sábado, 19 de febrero de 2011

LUCHA POR EL CONTROL OBRERO

LA UNETE ANTE LA NECESIDAD DE LA UNIDAD COMBATIVA
E INDEPENDIENTE DE LA CLASE TRABAJADORA
A NUESTROS HERMANOS DE CLASE:
Hemos decidido dirigirnos a los trabajadores y trabajadoras de Venezuela en medio de una situación que está tensionada por la agudización de las contradicciones de clase, la ofensiva contrarrevolucionaria imperialista contra los pueblos del mundo que luchan por su liberación y los crecientes atropellos patronales privados y públicos contra la clase trabajadora en nuestro país.  Se ha entrado en una fase de preparación  de fuerzas  que adelanta la confrontación y donde a la Unión Nacional de Trabajadores y Trabajadoras de Venezuela (UNETE) le corresponde asumir una responsabilidad importantísima en el proceso revolucionario en curso, expresando los intereses de la clase obrera y el pueblo trabajador: auténtico sujeto social revolucionario de este proceso y a su liderazgo principal encarnado en el Presidente Chávez.
Comenzamos este escrito ratificando un compromiso que es consustancial al nacimiento y fundación de la UNETE, que  surgió en el marco de la mayor confrontación de clase jamás vista en este proceso y donde el Pueblo Bolivariano  derrotó dos golpes combinados en las jornadas revolucionarias  que comenzaron en abril del 2002 y que culminaron con la recuperación de la industria petrolera en el 2003.  De estas luchas unitarias, conformadas por sectores explotados del pueblo civil y uniformado, base social del proceso, viene y nace la UNETE… con este acumulado anticapitalista, antipatronal, antiburocrático, socialista, clasista y revolucionario que sellaron esas jornadas, hoy seguimos y continuaremos en la lucha.
Una lucha revolucionaria y de clase, que requiere de la más estrecha unidad de las fuerzas que acompañan al proceso bolivariano desde el movimiento sindical y las masas trabajadoras. Pero esta unidad ni se impone, ni se simula, ni se decreta, ni se puede formular unilateralmente, pues como UNIDAD, debe ser auténtica y sincera, respetuosa de la diversidad y, de por sí, ya requiere de un método unitario en su planteamiento.  No puede haber una unidad convocada desde posiciones anti-unitarias y mucho menos unidad con quien es parte del enemigo.
En principio, los reflejos de clase de los que viven de su trabajo no pueden concebir ningún tipo de unidad en la vieja cueva de traidores que representa la CTV, porque es una extensión y herramienta del capitalismo que en lo nacional e internacional se unifica al lado de la patronal.  Esta central hace un llamado a elecciones unitarias, pero su historia la inhabilita para entusiasmar a alguien en esa trampa: se convirtieron en una cúpula aristocrática del sindicalismo durante la IV República que bonificó el salario durante años, que privatizó empresas nacionales estratégicas  y que vendió las prestaciones sociales en alianza con las políticas y recetas neoliberales que imponía el FMI y la Banca Mundial; luego acompañó los últimos cadáveres de la IV en contra de la disposición de cambio del Pueblo Bolivariano en la Elecciones de 1998, para después entrar en un proceso conspirativo, en coalición con FEDECAMARAS, la Cúpula de la Iglesia Católica y el Departamento de Estado de EE.UU., que se concretó en los Golpes de Estado y Petrolero del 2002 y 2003.  Hoy se mantienen en esta misma línea estratégica y de conducta al lado de la oposición, en una denominada “Mesa de la Unidad” que viaja por la OEA, la ONU, la OIT, al Congreso de EE.UU, junto a otro coro de actores provenientes de la mal llamada “izquierda”,  incapaces de entender el proceso de cambio abierto por el pueblo venezolano, a menos que sea a través del Lente del Capital para joder al Trabajo y apropiarse de los recursos de la Nación.  Cuarenta ladrones imposibilitados de conseguir un Alí Baba para enfrentar a Chávez, pero muy habilidosos en sus intenciones para engañar con un lenguaje pseudo democrático, “unitario”,  y de “convivencia y paz social” para ingenuos e incautos.
