domingo, 27 de mayo de 2012

MST: "Apostamos por cambios estructurales que pongan fin a la pobreza"

MST: "Apostamos por cambios estructurales que pongan fin a la pobreza"
x Iraia Oiarzabal  En un país como Brasil, donde la brecha entre la población rica y la pobre es descomunal, el Movimiento de los trabajadores rurales Sin Tierra (MST) no cesa en su lucha

Por conseguir un cambio estructural que termine con la pobreza, para lo que la reforma agraria es un primer paso fundamental. La ley no avanza, pero si el movimiento, que trabaja desde hace años en el desarrollo se un sistema cooperativo.

Pedro Cristofolli y Joao Daniel son miembros del MST de Brasil prácticamente desde sus inicios. El primero es activista del movimiento y desde 2009 profesor de la Universidad Federal de la Frontera Sur de Brasil. El segundo, es dirigente nacional del MST y director de la región de Sergipe. Combina este cargo con el de diputado estadual por el Partido de los Trabajadores (PT). La pasada semana visitaron Euskal Herria para conocer diferentes experiencias cooperativas y compartir experiencias. En Arrasate, explicaron a GARA la situación actual de su lucha y los pasos en el ámbito del cooperativismo.

Aunque desde que se fundara en 1985, el MST viene reivindicando una reforma agraria para terminar con la concentración de la riqueza y la propiedad de la tierra, y por consiguiente, con la enorme brecha entre pobres y ricos, sus reclamaciones no han sido atendidas. Ni siquiera teniendo en cuenta que la ley prevé una reforma agraria. Cristofolli relató cómo durante décadas la dictadura militar ha reprimido la voz de los agricultores del MST, contribuyendo a que los grandes terratenientes se enriquecieran cada vez más. «El 2% de los terratenientes tienen casi la mitad de la tierra», apuntó.

Ahora, con el PT en el Gobierno, la situación sigue bloqueada. A pesar de que la legislación lo permite, no se dan pasos para llevar a cabo una reforma agraria -según Cristofolli- por cuestión de poder. «Incluso en el Congreso el Gobierno se queda como rehén de las reivindicaciones latifundistas», apostilló. Ello, sumado a la criminalización que se da sobre los actos de protesta o las ocupaciones que lleva a cabo el MST, permite a los grandes terratenientes seguir con el poder en su mano.

Expuso además, que durante los últimos años, un nuevo participante ha entrado en juego. Y es que se han dado alianzas entre el sector latifundista y grandes empresas nacionales y transnacionales del sector financiero. Así, la industria del etanol ha entrado con fuerza en las tierras de Brasil, y al respecto, Cristofolli recalcó que no se trata de un sector latifundista, sino de un sector moderno que además tiene un gran capital. «Acaparan nuestras tierras, y cuando nosotros llevamos a cabo ocupaciones, no nos enfrentamos solo al latifundista local, estamos enfrentando otro enemigo más poderoso y articulado», expresó.

Algunos pasos adelante

Aunque el tema de la reforma agraria está paralizado, Cristofolli reconoció que el Gobierno de Dilma Rousseff ha dado una serie de pasos de cara a generar empleo a través de la construcción o concediendo una especie de beca, denominada Bolsa Familia, para familias en situación de pobreza. Indicó que desde el MST apoyan este tipo de políticas, pero afirmó que no resuelven el problema de la pobreza. «Nosotros apostamos por cambios estructurales que pongan fin a la pobreza», apostilló.

Cristofolli relató que este bienestar «puntual» por la obtención contratos o ayudas del Gobierno, han llevado a muchos campesinos a «acomodarse ante esa pequeña mejoría» descartando la vía de la lucha a través de protestas u ocupaciones. Por esta razón, y debido a que la correlación de fuerzas no es la adecuada por ese peso de la derecha, el MST se encuentra ahora en un proceso de formación política para los campesinos. «Nos preparamos para cuando la correlación de fuerzas sea correcta para luchar».

No obstante, el movimiento sigue trabajando por repartir la riqueza y construir un sistema basado en el desarrollo sostenible y la solidaridad. Partiendo de la base de que el MST desarrolla su lucha de una manera unitaria, Cristofolli apuntó que la gestión de la tierra debe basarse en el cooperativismo. «Si un campesino logra una tierra en los procesos de lucha pero sigue individualmente no va a conseguir sobrevivir en la realidad agrícola de Brasil, hay que luchar por la tierra pero de una forma organizada, solo así podremos combatir la pobreza». Dos proyectos cooperativos unen Brasil y Euskal Herria

El MST, con la colaboración de Lanki y Mundukide, trabaja desde el año 2000 en la instauración del sistema cooperativista en Brasil. Así, tras seis años estudiando junto con la Cooperativa Mondragon las características de esta forma de empresa, en 2006 dieron marcha a un proyecto en la región de Paraná. «Las cooperativas generan un desarrollo más equitativo, algo fundamental para nosotros», explicó Cristofolli. Por ello, el MST apostó por un modelo cooperativo autogestionado que sea sostenible medioambientalmente.

En la actualidad existen dos proyectos cooperativos en Paraná y Sergipe, centrados en la agricultura y la formación. Contrariamente a lo que sucede en Euskal Herria, Cristofolli subrayó que en Brasil el modelo cooperativo tiene un movimiento social y político importante detrás, ahora trabajan para fortalecer el sistema económicamente y poder, finalmente, vivir de la riqueza que generan sus tierras.

Gara



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Alimentos que envenenan a los niños

Alimentos que envenenan a los niños
x Frei Betto    Se publicitan productos de bajo valor nutritivo, tales como cereales para el desayuno ya azucarados, dulces, sodas, productos salados, así como comida basura

“Los niños de todas las regiones de las Américas están expuestos a la publicidad invasiva e implacable de alimentos de bajo o de ningún valor nutricional, ricos en grasa, azúcar o sal”, constata una investigación de la Organización Panamericana de la Salud (2012).

Basta con mirar a nuestro alrededor para verificar que nuestros niños (menores de 16 años) presentan una elevada tasa de obesidad y dolencias crónicas relacionadas con la nutrición, como la diabetes y problemas cardiovasculares.

