta masacre en el Amazonas está siendo investigada. Accidentes o eventos provocados por una mano saboteadora, estos sucesos han servido como municiones para la campaña nacional e internacional contra la reelección del presidente Hugo Chávez.
LOS MEDIOS
Dentro de Venezuela, aún una mayoría de medios están en manos privadas que mantienen una postura que sobrepasa la crítica contra el Gobierno venezolano. Estos medios, que son poderosos canales de la agenda opositora, promueven distorsiones, manipulaciones y hasta mentiras y difamaciones en contra del presidente Chávez y su entorno. Su trabajo es a diario, y su campaña mediática contra el Gobierno de Chávez ha sido incesante y permanente.
Medios internacionales, sin embargo, trabajan por ciclos noticiosos. Solo reportan sobre Venezuela lo negativo e intensifican su lenguaje sesgado cuando se acerca un proceso electoral de interés e importancia internacional. En un día de esta semana, se leen múltiples titulares sobre Venezuela en medios estadounidenses que solo hablan de muerte, corrupción y supuestas “amenazas” contra los derechos humanos: “Informe: Refinerías venezolanas afectadas por mala gestión” (CNN); “Bebé venezolano que había sido secuestrado fue encontrado muerto” (Fox News); “Masacre de indígenas en el Amazonas, Venezuela” (Fox News); “Desastre en refinería revela debilidades en empresa petrolera venezolana” (Washington Post); “Medios venezolanos bajo asalto” (CBS News); “Periodistas venezolanos amenazados por 'hackers' pro-gubernamentales” (Americas Quarterly); “Elecciones Injustas en Venezuela” (Huffington Post); “Medios privados en Venezuela se asfixian bajo el asalto de Chávez” (CPJ Press Freedom Online).
Esta campaña internacional contra Chávez no es nueva. Su intención está clara: promover la percepción de que en Venezuela se vive bajo una dictadura en caos, violencia, inestabilidad y sin ley. Según esta campaña, que se repite a través de los medios nacionales, las instituciones del Estado no sirven (al menos que permiten la victoria electoral de la oposición), y el país no funciona. Aunque nada está más lejos de la verdad y cualquier persona que visita a Venezuela se queda asombrada de las amplias libertades en esta “dictadura” y los extraordinarios avances y logros de este gobierno que “no sirve“. De igual manera, la percepción negativa y amenazante de Venezuela es la que más circula en los medios mundiales.
LOS VOCEROS
Uno de los principales canales de estas matrices negativas contra Venezuela son los voceros de Washington. Durante la reciente convención republicana en Tampa, Florida, Venezuela -bajo el presidente Chávez- fue declarada como una “amenaza creciente” contra Estados Unidos. El candidato republicano Mitt Romney ya ha declarado que en caso de ser electo, tomará acciones contra el “dictador Chávez”. El regreso de los republicanos a la Casa Blanca podría significar el retorno de los elementos más peligrosos del poder estadounidense, incluyendo el infame Roger Noriega, ex subsecretario de Estado para América Latina durante el gobierno de George W. Bush, quien actualmente se dedica a difamar, amenazar y ofender al presidente Chávez a través de sus escritos publicados en diferentes medios estadounidenses.
El ex presidente de Colombia, Álvaro Uribe, también se ha ocupado de la tarea de atacar al presidente Hugo Chávez en sus declaraciones y escritos. Hace poco Uribe montó un show en el lado colombiano de la frontera con Venezuela, reuniéndose con opositores venezolanos para consolidar la “alianza contra Chávez”. El ex mandatario colombiano se ha convertido en una patética caricatura que escupe amenazas contra el jefe de Estado venezolano a través de su cuenta en Twitter.
Estos oscuros personajes alimentan el léxico violento contra Venezuela, mientras intentan pintar al Gobierno de Chávez como la “amenaza más grande” contra el poder estadounidense. Sin pruebas, acusan a Venezuela de patrocinar el terrorismo, el narcotráfico y hasta de planes para atacar a Estados Unidos desde ficticias bases militares iraníes en territorio venezolano.
Por más ridículos que parezcan, siguen siendo peligrosos. Que las pruebas sean falsas nunca ha sido motivo de disuasión para los halcones de Washington y sus lacayos.
LOS FINANCISTAS
Los millones de dólares siguen fluyendo desde las agencias de Washington a los grupos políticos de la oposición, una gran parte de la cual se ha invertido en su campaña electoral. El presidente Barack Obama había solicitado un fondo especial en su presupuesto nacional este año de 5 millones de dólares para la campaña opositora en Venezuela. Ese dinero fue adicional a los más de 15 millones ya apartados para financiar a grupos opositores en Venezuela a través de la USAID y sus múltiples contratistas.
