miércoles, 30 de enero de 2013

REDES TRUJILLO: Juan Barreto: En La Comuna el trabajo es una actividad humana libre

Juan Barreto: En La Comuna el trabajo es una actividad humana libre



Primicias24.com (Prensa Redes) – El coordinador nacional del Movimiento Redes, Juan Barreto, explica como en La Comuna el trabajo ya no es propiamente trabajo como lo que actualmente se conoce, sino que se trata de una actividad humana libre y general que, como nos contó Marx, pone de relieve la diferencia radical entre la forma de producción social comunal y la capitalista.

“En respuesta a Adam Smith, quien ensalza el papel del dinero en tanto que “mercancía general”, eternizándolo más allá de su carácter históricamente establecido por la economía política burguesa (y, con ello, negándole su carácter superable), Marx expone lo contradictorio en sí mismo de la idea de “intercambiabilidad general”, pues reduce todo lo existente a valor de cambio, incluso al hombre mismo”, expuso Barreto.

Para el dirigente esto hace que en la sociedad capitalista todo sea abstracto y arbitrario, sin asideros y más bien con nociones evasivas de los valores reales. “Es desde esa crítica que el pensador alemán se propone exponer las condiciones nítidamente constantes que garantizarían la superación del régimen del dinero”, sugiere.




En ese sentido, el intercambio de actividades, de dinero, de valores y de mercancía forman parte de una idéntica relación de producción, la capitalista, la cual una revolución, como la venezolana, se propone destronar y la forma expedita de hacerlo es mediante La Comuna.

“Porque si se presupone que la producción es comunal, entonces se planifica para producir bienes que serán colocados en toda la comunidad; un conglomerado humano, todo en uno, productivo”, sintetizó.

REDES TRUJILLO: Juan Barreto: Nosotros

Juan Barreto: Nosotros (Opinión)


Gráfica – Imagen referencial

Primicias24.com (Articulo de Opinión) – Recuerdo que era un día como hoy, aquel día de 1999. El recién electo presidente, Hugo Chávez, aún no había sido proclamado por el Congreso. Se encontraba en La Viñeta organizando su gabinete. El anuncio de esa mañana fue: Alí Rodríguez Araque para la cartera de energía.

En la improvisada rueda de prensa que Mary Pili y yo organizamos, un corresponsal ingles le preguntó al camarada recién nombrado ¿Cuál sería su primera medida? Alí respondió que viajaría a Viena para convocar a la OPEP. El periodista replicó: La OPEP está prácticamente paralizada, ¿Quiénes asistirán a una hipotética reunión? El ministro respondió con su estilo, siempre mezcla de amabilidad punzante con una suerte de sentido común que raya en el humor feroz. “Asistirán los que se sientan convocados”. Desmontando de este modo cualquier piquete contenido en la pregunta.

Y es que, en efecto la OPEP estaba en terapia intensiva. La cesta venezolana se encontraba alrededor de los siete dólares por barril, mientras los costos operativos por unidad estaban muy por encima. De manera que subsidiábamos el petróleo que vendíamos afuera. “Honrar” los intereses de la deuda externa, se tragaba el 26% del presupuesto anual y la pobreza abrazaba al 60% de la población y el 30% habitaba el sótano de la pobreza extrema. Esa era la herencia que nos dejaba la burguesía podrida de entonces, y que metamorfoseada aún se exhibe todavía por los pasillos de la Asamblea Nacional.

Los “expertos económicos” de Caldera habían acuñado una categoría aún más nefasta: Estado de pobreza alarmante, para calificar a aquellos que no contaban con casa, trabajo y salud. La mortalidad infantil estaba entre las más altas de América Latina y el desempleo rondaba los 18 puntos. Con este cuadro, el nuevo mandatario se estrenaba bajo el manto de las mayores dificultades presentadas por el país durante la era Puntofijista.

En días recientes escuché a un connotado dirigente opositor, hablando de esta forma: “Nosotros, los venezolanos, el país, rechazamos la situación actual… Chávez dejó de lado la agenda social para imponerle al país una agenda política”. Enarbolando un discurso fundado desde la prepotencia excluyente y clasista más oscura.


Gráfica – Imagen referencial

Recordé entonces un discurso de Durruti, en respuesta a los franquistas, que pretendían secuestrar a su patria bajo el lema: “Rescate del sagrado pueblo español”; diciéndoles: “si, en efecto, ustedes entienden sagrado todo aquello que les es útil. Todo aquello que ha sido acumulado, luego de haber sido expoliada a los campesinos y trabajadores. Entienden por pueblo al alto clero, a las cúpulas de empresarios y terratenientes, los que pretenden eternizarse en el control de todo lo contrario a la dignidad y al reconocimiento de los derechos colectivos de los humildes. Nosotros, porque, en efecto hay un ustedes y un nosotros; somos la España que ha sido excluida y postergada. Pero también, la que se ha insurreccionado, ha levantado la cabeza para no bajarla jamás, a menos que le sea cortada. Para ustedes hay una sola España, porque nunca reconocerán la vergüenza que implica la existencia de la otra”.