Uno de los factores que más influyen en los malos hábitos alimenticios en esta franja etaria es la publicidad de productos de bajo valor nutritivo, tales como cereales para el desayuno ya azucarados, dulces, helados, sodas y otros productos salados, así como comida basura… que “llenan” la barriga y dan la sensación de saciedad, pero que no suplen las necesidades nutricionales básicas.

Una resolución de la Organización Mundial de la Salud, de mayo del 2010, instó a los gobiernos a esforzarse por restringir la promoción y la publicidad de alimentos para niños.

El mayor vehículo de promoción de alimentos nocivos es la televisión. Expuestos excesivamente a ella, los niños tienden a querer consumir las marcas que anuncian en ella. En general la propaganda crea vínculos emocionales entre el producto y el consumidor, e incluye regalos, concursos y competiciones.

Con el pretexto de actividades filantrópicas en las escuelas, las empresas de alimentos no saludables aumentan su poder de domesticación. Investigaciones brasileñas indican que estar ante la tele más de dos horas diarias influye en el aumento del índice de masa corporal en los niños. Y un informe de una agencia de encuestas de mercado señala que en el Brasil, en Argentina y en México el 75 % de las madres con hijos de 3 a 9 años opinan que la publicidad influye en las peticiones de los niños en la compra de alimentos (en el Brasil hasta un 83 %).

En el Reino Unido está prohibida en la televisión la propaganda de alimentos no saludables. Irlanda limita la presencia de celebridades en dicho tipo de anuncios y exige el uso de notas explicativas. España desarrolló un código autorregulatorio y restringe la utilización de celebridades y la distribución de productos en el mercado. Según un informe del Ministerio de Salud (2008), durante un año, en el Brasil, más de cuatro mil comerciales de alimentos fueron pasados en televisión y en revistas, de los cuales el 72 % se referían a alimentos no saludables.

En el Brasil la reglamentación vigente obliga a colocar advertencias en los comerciales de alimentos, aunque Abia, el principal consorcio industrial de alimentación del país, se rehúse a cumplirla. Esa empresa obtuvo un laudo garantizando la no aplicación de las nuevas reglas, por lo que la decisión final depende ahora de la Justicia.

Es necesario, pues, que las familias y las escuelas dediquen esfuerzos a la educación nutricional de los niños. Por ejemplo exhibiendo anuncios comerciales en las aulas y debatiendo sobre ellos. De esa forma se crearía un distanciamiento crítico ante el producto y un mayor discernimiento por parte de los consumidores.

En São Paulo algunos alumnos proyectaron en la clase anuncios publicitarios grabados en sus casas. Después de debatir sobre ellos decidieron adquirir una determinada marca de yogur. Una vez analizado su contenido con análisis clínico se constató que no correspondía con las indicaciones expuestas en el envase. De ese modo los alumnos aprendieron lo que significa una propaganda engañosa.

La Organización Panamericana de la Salud recomienda que sean anunciados sin restricción los alimentos naturales, los que no llevan edulcorantes, azúcar, sal o grasa, tales como: frutas, vegetales, granos integrales, lácteos sin grasa o con bajo contenido, pescado, carnes, huevos, frutos secos, semillas… Y en cuanto a bebidas, el agua potable.

Aquí está el dilema: mientras que las familias y las escuelas quieren formar ciudadanos, la publicidad se empeña en la ampliación del consumismo. Hasta el punto de que en el Brasil se admite la presencia de celebridades, como atletas, en la propaganda de alimentos no saludables y obviamente nocivos, como las bebidas alcohólicas.

Es preocupante constatar que en nuestro país el alcoholismo se inicia hacia los 12 años y aumenta el consumo de vodka en la franja etaria inferior a los 16 años. La fiscalización en bares y restaurantes es precaria, y las panaderías y supermercados venden, casi sin restricción, bebidas alcohólicas a los menores de edad.

Entonces ¿qué se va a esperar de una familia o escuela que ofrece en la mesa y en la cantina los mismos productos nocivos que vende el tendero de la esquina?

Ésa es la crónica de las graves enfermedades anunciadas.

Cubadebate


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Sobre los movimientos sociales

Sobre los movimientos sociales
x Dagoberto Gutiérrez  
En la lucha la gente descubre que el orden se defiende a sí mismo y no puede ser atacado desde el orden, porque el Estado es una maquinaria que defiende un orden determinado.

Llamamos movimiento social al conjunto de acciones y decisiones que movilizan a los grupos humanos en defensa de sus intereses. En este proceso se opera una identificación y confrontación de intereses y de sectores, pero que en todo tiempo y lugar nos presenta a la sociedad humana actuando y convirtiéndose en productores de historia. Esta idea de movimiento social va aparejada a la noción de organización, pero ésta no constituye su aspecto esencial, sino más bien, una de sus consecuencias o productos. No se trata de que la organización produzca la acción ya que resulta al revés: entre mas acción social producida, se requiere cada día mayores niveles de organización, que a su vez estará en condiciones de producir mayores niveles de acción social.

Este movimiento social, siendo como es un fruto de la confrontación del ser humano con su realidad, es productor de la sujeticidad, donde las personas, al descubrir y entender una determinada realidad, chocan con ella y buscan sustituirla por otra que les sea favorable, lo cual permite la construcción del sujeto social que actúa más allá de un actor social, puesto que este último resulta ser el que cumple un papel previamente asignado por un poder mayor. En cambio, el sujeto social se define a sí mismo y se construye a sí mismo en la lucha por un mundo nuevo. Los movimientos sociales, al nacer abajo y adentro (abajo de la sociedad y adentro de la vida), no requieren de legalidad, no necesitan ser reconocidos, ni bendecidos, ni legalizados, porque su rasgo más destacado es la legitimidad, y ésta se logra en la medida en que son reconocidos, aceptados y legitimados por la comunidad misma. Esta legitimidad deviene del hecho de ser el movimiento representante de los intereses más vitales y reconocidos de la gente que se moviliza.