El Fondo Nacional para la Democracia (NED) ha canalizado más de 1,5 millones a grupos antichavistas este año, enfocando su “ayuda” especialmente en sectores juveniles, periodistas y medios privados. Según su último informe, una parte significativa de esos dólares fue entregada a grupos como Voto Joven, que se dedican a promover la campaña contra el presidente Hugo Chávez dentro de la juventud. Otra gran parte de ese pote de oro fue a organizaciones como Espacio Público, dedicadas a denunciar supuestas violaciones contra la libertad de expresión en el país.
EL PLAN
Toda esta maquinaria –la desestabilización interna, la campaña mediática, las amenazas externas y los millones que alimentan al conflicto– tiene un propósito muy claro: sacar a Chávez del poder, destruir la Revolución Bolivariana e instalar un gobierno subordinado a la élite y las grandes potencias.
El plan de la oposición es innegable. Según su propio programa de gobierno, acabarían con los programas sociales del Gobierno de Chávez, llamados “misiones”. Lo que quede de las "misiones", luego de sus recortes neoliberales, sería privatizado y convertido en empresas que explotan al pueblo en lugar de atenderlo. Las empresas del Estado serían privatizadas, dando grandes comisiones y contrataciones a los más íntimos amigos de los que aspiran gobernar al país. Los créditos solidarios dados al pueblo para sus casas, carros, muebles, y productos de consumo serían aumentados a cifras inalcanzables. Harían todo lo posible para extinguir la llama del poder popular.
Romperían acuerdos y relaciones con países soberanos como Cuba, China, Rusia, Bielorrusia, Irán, Bolivia, Ecuador, Nicaragua y muchos más con los cuales Venezuela tiene importantes convenios para tecnología, agricultura, alimentación, energía y comercio. Incrementarían relaciones con Washington y sus aliados, abriendo el país a las multinacionales, los explotadores y los saqueadores. Ya la oposición ha hecho público su desprecio por la integración y unión latinoamericana. CELAC, UNASUR y especialmente ALBA serían botados a la basura.
Peor aún, implementarían un estado represivo con una persecución violenta contra el chavismo. Lo han dicho y lo han hecho ya. Durante el golpe de Estado contra el presidente Chávez en abril del 2002 la misma gente que hoy quiere gobernar persiguió a ministros y colaboradores del Gobierno de Chávez para golpearlos, torturarlos y hasta asesinarlos. Henrique Capriles Radonski, hoy candidato presidencial de la oposición, lideró un asalto contra la Embajada de Cuba durante ese golpe, apoyando acciones violentas contra su sede diplomática y su personal, incluyendo el corte de su agua y electricidad, la prohibición de entradas y salidas, la negación de acceso a comida y bebida, y la destrucción de sus vehículos y propiedades. Capriles saltó la pared de la Embajada y entró ilegalmente –y violentamente– en territorio soberano y protegido por ley internacional.
Esta es la gente que quiere retomar el poder el próximo 7 de octubre en Venezuela y adueñarse de sus recursos estratégicos. La misma gente que hace días durante un evento de campaña frente a trabajadores públicos llamó a los obreros “jalabolas” por apoyar a Chávez. Esta gente no solamente desprecia al pueblo, lo odia.
En mayo de este año 2012, el veterano periodista estadounidense Dan Rather reportó que una fuente anónima cercana al presidente Chávez aseguraba que el mandatario venezolano no viviría para ser reelecto en octubre. Lo mismo había venido diciendo el obsesionado Roger Noriega, seguido por un coro de seudo-periodistas venezolanos que repetían sus rumores con una perversa agitación. Este grupo enfermizo del antichavismo apostaba para el cumplimiento del falso tubazo necrofílico de Rather. A saber que no iba a ser así, optaron por su plan b.
A un mes de las elecciones presidenciales en Venezuela la violencia opositora aumenta y su intento de desacreditar al proceso electoral suena más duro cada día. Preparan sus gritos de fraude y sus denuncias de trampa ante el mundo. Aunque el proceso electoral en Venezuela está blindado y es reconocido como uno de los más confiables y transparentes del mundo, los insaciables que quieren el poder en el país con las más grandes reservas petroleras del mundo no tolerarán una derrota.
La patria está en juego en Venezuela, y la patria tiene que ganar.
Venezuela: ¿Una amenaza para Washington?..... ¡Prohibido olvidar!