En el terreno del proceso revolucionario también se hacen propuestas dirigidas a unificar a los que viven únicamente de su trabajo, muchos de ellos cofundadores de la UNETE y que hoy no son parte del proceso de refundación y relanzamiento que hace un año vive la central que estamos impulsando.  Y lo estamos haciendo de manera autónoma, con nuestros propios y modestos recursos, en medio de grandes dificultades, con errores, mucho debate, diferencias, pero también con aciertos y con profundas convicciones sobre el papel protagónico que debemos cumplir como clase trabajadora. Un año de reconstrucción de la UNETE donde hemos cualificado nuestra orientación política y programática en la terca tarea de acompañar de manera comprometida las experiencias más progresivas surgidas del proceso e impulsadas por el Presidente Chávez en el ámbito del trabajo.  Experiencias donde hemos estado y donde nos empecinamos porque sean exitosas y se generalicen como parte del recorrido en la Transición Revolucionaria.  Todo lo que hemos hecho y elaborado políticamente está escrito y difundido públicamente, los trabajadores y dirigentes de todo el país que acompañan y reconstruyen la UNETE son una expresión, un cable en tierra, que refleja la situación de existencia que se vive en nuestro pueblo.  Tenemos una medida particular, pero nada despreciable de lo que ocurre en las bases trabajadoras y con esa orientación la UNETE se movilizó el 9 de noviembre del año pasado.  Casi 10 mil compañeros, principalmente trabajadores y trabajadoras,  junto a sectores del movimiento popular, campesino e indígena comprometidos con el proceso revolucionario, con el Presidente Chávez, contra el capital y contra una burocracia de tecnócratas en el gobierno que le viene entregando espacios a la oposición.
Desde esta perspectiva y convencidos que todavía tenemos un Estado que corrompe con su lógica capitalista los avances conquistados, es que apreciamos y vemos la gran tarea de la construcción de la unidad de los que viven únicamente del trabajo; porque ese Estado está infectado de un  tejido de viejas relaciones y operaciones económicas, todas de carne y hueso que no hemos podido desterrar y que nos pudre  lo nuevo que se mete en esa maquina demoledora, incluyendo al mundo sindical.  Un solo ejemplo de esto, es lo que sucede en Guayana: allí se profundizó la división sindical desde la Nacionalización de SIDOR, que fue un catalizador de la experiencia embrionaria de Control Obrero, porque todo el entramado capitalista de comercialización de la producción, de los cupos del hierro y el aluminio, están controlados por trasnacionales que actúan con sus operadores para permear nuestras  filas, para matar la Revolución ante el terror que tienen de una extraordinaria experiencia que les puede empezar a partir su columna vertebral, es decir, estamos divididos por un plan del Capital y sus dueños en los puntos nodales y más estratégicos que nos impiden avanzar en la Transición Revolucionaria, en la Transformación Socialista del Modelo de Producción.
La UNETE, en este marco político y  de debate revolucionario entre las y los trabajadores concibe la Unidad de la Clase como una acción de los propios trabajadores y las trabajadoras. Una Unidad Política y Estratégica protagonizada desde las bases y que cualifique la intervención de la clase en la Transición Socialista.  Una Unidad que debe estar ligada a las claves democráticas, participativas y constituyentes conquistadas en nuestro proceso y que son referentes inapelables para la construcción de lo nuevo que surgió y que tenemos que consolidar. Una Unidad que respete esa necesidad profunda que corre entre las bases, que sería criminal manipularla desde el campo de la Revolución y que sí requiere de instancias de articulación, alejadas de cualquier tipo de imposición, para avanzar en su consolidación en estos dos años de confrontación contra la oposición capitalista y contra una burocracia que actúa peor que cualquier patrón privado. Articular para forjar la Unidad desde abajo, para reorientar la acción conjunta de sus organizaciones y de los comprometidos con el proceso a favor del Trabajo y, para ello, necesitamos que los que viven en la explotación y de su trabajo sean protagonistas de su propia liberación. Hablamos de la necesidad de recorrer en Unidad un gran debate nacional con la clase y demás sectores explotados para dotarnos de un Plan de Transición Revolucionario, Socialista, que blinde el proceso y que termine de ganarse a nuestros hermanos de clase que hoy son masa de maniobra de la oposición, de la derecha capitalista y lacaya del imperialismo. Un plan para construir la Unidad Revolucionaria de la Clase sobre la base de la concreción de conquistas mediatas e inmediatas que contemplen:
  • La cualificación y profundización de las experiencias de Control Obrero y todas aquellas que como parte de la construcción del nuevo modelo de gestión avanzan con la incorporación plena de los trabajadores, consejos comunales, campesinos y pescadores.