El movimiento aparece siempre ante el Estado y contra el Estado, porque naciendo en el seno de la sociedad y no necesitando de legalidad alguna, descubre casi de inmediato que la realidad que hiere sus intereses y que arruina su vida es producida por una coalición de poderes, en donde uno de ellos, de manera infaltable, es el poder público estatal, y el otro, también infaltable, es el llamado poder privado, de un rico terrateniente, o comerciante, o empresario, aliado del Estado. De esta manera, los movimientos sociales expresan la confrontación existente entre Estado y sociedad. El movimiento social se produce fuera del orden, es decir, en pleno des-orden y, por supuesto, lo expresa.
En esta cancha, la gente descubre que el orden resulta ser diferente a la apariencia y que es el conjunto de leyes, políticas, decretos, reglamentos, ordenanzas, resoluciones, acuerdos, decisiones, providencias, orientadas a mantener un estatus determinado. También descubre que este orden se defiende a sí mismo y no puede ser atacado desde el orden, porque el Estado resulta ser una maquinaria que defiende un orden determinado que es el que conviene a los intereses de los sectores sociales que controlan el aparato estatal. Ciertamente, todo lo anterior tiene importantes resonancias teóricas, filosóficas y jurídicas, pero este follaje espeso puede ser desnudado en las acciones sociales, porque es ahí, en el calor de la calle, en el fuego de la protesta y hasta de la represión, donde la realidad del poder es expuesto, donde una comunidad descubre que una determinada empresa, por ejemplo, le contamina el agua de sus ríos porque esta empresa es aliada del gobierno de turno y financia las campañas electorales del alcalde o del gobierno central. Este descubrimiento lleva luz a la cabeza política y le indica a la gente que el camino para defenderse no está en el orden sino en las acciones que ha de emprender fuera de ese orden.

El movimiento social enseña a la gente que hay que avanzar usando los dos pies: el pie del orden y el pie del desorden, y así, aunque se ha nacido abajo y adentro, se necesita aprender a usar la ley y el orden mientras se desarrolla aquella otra pierna poderosa que moviliza, organiza, educa y defiende. Por eso el movimiento social es movimiento en la medida en que la figura de la movilización se define como el recurso fundamental para defender los intereses de las comunidades. Esta movilización define para la gente una forma nueva de vida porque a través de ella los seres humanos descubren que tienen poder y que no lo sabían, y que además nadie se los había dicho. Entienden, además, que movilizarse significa exigir derechos que han sido concebidos pero no reconocidos ni hecho efectivos, descubren que esa movilización produce organización y ésta produce a su vez educación y producción de liderazgos nacidos al calor de la lucha, de esa lucha que tensa los recursos de la comunidad y rompe la vida cotidiana.

Esta movilización descubre que lo cotidiano no es más que un sistema que reproduce minuto a minuto los fundamentos de un orden que puede ser adverso a los intereses de la gente pero que es replicado inconscientemente en todo aquello que los seres humanos dicen, hacen, piensan y viven, sin imaginarse jamás que en esa conducta están defendiendo y fortaleciendo un orden social, político y económico que los asfixia y los mata. Cuando la movilización choca con lo cotidiano ocurre que antes que el ser humano llegue a ocupar las calles de su país se ha movilizado su pensamiento, su cerebro y el conjunto de las ideas que definen su mundo, y es esta movilización de ideas el aspecto más decisivo de lo que llamamos movilización, porque está situada al interior del ser humano, y es cuando se produce un encuentro armonioso entre el factor interno, ideológico y espiritual y el factor externo donde se mueven los intereses poderosos que oprimen a los seres humanos.

Los movimientos sociales resultan ser una escuela política en donde la gente puede descubrir la diferencia entre ser gente y ser pueblo porque puede confrontar entre el protagonismo artificial que significa ser votante en una campaña electoral cuando son perseguidos afanosamente por los partidos políticos, y la lucha cotidiana por una vida digna. Entender que cuando se vota se es pueblo y cuando se lucha por la vida se es gente es clave, porque el pueblo resulta ser el súbdito de un Estado y lo es sencillamente porque vota, pero ese voto sirve para sostener el aparato estatal pero no para mejorar y dignificar la vida de las personas. Esta cruda realidad se descubre en la lucha social de los movimientos, en donde los seres humanos que sufren, que sueñan, que lloran y que aspiran, se descubren a sí mismos y pueden entender que de lo que se trata es de confrontar un orden dado, que les es adverso, con otro orden que es el de los seres humanos desfavorecidos y débiles: el orden de la gente. Que puede así invadir y ocupar el territorio del Estado, en donde aparecen como pueblo y les dicen que son los soberanos, que son los ciudadanos, y los que ejercen la soberanía, pero no tienen agua, ni trabajo, ni salud, ni educación, ni dignidad, simplemente son convertidos en consumidores. Es la escuela de los movimientos sociales la que puede llevar luz a esta espinosa situación.


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sábado, 26 de mayo de 2012

¿Hay vacuna contra el racismo?


Socialismo y poder ¿Hay vacuna contra el racismo?
Marcelo Colussi


 El racismo no es un problema nuevo. La historia humana, para decirlo una vez más, ha sido –y continúa siendo– una sucesión de enfrentamientos. Enfrentamientos diversos, por cierto, entre los que el conflicto étnico es uno más. Pero que tiene un peso muy especial, por cuanto es el principal mecanismo de segregación del otro diferente. En función de ese mecanismo, justamente, se pueden cometer las peores tropelías amparados en la "justificación" de las diferencias. 

  ¿Por qué, muchas veces, atacamos lo distinto?, ¿por qué lo diverso atemoriza? Estas son preguntas que pueden contestarse desde variadas ópticas: social, psicológica, antropológica. Pero queda claro, desde ya, que el ámbito de su esclarecimiento corresponde primariamente al campo de las ciencias sociales; no hay razón biológica que de cuenta de estos fenómenos, y mucho menos que los justifique.  Si en algún momento pudo pensarse en un darwinismo social con pretendido carácter científico donde la supuesta selección natural premiaría a los más fuertes sobre los más débiles, eso se demuestra hoy como el grosero ejercicio de un poder, como una práctica ideológica, muchas veces descarada.

 "El racismo y la discriminación racial constituyen una tragedia que continúa ocasionando violencia contra muchos pueblos dondequiera que nos encontremos, sea en países del Tercer Mundo o en los llamados paí  ses desarrollados", expresaba la indígena maya-quiché Rigoberta Menchú, Premio Nobel de la Paz y Embajadora de Buena Voluntad de la UNESCO. 