Publicado: 17 jul 2012 11:15 GMT | Última actualización: 29 ago 2012 19:15 GMT
Eva Golinger
Eva Golinger

Desde la primera vez que Hugo Chávez fue electo presidente de Venezuela en 1998, Washington y sus aliados han intentado socavar su mandato. Cuando Chávez apenas era candidato presidencial, el gobierno de Estados Unidos le negó una visa para participar en algunas entrevistas televisadas en el país norteamericano. Luego, cuando ganó las elecciones presidenciales, el entonces embajador estadounidense en Caracas, John Maisto, lo llamó personalmente para felicitarlo y ofrecerle su visa. Los meses siguientes estuvieron llenos de intentos de “comprar” al nuevo presidente de Venezuela. Empresarios, políticos y jefes de Estado, desde Washington a España, lo presionaban para que se subordinara a sus agendas. “Vente con nosotros”, le urgía el entonces presidente del Gobierno español, José María Aznar, seduciéndolo con ofertas de lujo y riqueza, si simplemente cumplía con sus órdenes.
Cuando Chávez no se dejó comprar, lo sacaron con un golpe de Estado, el 11 abril 2002, financiado y diseñado desde Washington. Cuando el golpe fracasó y el pueblo rescató la democracia y su presidente en menos de 48 horas, comenzaron a desestabilizar al país, intentando hacerlo imposible de gobernar. Desbordaron la nación con saboteos económicos, huelgas ejecutivas en la industria petrolera, caos en las calles y una brutal guerra mediática que tergiversaba la realidad del país a nivel nacional e internacional. El complot para asesinarlo con paramilitares colombianos en mayo 2004 fue impedido por las fuerzas de seguridad del país. Meses después, intentaron revocar su mandato a través de un referéndum revocatorio en agosto 2004, pero el pueblo lo salvó con un voto de 60-40.
Imagen: AFP. El presidente Hugo Chávez regresa al poder, luego de un fallido golpe de estado en abril de 2002.
Mientras más popular se hacía, más millones fluían desde las agencias de Washington a los grupos antichavistas para desestabilizarlo, desacreditarlo, deslegitimarlo, derrocarlo, asesinarlo o sacarlo de cualquier manera. En diciembre 2006, Chávez fue reelecto con el 64% de los votos. Su aprobación crecía dentro de Venezuela y por toda América Latina. Nuevos gobiernos en Argentina, Brasil, Bolivia, Ecuador, Honduras, Nicaragua, Uruguay y varios países caribeños se unieron a las iniciativas de integración, soberanía y unión latinoamericana y caribeña impulsadas desde Caracas. Washington comenzó a perder su influencia y control sobre su antiguo “patio trasero”.
Fueron creados la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR), PetroCaribe, PetroSur, TeleSUR, Banco de ALBA, Banco del Sur y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC). En ninguna de esas organizaciones está Washington, ni la élite que antes dominaba la región, imponiendo sus intereses por encima de los pueblos.
En enero 2005, la nueva secretaria de Estado, Condoleezza Rice, dijo que Chávez era “una amenaza” para la región. Justo después, la Agencia Central de Inteligencia (CIA) colocó a Venezuela en su lista de los 'Top 5 Hot Spots' (cinco lugares más inestables) del mundo. Unos meses después, el reverendo estadounidense Pat Robertson declaró públicamente que era mejor “asesinar” a Chávez, en lugar de iniciar una guerra contra Venezuela, que costaría millones de dólares. Ese mismo año, cuando Venezuela suspendió la cooperación con la Agencia Antidroga de Estados Unidos (DEA), por estar inmiscuyéndose en sus asuntos internos, espiando y saboteando su trabajo antidroga, Washington clasificó a Venezuela como un país que “no coopera en la lucha contra el narcotráfico”. Nunca presentaron pruebas para fundamentar sus graves acusaciones.
En febrero 2006, el entonces director nacional de Inteligencia, John Negroponte, se refirió a Venezuela como un “peligro” para Estados Unidos. El secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, comparó a Chávez con Hitler. Ese mismo año, Washington estableció una Misión Especial de Inteligencia para Venezuela y Cuba, reorientando recursos de la comunidad de inteligencia estadounidense para aumentar sus operaciones en estos lugares, considerados “amenazas” para Estados Unidos. En junio de 2006, la Casa Blanca colocó a Venezuela en una lista de países que “no apoyan suficientemente la lucha contra el terrorismo” y lo sancionaron con una prohibición de poder comprar armas y equipos militares de empresas estadounidenses o aquellas que utilizan tecnología estadounidense. Nunca mostraron evidencias de los supuestos vínculos de Venezuela con el terrorismo.
En 2008, el Pentágono reactivó la Cuarta Flota de la Armada, la comandancia militar estadounidense encargada de América Latina y el Caribe. Había sido desactivada en 1950 y no funcionaba desde entonces, hasta que decidieron que era necesario aumentar la presencia “y fuerza” militar de Estados Unidos en la región. En 2010, Washington acordó con Colombia establecer siete bases militares en su territorio. Un documento oficial de la Fuerza Aérea de Estados Unidos justificaba estas bases debido a la “amenaza de los gobiernos antiestadounidenses en la región”.