El argumento de Durruti cabe en esta ocasión, como anillo a la medida, ante el discurso “unificador” de los dirigentes de la Venezuela de los privilegios Puntofijistas. Los que consumieron para sus fines, durante décadas, la renta petrolera de todos; los que hicieron del país un paraíso para algunos, los que añoran los tiempos en que ser pobre no sólo era una desgracia, sino también una vergüenza, porque desde el poder se les trataba con desprecio. Ellos, los arrogantes de siempre, los que creen que el pueblo es solamente una referencia estadística, hoy quieren mostrarse como una opción para el país, legítima y verdadera. Pero esto choca con un problema, un escollo más sólido que la roca de un muro: Nosotros.

REDES TRUJILLO: Juan Barreto: El Gran Polo Patriótico es un ambiente social y cultural

Juan Barreto: El Gran Polo Patriótico es un ambiente social y cultural


Gráfica – Coordinador nacional del Movimiento Redes, Juan Barreto.

Primicias24.com (Prensa Redes) – Lo fundamental, para el coordinador nacional del Movimiento Redes, Juan Barreto, en un Polo Patriótico o un partido, es unificar las pasiones humanas por distintas que estas fueran, de modo que los discursos y lenguajes sean estructuras comunes capaces de confluir en un amplio programa general anticapitalista y antimperialista.

En ese sentido, asegura que van las fuerzas revolucionarias.

“Si atendemos a ello se soslaya la militancia como una obligación oportunista, pragmática, y utilitaria, de carácter parasitario y clientelar, alejado de cualquier ideología”, explica.

En su defecto, el bloque de frentes no es ni uno solo ni la suma de todos, sino un espacio contentivo de algo más que las luchas particulares, “es una multiplicidad de polos”, dijo.

El Gran Polo Patriótico es un ambiente social y cultural, asevera Barreto, que funciona sin comando, aunque es dirigido. “Tampoco es un aparato electoral, aunque garantiza ganar elecciones”, expone.

No debe ser entonces un espacio donde el grande asiste de manera prepotente a imponerse y comerse el pequeño, ni el sitio del arreglo y la componenda, ni el comando de campaña.

“Esta mancomunidad de voluntades y factores, es un anclaje estratégico, una totalidad de sentido”, sentenció. 


Gráfica - “Esta mancomunidad de voluntades y factores, es un anclaje estratégico, una totalidad de sentido”, expresa Barreto.

REDES TRUJILLO:Juan Barreto: Es momento de una ofensiva revolucionaria

Juan Barreto: Es momento de una ofensiva revolucionaria


Gráfica – Coordinador nacional del Movimiento Redes, Juan Barreto.

Primicias24.com (Prensa Redes) – Para el coordinador nacional del Movimiento Redes, Juan Barreto, es imprescindible la tarea de los liderazgos y el partido revolucionario, en un sentido amplio que reduce en esta oportunidad en cuatro premisas fundamentales:
Hilvanar las demandas de la gente en un programa con pretensiones universales y de totalidad (tal como el Programa de la Patria 2013- 2019).
Facilitar el encuentro de lo hoy en ciernes o disperso.
Conectar el trabajo pequeño con las grandes consignas- síntesis de la política.
Lograr la identidad y oponer esta al capital.

En ese sentido, postuló que la acción del chavismo en estos tiempos va dirigida a que se sigan generando espacios para el dialogo, la confrontación y la crítica constructiva de aquellos bloques históricamente confrontados al capital, tal como se está llevando a cabo desde los consejos comunales, los discursos y saberes que de ellos se desprenden.

Esto, con el fin de que el Poder Popular no sea visto como un apéndice del partido, ni la suma de uno o varios, sino que se trate de una asamblea permanente. “Un espacio de encuentro de aquellas fuerzas e individuos proclives a una política amplia, democrática, revolucionaria y nacionalista que apunta hacia el socialismo de nuevo tipo, punto de partida para el encuentro de estamentos sociales históricamente dispersos”, explicó Barreto.

De esta manera, sostiene el dirigente, estos tiempos obligan a una ofensiva revolucionaria que vaya, sin ambages, hacia la materialización de un viraje definitivo hacia la izquierda. “Así lo asumimos, porque está de por medio la suerte del proyecto revolucionario que no es otra que la de este pueblo del que somos parte”.


Gráfica – Barreto cree que estos tiempos obligan a una ofensiva revolucionaria que vaya, sin ambages, hacia la materialización de un viraje definitivo hacia la izquierda.