  Es cierto; es tristemente cierto: estamos ante una tragedia. ¡Una tragedia de la civilización! Porque ningún ser humano en desarrollo excluye "por instinto" a otro por su color de piel, por sus características físicas externas.  

 Si bien los avances de la genética han mostrado la arquitectura primera del genoma humano y su indubitable universalidad, y pese a que ya nadie en su sano juicio puede volver a la retrógrada idea de "raza", el racismo continúa. La raza –ya fue suficientemente dicho en reiteradas ocasiones– no es un concepto biológico; es una construcción ideológica. Por lo tanto, el prejuicio discriminatorio que en ella se basa no tiene el más mínimo fundamento que pueda respaldarlo. 

  Como toda noción ideológica, tiene que ver no con  una lectura científica de la realidad sino con un posicionamiento político, de ejercicio del poder. En términos científicos para decirlo casi con un criterio de apelación a la autoridad en el que le damos a la ciencia el valor de libro sagrado incuestionable la idea de "raza" y las supuestas diferencias que se seguirían de ella no es sostenible. Las diferencias humanas se ligan al orden histórico, simbólico, social. 

 En todo caso, las diferencias físicas constatables pigmentación de la piel, del cabello, color de los ojos, morfología externa– son datos que se dimensionan a partir de su valorización cultural. Nada hay en el campo de la realidad física que pueda explicar, y mucho menos justificar, cualquier forma de discriminación.

   Dicho esto, sabido esto, demostrado fehacientemente todo esto, sin embargo la discriminación sigue siendo un hecho, un triste y vergonzoso hecho una "tragedia", para usar las palabras de la Premio Nobel. Pero ¿por qué? 

  Quizá con algo de ingenuidad la reflexión nos podría encaminar a pensar que el racismo es connatural al fenómeno humano, es de orden genético. Es cierto que lo distinto atemoriza… pero cuando somos adultos. En reiteradas ocasiones se realizó la prueba de laboratorio en la que se colocaba a varios niños y niñas de entre dos y cuatro años de edad, momento en que han dejado ya de ser lactantes pero  en que aún no han incorporado plenamente su cultura, combinando distintas "razas": un "blanquito", un "negrito", un "chinito". ¡Y ninguno discriminaba a nadie! La discriminación racial viene tardíamente, cuando se asumen los valores de la civilización; vienen de otro, vienen de los adultos. 

  En el acmé del positivismo decimonónico hubiese sido concebible una explicación desde lo genético para el racismo, y más aún, para su justificación. Pero no hoy, con el desarrollo de las ciencias sociales que se ha registrado. La pregunta, sin embargo, sigue apuntando a la facilidad, a la rapidez con que podemos caer en la discriminación étnica. ¿Por qué esto surge tan "fácilmente"? (Sólo un ejemplo:  los alemanes pueblo tradicionalmente instruido, desarrollado registra sin dudas uno de los niveles más alto de racismo que podamos recordar en la modernidad. Intelectuales teutones de valía creyeron a pie y juntilla en la superioridad de la "raza aria"; y los alemanes no son, precisamente, unos estúpidos. Y pese a haber sido derrotados en la Segunda Guerra Mundial y a la cultura de vergüenza social que se edificó en la post guerra en relación al nazismo, al día de hoy no ha desaparecido totalmente entre la población la noción de superioridad "racial" (suele jugarse con la expresión  "Deutschland über alle" Alemania sobre todos en vez de "Deutschland über alles" Alemania sobre todo, que es parte del himno nacional). ¿Por qué esa recurrencia de la idea de superioridad? Para muestra, ahí están los grupos neonazis persiguiendo extranjeros. ¿Cuál es la vacuna contra el racismo?  

 Lo diverso regularmente atemoriza, aterra incluso. Permitiéndonos seguir usando el idioma alemán, dado que permite mostrarlo de forma más que evidente, lo "no familiar", lo "un-heimlich", puede ser "siniestro"  "unheimlich". Ante lo nuevo desconocido puede haber varias reacciones; investigar, descubrir con un espíritu casi aventuresco eso incógnito que se nos presenta. Pero otra reacción muy común quizá la más común, la más primaria– es la reacción negativa: lo desconocido, lo no familiar, se antoja peligroso. ¿Siniestro? 

Seguramente los humanos somos más conservadores que aventureros, por eso descubrir y abrirse a cosas nuevas cuesta tanto. Es más fácil angustia menos repetir, seguir la rutina. Si soy blanco, es más fácil encontrar en mi homólogo la garantía de tranquilidad; de ahí que mis amigos serán blancos, me caso con una blanca, hago que mis hijos se junten con otros blancos. Pero eso no es genético. Es puramente cultural. 

 En general, y esto es lo digno de destacarse, la práctica discriminatoria del racismo tiene lugar desde el supuesto "superior" (la raza aria, los blancos, los europeos "cultos") hacia los considerados "inferiores", de menor cuantía, más "animalescos". Con lo que se juega un ejercicio de poder: el poderoso discrimina al débil. No se da nunca a la inversa. Los que se tiñen el cabello de rubio son los negros o los indígenas, pero es rarísimo ver un rubio pintándose el pelo de negro. 

 En el ideario socialista clásico la noción de discriminación étnica no estaba presente. Por el contrario, con una visión europeísta incluso, en el mismo texto de Marx pueden encontrarse referencias a la necesidad de ir más allá de este tipo de contradicciones para dirimir todo en el plano de la lucha de clases. Y más aún: desde una posición eurocéntrica y de "hombre blanco", pudo llegar a decir cosas que hoy, siglo XXI, podrían verse como políticamente no correctas, cuestionables. Los prejuicios raciales también ahí se filtran. Para muestra, valga citar un artículo suyo de 1853, "Futuros resultados de la dominación británica en la India": "Inglaterra tiene que cumplir en la India una doble misión: destructora por un lado y regeneradora por otro. Tiene que destruir la vieja sociedad asiática y sentar las bases materiales de la sociedad occidental en Asia". ¿Las sociedades "atrasadas" deben seguir el modelo del Occidente "desarrollado"? Pero… ¿cuál es la vacuna contra el racismo?