En la prensa internacional, decían que Chávez era un dictador, tirano, autoritario, narco, antiamericano, terrorista, pero nunca presentaron pruebas para tan peligrosos sobrenombres. Convirtieron la imagen de Venezuela en violencia, inseguridad, crimen, corrupción y caos, sin mencionar los grandes logros y avances sociales durante la última década, ni las causas de las desigualdades sociales dejadas desde gobiernos anteriores.
Durante años, un grupo de congresistas estadounidenses, demócratas y republicanos, han intentado colocar a Venezuela en su lista de “Estados terroristas”. Destacan la relación entre Venezuela e Irán, Venezuela y Cuba y hasta Venezuela y China, como evidencia de la “grave amenaza” que el país suramericano representa para Washington. Intentaron destruir la ALBA con el golpe de Estado contra Manuel Zelaya en Honduras en 2009. Buscaron debilitar la UNASUR con el golpe contra Fernando Lugo en Paraguay en junio 2012. No funcionó.
Dicen una y otra vez que Venezuela y Chávez son amenazas para Estados Unidos. “Hay que pararlo”, dicen, antes de que “lance sus bombas iraníes contra nosotros”.
El presidente Barack Obama declaró en estos días que Chávez no era una amenaza para la seguridad de Estados Unidos. El candidato Mitt Romney dijo que sí. La furia de los extremistas miameros cayó encima de Obama. Pero no deben preocuparse, porque Obama aumentó el financiamiento multimillonario a los antichavistas este año. Son más de 20 millones de dólares que han canalizado de las agencias estadounidenses para la campaña opositora en Venezuela.
¿Es Venezuela una amenaza para Washington? En Venezuela, el único terrorismo que hay es de los grupos que buscan desestabilizar al país, la mayoría con el apoyo político y financiero de Estados Unidos. Los narcotraficantes son de Colombia, donde la producción y tránsito de drogas se han incrementado durante la invasión estadounidense en ese país a través del Plan Colombia. La relación con Irán, con Cuba, con China, con Rusia y con los demás países del mundo es una cooperación bilateral – o multilateral – normal entre países. No hay bombas, no hay planes de ataque, no hay secretos siniestros.
No, Venezuela no es ese tipo de amenaza para Washington. Es otra.
La pobreza ha sido reducida en más de 50% desde que Chávez llegó al poder en 1998. Las políticas de inclusión de su gobierno han creado una sociedad de alta participación en las decisiones económicas, políticas y sociales. Sus programas sociales – las misiones– han garantizado atención médica gratuita, educación gratis y accesible -desde los niveles básicos hasta los más avanzados- alimentación a precios alcanzables y herramientas para crear y mantener cooperativas, empresas pequeñas y medianas, consejos comunales y comunas, para todo el pueblo. La cultura venezolana ha sido rescatada y valorada, recuperando el orgullo e identidad nacional, creando un sentimiento de dignidad en lugar de inferioridad. Medios de comunicación e información han proliferado durante la última década, asegurando espacios para la expresión de todos.
La industria petrolera de Venezuela, nacionalizada en 1976 pero que funcionaba como una empresa privada, ha sido recuperada para beneficio del país y no de las multinacionales y de una minoría oligarca. Alrededor del 60% del presupuesto anual se dedica a los programas sociales en el país, con el enfoque principal en la erradicación de la pobreza.
Caracas, la capital, ha sido embellecida. Los parques y plazas se han convertido en espacios de reunión, disfrute y seguridad para los visitantes. Hay música en las calles, arte en las paredes y un rico debate de ideas entre los habitantes. La nueva policía comunal trabaja en conjunto con las comunidades para luchar contra los terribles problemas de violencia, inseguridad y delincuencia, problemas que no se atacan solamente desde la superficie, sino desde la raíz.
El despertar de Venezuela se ha expandido por todo el continente y hacia el norte por el mar Caribe. El sentimiento de soberanía, independencia y unión en la región ha enterrado la sombra de subdesarrollo y subordinación impuesta por los poderes colonizadores durante siglos pasados.
No, Venezuela no es una amenaza para la seguridad de Estados Unidos. Venezuela es un ejemplo de cómo un pueblo levantador, frente a los obstáculos más difíciles y la fuerza brutal de las grandes potencias, puede construir un modelo en donde la justicia social reina y la prosperidad humana se celebra por encima de la prosperidad económica. Venezuela es el país donde millones antes invisibles, hoy son visibles, hoy tienen voz y el poder de decidir sobre el futuro de su patria, sin ser asfixiados por las garras imperiales. Hoy, gracias a la revolución liderada por el presidente Chávez, Venezuela es uno de los países más felices del mundo.
Esa es la amenaza que representa el presidente Hugo Chávez y la Venezuela revolucionaria para Washington. Es la amenaza del buen ejemplo.
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