REDES TRUJILLO: Juan Barreto: El Ejercicio del Poder Popular

Juan Barreto: El Ejercicio del Poder Popular (opinión)


Primicias24.com (opinión).- Estamos llamados a asumir el momento que vivimos como el momento de ofensiva revolucionaria, una ofensiva que debe materializarse en la construcción de una política organizativa concreta con la cual se impulse, sin ambigüedades, un viraje definitivo hacia la izquierda. Se trata del momento político en el que, como lo ha dicho el presidente Chávez, nos jugamos hasta la propia vida. Así lo asumimos, porque está de por medio la suerte del proyecto revolucionario que no es otra que la de este pueblo del que somos parte.

En este viraje, resulta imprescindible tener claridad sobre los núcleos vitales del debate, que no son otros que aquellos que tienen que ver con la naturaleza del poder y las formas de concreción del Poder Popular. Porque si no tenemos clara la visión estratégica del poder, es fácil caer en fatales errores políticos tales como el dogmatismo, el estatismo y las prácticas oportunistas, o hasta en conductas y acciones antagónicas al comportamiento revolucionario. Errores que, sin duda, también tienen que ver con formas de entender el mundo, nuestras relaciones con él, con los otros y con nosotros mismos, y particularmente con las formas de pensarlas, decirlas y sentirlas

Lenin se refería fundamentalmente a que el capitalismo produce la miseria y la explotación del trabajo, de manera tal que las condiciones a ser creadas eran las subjetivas, porque las objetivas están presentes. Destaca Lenin, que es la voluntad política la que construye el escenario y no al revés. De modo que las condiciones objetivas y las subjetivas devienen en un mismo movimiento: la voluntad política materializada en acción revolucionaria como simultaneidad de la multiplicidad de las prácticas.

Es de vital importancia tener presente este planteamiento de Lenin, cuando hablemos delSocialismo del Siglo XXI. Este es el debate. Un punto de inflexión que cruza el deseo revolucionario, crea el acontecimiento, y la gente lo ha asumido así. Está intrínsecamente relacionado con el impulso social de nuestras prácticas, tiene que ver con el ejercicio del Poder Popular, con la democracia revolucionaria, que se construye día a día; con los consejos comunales y los saberes que allí se generan colectivamente.

Nosotros hemos venido construyendo eso que llamamos un nuevo campo socialista. Aunque en alguna medida nos hacemos parte y reivindicamos algo de la experiencia de lo que hasta ahora ha sido conocido como socialismo, nuestro punto de referencia y de fundación no es exactamente eso que se llama socialismo realmente existente. Es distinto, es buscar, reconociendo el pasado, una forma de hacer propia nuestra historia indoamericana. Eso que José Carlos Mariátegui llamó socialismo de Nuestra América.

Por eso nosotros siempre llamamos a un debate sobre un nuevo socialismo: el Socialismo del Siglo XXI, es decir, no es el socialismo del siglo XX, ni el socialismo del siglo XIX. Cuando decimos debate sobre el nuevo socialismo del siglo XXI, estamos estableciendo en el enunciado un conjunto de rupturas que nos permiten ir construyendo la lectura de lo que comenzamos a comprender como nuevo socialismo.

Y reconocemos ampliamente que en la Revolución Venezolana tiene un nombre ese Socialismo del Siglo XXI: Chávez (Chavismo), manifestación inherente a un significado común, en toda su plenitud; encarna la voluntad del pueblo venezolano y que es a través de ese nombre que se tejen las identidades y ocurre un proceso de construcción hegemónica de un sujeto colectivo que llamamos: CHÁVEZ SOMOS TODOS. Un despliegue de engramas de significados que constituyen el tejido de las prácticas de luchas históricas del pueblo llano, de sus bases existenciales. Que encarna lo profundamente que es la piel de esa construcción que deviene vía venezolana hacia el socialismo.

Juan Barreto Cipriani

REDES TRUJILLO: Juan Barreto sostiene que en La Comuna el pueblo materializa sus demandas

Juan Barreto sostiene que en La Comuna el pueblo materializa sus demandas


Primicias24.com (Prensa Redes).- En una nueva arenga a la consolidación del Poder Popular a través de La Comuna, el coordinador nacional del Movimiento Redes, Juan Barreto, explicó que la condición de posibilidad de esta hegemonía del pueblo menos favorecido pasa por el surgimiento de lo que define como “un núcleo central de líneas irregulares, punto de cruce entre líneas de fuerzas convergentes que se van aglutinando alrededor de una polaridad confrontada a otra”.

Con esto, el dirigente define lo que hoy vemos en la realidad y conocemos como colectivos, movimientos sociales y frentes convergentes en políticas comunes y asidos al liderazgo de Hugo Chávez.