 Si queremos emprender una autocrítica sincera de nuestros postulados y valores más profundos que nos posibilite avanzar en la construcción de un mundo nuevo, es necesario retomar agendas olvidadas o poco valorizadas por la izquierda tradicional, entre  ellas el tema étnico. Tomemos como ejemplo una zona de tradición fuertemente indígena: los pueblos que hoy constituyen los países latinoamericanos. Herederos de una tradición intelectual de Europa (ahí surgió  lo que entendemos por izquierda), los movimientos contestatarios del siglo XX ocurridos en Latinoamérica no terminaron de adecuarse enteramente a la realidad regional. La idea marxista misma de proletariado urbano y desarrollo ligado al triunfo de la industria moderna en cierta forma obnubiló la lectura de la peculiar situación de nuestras tierras. Cuando décadas atrás José Mariátegui, en Perú, o Carlos Guzmán Böckler, en Guatemala, traían la cuestión indígena como un elemento de vital importancia en las dinámicas latinoamericanas, no fueron exactamente comprendidos. Sin caer en infantilismos y visiones románticas de "los pobres pueblos indios" ("Al racismo de los que desprecian al indio porque creen en la superioridad absoluta y permanente de la raza blanca, sería insensato y peligroso oponer el racismo de los que superestiman al indio, con fe mesiánica en su misión como raza en el renacimiento americano", nos alertaba Mariátegui en 1929), hoy día la izquierda debe revisar sus presupuestos en relación a estos temas. De hecho, entrado el tercer milenio, vemos que las reivindicaciones indígenas no son "rémoras de un atrasado pasado pre-capitalista o colonial" sino un factor de la más grande importancia en la lucha que actualmente libran grandes masas latinoamericanas (Bolivia, Perú, Ecuador, México, Guatemala). Sin olvidar que Latinoamérica es una suma de problemas donde el tema del campesinado indígena es un elemento entre otros, pero sin dudas de gran importancia, la actitud de autocrítica es lo que puede iluminar una nueva izquierda. 

 Sin dejar de considerar, desde ya, que una injusticia (la discriminación racial) puede imbricarse con la otra (la explotación económica), la cuestión del racismo es una esfera de sentido con su lógica propia, no reductible a la diferencia social. Siempre los conquistadores de "raza superior" han encontrado en la diferencia étnica la justificación para explotar a los "inferiores", pero sin embargo la discriminación racial funciona como mecanismo psicosocial-cultural autónomo, con su dinámica especial. Un blanco de escasos recursos también puede discriminar por indígena o por negro a alguien que, quizá, tiene un mejor nivel económico. "Seré pobre pero no indio" puede escucharse de más  de algún blanco pobre en Latinoamérica. 

  En orden a modificar las situaciones de injusticia que definen la realidad cotidiana actual desde ya que las diferencias de clase siguen siendo definitorias; pero no podemos menos que considerar como de gran importancia el campo del racismo, otra tragedia humana quizá de  no menor relevancia que aquélla. La lucha por la justicia incluye todo tipo de opresión: económica, de género, cultural. Si no es así podemos caer en nuevas y sutiles formas de injusticia. 

 Hoy día las constituciones políticas de todos los países reconocen y defienden las diversidades étnicas; las cartas fundacionales del sistema de Naciones Unidas –instancia supranacional por excelencia– prácticamente tienen razón de ser en cuanto parten del hecho de la enorme variedad de etnias y culturas que conforman la especie humana y la más que obvia necesidad de su aceptación y respeto entre todas ellas. Pero más allá de toda esta intencionalidad, el racismo sigue siendo un hecho. ¿Hay vacuna contra el racismo? 

 El fenómeno de la discriminación no se restringe a algún país en especial, donde se podría estar tentado de endilgar el fenómeno a "atrasos culturales". Por el contrario, barre el mundo por los cuatro puntos cardinales. Sociedades llamadas "desarrolladas", para decirlo rápidamente, dan las peores muestras de intolerancia étnica. Así como en Alemania, tal como veníamos diciendo, hace apenas unas décadas se persiguió a los judíos por millones en nombre del sueño de superioridad racial, en Estados Unidos el Ku Klux Klan sigue teniendo una considerable cuota de poder y hasta no hace mucho tiempo linchaba a pobladores negros, en Italia la Liga del Norte propone la separación del sur "subdesarrollado", en Austria un partido neonazi disputó recientemente el poder y casi lo gana, sólo por dar algunos ejemplos. Aunque el anterior Secretario General de la ONU haya sido una persona afrodescendiente  (todo un símbolo, definitivamente) el apartheid a nivel mundial sigue estando presente. 

  En Guatemala una mujer indígena, la más arriba citada Rigoberta Menchú, se ha hecho acreedora (no sin resistencias locales) a un Premio Nobel; paso importante. Quizá a principios de siglo, o apenas algunas décadas atrás, esto hubiera sido inconcebible (todavía se vendían las fincas con todo "e indios incluidos"). Pero la discriminación étnica no ha desaparecido. ¿Hay forma que desaparezca? Incluso podríamos ser más cáusticos en la pregunta: ¿hay posibilidades reales que desaparezca? Aunque se ha incorporado el neologismo "afrodescendiente" para superar la discriminación de los "negros", sabido es que las poblaciones de origen africano siguen siendo, por lejos, las más sufridas.  

 En la forma en que queda formulado el interrogante pareciera que no hay mayores alternativas: ¿será que el racismo está enraizado en la misma condición humana? Por principios diríamos que no, pero ¿por qué es tan frecuente y cuesta tanto eliminarlo? De todos modos, pensemos en que debe haber alternativas, ¿o es que realmente hay "razas superiores"? 

  No debemos caer rápidamente en reduccionismos, por más tentador que ello sea. Sería muy fácil colegir de lo que tenemos dicho que el racismo, en cuanto una de tantas expresiones de la  agresividad, en cuanto constituyente del fenómeno humano, es inmodificable. Así las cosas, no habría ya mucho por hacer. O ante cada nueva expresión discriminatoria resignadamente encogerse de hombros por encontrarnos frente a un hecho natural. No hay dudas que podemos (debemos) apuntar a otras opciones. 

 La población de una etnia difícilmente establece grandes amistades, o busca su pareja, con gente de otra etnia. El amor es narcisista, es decir: yo amo en el otro lo similar a mí; quizá por eso es tan difícil abrirse plenamente a alguien muy distinto. Pero aunque esto sea verdad en un nivel nada autoriza a que se aborrezca al otro por ser diferente (otra lengua, otras costumbres, otra cosmovisión, otro color de piel). Una actitud civilizada, aunque se estrelle a diario con fuerzas jurásicas que ven en el otro distinto siempre una amenaza, debe apuntar a ese ideal de respeto. 