  • Fortalecimiento del aparato productivo nacional con participación protagónica de los trabajadores.
  • Iniciativas puntuales para intervenir de manera conjunta en los sectores de la Vivienda y Hábitat, Salud, Educación y Alimentación que permita desmercantilizar su lógica especulativa e inevitable por el comportamiento predominante en el mundo actual del capital.
  • Una Ley Orgánica Revolucionaria del Trabajo que desaparezca el Despido, entre uno de sus aspectos principalísimos, porque se trata de una figura perversa y criminal capitalista para reducir costos en detrimento de la familia trabajadora y que es más injustificable en el sector público por el carácter socialista de la transición revolucionaria que debemos recorrer.
  • Control Social en las Inspectorías del Trabajo, INPSASEL, en el otorgamiento de la solvencia laboral.
  • Pleno respeto al derecho a la sindicalización, para todas y todos las y los trabajadores sin distinción alguna, como lo establece la Constitución vigente. Reconocimiento y respeto al carácter autónomo e independiente del movimiento organizado de las y los trabajadores.
  • Una Ley General de Aumentos de Sueldos y Salarios que establezca un nivel digno del poder adquisitivo de la clase y su movilidad periódica de acuerdo al aumento de la inflación.
  • Real y efectivo control de precios, con el establecimiento del PVP para los más importantes bienes y servicios de consumo popular.
  • Transformación radical del Código de Comercio
  • Levantamiento de los procesos judiciales contra dirigentes sindicales que son víctimas de expedientes tratados en tribunales ordinarios, que los mantienen privado de libertad o en régimen de presentación. Cese a la criminalización de la lucha que desarrollan trabajadores, sindicalistas y delegados(as) de prevención.
  • Cese a la represión y la violencia criminal contra las luchas de las y los trabajadores; cárcel para los autores materiales e intelectuales de tales hechos (caso MMC Automotriz, por ejemplo)
  • Acciones inmediatas y expeditas para solucionar casos de trabajadores como los de la Mitsubishi, Alcasa, CARBONORCA, FERROMINERA, ORINOCO IRON, SIDETUR, HEINZ, FADELCA, INVETUBOS, PETROCASA, CAFÉ VENEZUELA, CEMENTERAS, PEAJES, PIRELLI, FORD MOTORS… y otros que se encuentran en situación de conflicto laboral.
  • Discusión de las Convenciones Colectivas vencidas (VTV, APN, Salud, Educación, sector privado)
  • Cese inmediato de la injerencia de sectores de los cuerpos de seguridad del Estado, sectores militares, funcionarios del CICPC, policía, fiscalía, tribunales, en los asuntos laborales y sindicales; y del papel que algunos de ellos cumplen al servicio de la patronal, ejecutando terrorismo y persecución contra los líderes clasistas.
  • Respuestas contundentes como política de Estado para salvaguardar la vida de dirigentes sindicales, delegadas y delegados de prevención, dirigentes campesinos y líderes populares en general, frente al sicariato al servicio de sectores de la burguesía, terratenientes y grupos violentos de la contrarrevolución. Investigación profunda y condena penal para los autores materiales e intelectuales de los asesinatos a sueldo contra luchadores de la clase obrera y el pueblo.
Finalmente y desde este pronunciamiento dirigido a la clase trabajadora, queremos expresarle desde la UNETE al Presidente Chávez que vamos a muerte por su reelección para el 2012.  Que estamos dispuestos a ir a la UNIDAD con todos los factores que componen el Polo Patriótico y resueltamente convencidos que la unidad de la clase con sus victorias se garantizan con políticas cada vez más revolucionarias, que transfieran más conquistas y poder al pueblo explotado y dirigidas a activar elSujeto Constituyente Revolucionarioel Pueblo Bolivariano y que en los momentos de contingencia se transforma en el Huracán que derrota la contrarrevolución.






No hay comentarios:

Publicar un comentario