“Un bloque social implica alianzas de distintas capas en torno a un proyecto. Es por eso que los movimientos sociales no pueden ser vistos como frentes o apéndices del partido y sus lógicas, sino como la sociedad que se hace a sí misma en el despliegue eterno y permanente de nuevas formas de existencia”, sostuvo al tiempo que resaltó como el socialismo venezolano ha logrado catalizar las fuerzas sociales de modo que materialicen con independencia sus demandas.

Barreto, aprovechó la oportunidad para enviar un nuevo mensaje de aliento al presidente Hugo Chávez. “Aquí está un pueblo que protegerá lo conquistado hasta que vuelva y retome plenamente las riendas de esta revolución que de usted se hizo millones. Un abrazo Chávez”, culminó. 

REDES TRUJILLO: Juan Barreto: Chávez, fuerza de la Multitud

Juan Barreto: Chávez, fuerza de la Multitud (opinión)


Primicias24.com (opinión).- En sociedades complejas, desiguales y marcadas por una profunda e irreductible diversidad cultural y territorial, como es el caso de Venezuela, el gran reto ha sido construir una portentosa multitud-pueblo, creando a través del camarada Chávez un espacio común de objetivos y principios.

Ahora, tenemos que ser capaces de constituir, partiendo de las comunas, un movimiento de movimientos, y esto sólo es posible si generamos dinámicas de interacción en red entre todos los actores sociales, y si creamos novedosas maneras de reunirnos, discutir, dialogar y, sobre todo, tomar decisiones. Esta es la forma en que nosotros, la multitud-pueblo, debemos ejercer el poder en el socialismo del siglo XXI.

Pero primero disertemos algo sobre ese gran sujeto amorfo, móvil, flexible, que somos el Pueblo, y que preferimos llamar Multitud. Sin pretender sobreponer estos dos conceptos, a nosotros nos basta con establecer por lo menos su similitud, en el entendido de que pueblo para nosotros no es necesariamente una construcción a partir del Estado burgués y en función de su repre­sen­ta­ti­vidad política. Tampoco pueblo es para nosotros, por supuesto, una entidad cerrada en oposición a otra igual, en el sentido nacionalista, ni mucho menos una entidad homogénea y recondu­ci­ble a la unidad. Por lo menos en Venezuela y su actual proceso político, pueblo no es eso.


¿Pudiéramos establecer un paralelismo entre el concepto de multitud y el de pueblo? Es necesario insistir en ello. La multitud no puede ser aprehendida ni explicada en términos de contractua­lismo. En un sentido más general, la multitud desconfía de la representación, ya que es ella una multiplicidad inconmensurable. El pueblo se representa siempre como unidad, mientras que la multitud no es repre­sentable, puesto que es mons­truosa para los racio­na­lismos teológicos y trascendentales de la modernidad.

El concepto de multitud es el de una multiplicidad singular, un multiverso concreto. Del mismo modo que la carne, la multitud es pura potencialidad, la fuerza no formada de la vida, un elemento del ser. Al igual que la carne, también la multitud se orienta hacia la plenitud de la vida. El monstruo revolucionario llamado multitud, aparecido al final de la modernidad, quiere transformar de manera continua nuestra carne en nuevas formas de vida.

Pero si de lo que se trata es de reconocer ideas/fuerzas que se han sedimentado en los procesos revolucionarios y que los siguen impulsando por cada vez más caminos, pues la noción de pueblo es esencial, ya que ¿no es esta multitud, acaso, el pueblo en Venezuela? cuando decimos multitud decimos pueblo, y viceversa, sin mucho enre­ve­samiento.

Ahora bien, ¿cómo es que territorios demarcados –comunas– terminan cruzándose para la conformación de esa poderosa pero descabezada multitud? Al hablar de los cambios revolucionarios que se están dando en nuestra América Latina, muchos teóricos (incluso amigos, por cierto, del proceso revolucionario) suelen diferenciar entre los procesos emancipatorios al de Venezuela, a su decir porque acá sería distinto o especial porque contamos con un gobierno que deliberadamente apunta hacia el fortalecimiento de las multitudes que hoy son el poder popular. Recordemos cómo fue que se abrió el período de las luchas sociales de América Latina luego de que Hugo Chávez ganara las elecciones en 1998, cuando una cadena de presidentes se reivindican aliados de los movimientos sociales, de las multitudes, del pueblo, es así como los gobiernos de Venezuela, Bolivia y Ecuador, fundamentalmente, deben su llegada a la movilización social de las multitudes hechas pueblo, poniendo en cuestionamiento no sólo a los gobiernos neoliberales sino también al modo de dominación de la estructura social y todo su entramado institucional. Ese continúa siendo el signo de la lucha popular.

Juan Barreto Cipriani