 No hay vacuna contra el racismo, ni contra las injusticias. Pero hay la posibilidad de establecer mecanismos de convivencia que nos permitan respetarnos; y esas mismos mecanismo, que no son sino las leyes, códigos de conducta que nosotros mismos vamos creando, felizmente no son definitivos, son perfectibles. En Cuba, luego de la revolución, se estableció por ley que una cuota de los cargos públicos de dirección debía ser ocupada por camaradas de color. Discriminación positiva, sin dudas, pero muy oportuna. Sólo ese trabajo de educación, de concientización, de generación de una nueva cultura dificilísimo, lo sabemos puede dar resultados con varias generaciones de esfuerzo.  

 Suprimir, eliminar al otro distinto no es el camino. Ello, en definitiva, no es sino alimentar el ciclo de violencia; y eso no tiene fin. En nombre de lo que sea se puede discriminar al otro distinto, se pueden pedir limpiezas sociales. Los motivos sobran: ahora, niños de la calle, después los drogadictos, después los homosexuales... ¿Y después? ¿Seropositivos?, ¿habitantes de barrios marginales?, ¿indígenas?, ¿negros? ¿Y después gitanos, judíos, musulmanes, latinos, pobres, habitantes del Tercer Mundo...? La lista no tiene fin. Y en algún lado de la lista estamos todos. 

  Lo que queda claro es que el poder construye un modelo cultural dominante que es el que se impone al resto de la sociedad. Esto no es nuevo; desde Hegel en adelante y por supuesto retomado por el marxismo clásico– sabemos que el esclavo piensa con la cabeza del amo. "Las ideas de la clase dominante son las ideas dominantes en cada época; o, dicho en otros términos, la clase que ejerce el poder material dominante en la sociedad es, al mismo tiempo, su poder espiritual dominante", expresó puntualmente Marx en "La ideología alemana". Entre otras cosas, hasta ahora, en todas las sociedades, en todas las culturas conocidas, el poder se construyó en términos masculinos, independientemente del color de la piel. También en las clases explotadas el machismo es un hecho. El poder es de los "machos". La ideología dominante es machista, profunda y obstinadamente machista.

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Hugo Chávez: Con mucha unidad y conciencia derrotaremos a la burguesía


Hugo Chávez: Con mucha unidad y conciencia derrotaremos a la burguesía


El jefe de Estado manifestó que vienen 4 meses intensos “donde tenemos que batirnos y fortalecernos”, para combatir a la burguesía y obtener la victoria en las elecciones presidenciales


El presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Hugo Chávez Frías, invitó al pueblo venezolano a continuar fortaleciendo la unidad y la conciencia revolucionaria para garantizar la victoria en las elecciones presidenciales previstas para el próximo 7 de octubre.

“Con mucha unidad y mucha conciencia derrotaremos a la burguesía”, dijo el jefe de Estado a través de un contacto telefónico con los productores y productoras y agricultores de la Mesa de Guanipa que trabajan en el Proyecto de Desarrollo Agrario Abreu de Lima, en el estado Anzoátegui.

En ese sentido, Chávez comentó que las y los venezolanos deben sacarse “de la cabeza, del alma y del pecho, los viejos valores del capitalismo, la incapacidad del capitalismo, el empeño de ser pequeño burgués”.

Instó a su gabinete de trabajo y al pueblo venezolano a no caer en el triunfalismo, a trabajar duro para darle continuidad a la Revolución Bolivariana. “Nada de triunfalismos. Nos estamos enfrentando a la burguesía y a sus aliados internacionales”, advirtió.

Señaló que en octubre estará en juego la Patria. “Es la Patria la que está en juego. Estamos jugándonos el futuro de nuestros hijos, de nuestros nietos”, acotó.

Por último, el jefe de Estado manifestó que vienen 4 meses intensos “donde tenemos que batirnos y fortalecernos”, para combatir a la burguesía y obtener la victoria en las elecciones presidenciales.




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Correa: Revolución Ciudadana, el camino del Ecuador

Correa: Revolución Ciudadana, el camino del Ecuador
Francisca Cabieses Martineza, Punto Final

Rafael Correa, de “indignado” a presidente de la República.
Revolución Ciudadana, el camino del Ecuador.
A las diez de la mañana en punto, como estaba convenido, el presidente del Ecuador, Rafael Correa Delgado (economista, 49 años, tres hijos, casado con la profesora belga Anne Malherbe a quien conoció en la Universidad Católica de Lovaina), entra al Salón Amarillo (o de los Presidentes) en el palacio de gobierno de Quito, donde se realizará la entrevista con Punto Final. Desde las paredes observan inescrutables los retratos de los ex presidentes del país (hoy de catorce millones y medio de habitantes y casi 300 mil kms2, incluyendo las islas Galápagos). El palacio del siglo XVIII -varias veces remodelado- fue sede de la Real Audiencia de Quito y también se conoce con el nombre de su constructor, el barón de Carondelet. El salón en que el presidente Correa nos da la bienvenida está adornado para la ocasión con hermosos ramos de rosas y de flores silvestres. Esta es el área del edificio abierta al público. El palacio -que conocieron Bolívar y otros visitantes ilustres- se ha convertido en museo y las oficinas presidenciales funcionan en un piso superior. La entrevista se verá interrumpida en dos ocasiones: por un grupo de turistas extranjeros -a los que el presidente saluda en inglés- y por los niños de tercero básico de la escuela “Concentración Deportiva de Pichincha”, que se alborotan al encontrarse a boca de jarro con el popular presidente de su país.

Correa encabezó un movimiento ciudadano que rompió los desprestigiados monopolios partidarios del Ecuador. Fundó la Alianza (hoy Movimiento) PAIS (Patria, Altiva i Soberana), cuyo programa es la Revolución Ciudadana. Con esa bandera, Correa llegó a la Presidencia en 2006 con respaldo del 57 por ciento de los votos. Dos años después, Ecuador aprobó una nueva Constitución y en 2009 Correa fue elegido para un nuevo periodo, que termina en 2013. Las encuestas le otorgan 67 por ciento de apoyo para respostularse. Cuando le preguntamos si lo hará, respondió que eso lo determinará en agosto próximo el movimiento que le apoya. Pero a la vez defendió la tesis de la reelección de los buenos gobernantes -inmediata o después de un periodo- reconocida por muchas democracias del mundo.
Con luces y cámaras de TV que grabaron un registro completo de la entrevista, iniciamos la conversación con el presidente ecuatoriano.

Nos interesa conocer, en sus palabras, cómo se define la Revolución Ciudadana que tiene lugar en Ecuador. Sus objetivos, los obstáculos que enfrenta, qué alianzas sociales y políticas requiere para alcanzar sus propósitos.
“En términos muy concretos, es el cambio radical, profundo y rápido de las estructuras vigentes y, básicamente, de las relaciones de poder en la sociedad ecuatoriana.

El desarrollo de nuestros países, al menos en su punto inicial, no es un problema técnico como se nos hizo creer durante mucho tiempo. Es un problema político. Si América Latina no cambia las relaciones de poder, no va a producir desarrollo para las grandes mayorías. Tal vez sí para las elites que siempre han dominado, pero no para las mayorías.
Nuestra revolución no significa cambios violentos, pero sí cambios profundos y radicales. ¿Por qué es ciudadana? Porque los legisladores y demás ‘representantes’ del pueblo ya no se representaban ni siquiera a ellos mismos. Este proceso fue el fruto de los ‘indignados’ del Ecuador, que se indignaron mucho antes que los de Europa. Fue un movimiento de protesta contra el gobierno corrupto y entreguista de Lucio Gutiérrez(1) que nos llamó ‘forajidos’. Los ciudadanos, en forma prácticamente espontánea, nos llevaron a la Presidencia de la República. Y este es uno de los problemas que hemos enfrentado. A diferencia de otros países latinoamericanos, el ecuatoriano es un proceso revolucionario que se inicia sin una estructura política organizada. Hemos logrado avanzar en este aspecto, pero aún nos falta mucho por recorrer. Existe un riesgo: como tenemos gran apoyo popular, pero sin estructuras organizadas y con capacidad de movilización, somos vulnerables a minorías que sí tienen esa capacidad”.

OPOSITORES A LA REVOLUCION CIUDADANA

Nos cuesta comprender que algunos movimientos sociales, indígenas y ambientalistas, entre otros, hagan oposición a su gobierno. ¿Les reconoce usted una cuota de razón? ¿Hay posibilidades de entendimiento?


“Con todos los que tengan buena fe y razón, por supuesto. Me molesta aparecer como intolerante, como algunos quieren caricaturizarme. Soy un hombre que tiene la cabeza fría, estoy acostumbrado a debatir. Pero hay muchísima mala fe en esa oposición. Toda revolución tiene su contrarrevolución, ¿verdad? ¿Y qué proceso revolucionario no ha tenido sus traidores? Esos grupos presuntamente de Izquierda son aliados de la derecha. En la Asamblea votan con la derecha. Y no es que se opongan a los temas mineros solamente, se oponen a todo. ¿Y por qué? No porque estemos haciéndolo mal, porque es indudable el cambio que está ocurriendo en el país en favor del pueblo. Se oponen porque no están ellos en el gobierno. Es un problema de ambiciones, de ilegítimas aspiraciones políticas por sobre los intereses del pueblo. Si no están en el gobierno, están contra el gobierno. Cuesta mucho conversar con gente de mala fe con agendas político-electorales propias. En cambio la gente que discrepa de buena fe y lucha por el bienestar del país, es bienvenida”.

Sin embargo, algunos de esos movimientos sociales tienen opiniones de Izquierda, lo cual hace inexplicable que no apoyen este proceso…

“Mire, las últimas encuestas -que no han sido encargadas por nosotros- confirman que los sectores populares están con nosotros. Pero siempre habrá algunos seudodirigentes que se toman el nombre de la sociedad y aunque no representen a nadie, la prensa de derecha los magnifica para dañar al gobierno. Esto no sólo ocurre en Ecuador; mire en Bolivia cómo Evo Morales, dirigente social, tiene oposición de grupos indígenas y de trabajadores. Siempre hay desubicados, algunas veces de buena fe, pero la mayoría por ambiciones.
Mire Venezuela, mire el caso de Lula, en Brasil, atacado por sectores de trabajadores, etc. Es la oposición más letal porque utiliza nuestro mismo lenguaje, plantea nuestros mismos objetivos e incluso, invoca nuestros mismos principios. Son lobos disfrazados de ovejas. Los grupos de extrema Izquierda que denuncian a este gobierno porque se ha ‘derechizado’, votan en la Asamblea con la extrema derecha para conspirar contra el gobierno. Pese a nuestras diferencias, con la verdadera Izquierda siempre será más lo que nos une que lo que nos separa. La seudo Izquierda se toma la representación de ese sector político, pero en la práctica actúa como la extrema derecha. Y eso es injustificable, no hay cómo sostenerlo”.

MODELO EXTRACTIVISTA DE ECONOMIA

Un reproche frecuente a gobiernos que encabezan el proceso de cambios en América Latina es que mantienen un modelo tradicional de economía, basado en la extracción de riquezas mineras. ¿Qué opina de esa crítica?

“Es un error garrafal… ¿Dónde está en el Manifiesto Comunista el no a la minería? Tradicionalmente los países socialistas fueron mineros. ¿Qué teoría socialista dijo no a la minería? Son los seudointelectuales postmodernistas los que meten todos estos problemas en una interminable discusión. No hay dónde dudar: salir del modelo extractivista es erróneo. Hay que aprovechar estos recursos al máximo para desarrollar otros sectores de la economía, haciendo que el sector extractivista vaya perdiendo peso para avanzar a etapas superiores en las relaciones económicas. Por ejemplo a una economía del conocimiento, que se basa en el talento humano. ¿Pero de dónde sacamos los recursos para las escuelas y universidades, para los centros de investigación que necesitamos? Es torpe creer ese discurso que busca superar la economía extractivista cerrando las minas y los pozos de petróleo. Probablemente llegaríamos a la economía de recolección, porque no tendríamos nada. Regresaríamos a un estado primitivo, que es lo que algunos quisieran. ¡Perfecto, propóngalo en las elecciones y que democráticamente ganen el derecho a hacerlo!

Creo que la mayoría quiere, razonablemente y en armonía con la naturaleza, tener satisfechas ciertas necesidades básicas. Ecuador ha sido el primer país que en su Constitución ha dado derechos a la Pacha Mama. Pero aquellos seudoeconomistas creen que el ser humano es un estorbo para la naturaleza. Nosotros sostenemos que el ser humano sigue siendo lo más importante. En 2016 seremos exportadores de energía eléctrica gracias a las once hidroeléctricas que estamos construyendo con los recursos del petróleo. Vamos a cambiar estructuralmente la economía ecuatoriana: aumentaremos el sector servicios convirtiéndonos en exportadores de energía limpia”.

GOBIERNOS DEL ALBA

¿Qué principios y objetivos hermanan a su gobierno con los de Venezuela, Cuba, Bolivia y Nicaragua? ¿Cómo valora los instrumentos de integración creados en los últimos años: Alba, Unasur, Celac?

“Me parece que se ha creado una convergencia de gobiernos, una conciencia única en la historia de América Latina acerca de la necesidad de la integración. Gobiernos de derecha o Izquierda, tenemos una convicción muy profunda de impulsar la integración y la democracia. Son dos cosas sumamente importantes que nos permiten avanzar, más allá de diferencias ideológicas. Pero obviamente, con los gobiernos que compartimos una visión bolivariana, como Venezuela, Bolivia o Cuba, o visiones revolucionarias como Nicaragua, de justicia como Argentina, Brasil, Uruguay, Paraguay, tenemos más cercanía. Pero, insisto, las relaciones son muy buenas con todos los gobiernos de la región.

La Patria Grande ya no es un sueño. Se ha entendido como una necesidad de supervivencia, es lo que necesitamos para tener presencia internacional. La integración, como decía Bolívar, ‘no es el deseo de los hombres sino el inexorable decreto del destino’. Estamos construyendo esa Patria Grande: ahí están la alianza bolivariana (Alba), Unasur y Celac, que superan con mucho a organismos creados bajo esquemas neoliberales.

Por ejemplo Unasur significa un proyecto de integración -digámoslo así- ‘integral’. La parte comercial es importante -hablo de un comercio justo, desde luego-. Pero va mucho más allá, aborda integración energética, financiera, conectividad, armonización de políticas, acción colectiva para no ser víctimas de explotadores como ocurrió durante la larga noche neoliberal. En esa etapa América Latina precarizó su oferta laboral: garantizó bajos salarios y estabilidad laboral; el esfuerzo de nuestros trabajadores se traspasó como ganancias a las transnacionales. Ahora no vamos a competir por quién reduce más los impuestos para transferir riqueza y aportar renta a los inversionistas extranjeros. Queremos coordinar un salario mínimo regional sin precarizar nuestra fuerza laboral. Estos temas trata Unasur.

A su vez, la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) es más nuestra porque es más latinoamericana. ¿Por qué tenemos que ir a discutir los problemas de América Latina en Washington? El golpe en Honduras tuvimos que discutirlo en Washington. En el caso del diario El Universo, nos acusaron ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos ¡en Washington! por haber osado denunciar a los poderosos de siempre.(2) ¿Por qué tenemos que ir a Washington a dejar en claro que Ecuador respeta los derechos humanos? Es insólito, más aún cuando Washington no reconoce a la CIDH. Son aberraciones intolerables… Es necesario cambiar estas cosas y para eso, se necesita un nuevo sistema fundamentalmente latinoamericano. A eso apunta la Celac”.

RELACIONES CON EE.UU.

¿Considera posible que América Latina pueda alcanzar un nivel razonable de convivencia con EE.UU.?

“Deberíamos tenerla… Está claro que la política de EE.UU. hacia América Latina ha sido básicamente de explotación y subordinación. Pero también hemos sido responsables nosotros, que históricamente hemos agachado la cabeza precisamente por actuar aislados. Integrándonos podremos actuar de igual a igual…”.

Perdone, presidente, pero no es de “nosotros”, los pueblos; la responsabilidad ha sido de los gobiernos entreguistas y de la burguesía…

“Sí, usted tiene razón. Nuestras elites siempre utilizaron el pretexto del progreso de los países para excluir; concentraron todo: sus colegios de lujo, sus barrios de lujo. Crearon ‘Estados aparentes’, representando sólo a una pequeña porción de la sociedad, no Estados integrales como decía Gramsci. Usted tiene razón: no han sido nuestros pueblos, han sido los gobiernos entreguistas y las dictaduras militares que hablaban español pero pensaban en inglés… cuando pensaban, como Pinochet. Por otra parte, hago una diferencia entre los gobiernos de EE.UU. y su política exterior, y el pueblo norteamericano, que es muy bueno. He vivido en ese país, lo conozco. La gente es buena, afable y solidaria. Lamentablemente -y sobre todo en las últimas décadas-, EE.UU. no ha sido gobernado para su pueblo, sino para grandes intereses corporativos. Al pueblo lo manipulan los medios de comunicación. La lucha contra el fantasma del comunismo por ejemplo; después de la segunda guerra mundial convirtió a EE.UU. en un ‘manicomio del anticomunismo’, como escribe Punto Final (PF N° 755, págs. 10 y 11. N. de PF). Pero con una América Latina unida, los norteamericanos se darían cuenta que somos pueblos hermanos que debemos y podemos tener relaciones de amistad y respeto mutuo”.

SISTEMA LATINOAMERICANO DE DD.HH.

Su gobierno plantea reemplazar el sistema “interamericano” de derechos humanos por un sistema “latinoamericano”. Entretanto, Venezuela ha anunciado su retiro de la CIDH, aduciendo motivos semejantes a las críticas del Ecuador. ¿Podría ser también el camino que seguirá su gobierno?

“El caso del diario El Universo nos abrió los ojos en muchos sentidos. Los alcances del poder mediático de la derecha son impresionantes. Se valen además de instancias internacionales como la CIDH, que están por encima de los Estados soberanos. La relatora de esa Comisión pretendía que hasta sus opiniones tuvieran carácter vinculante para nuestro país. Parece ignorar que las únicas cuestiones vinculantes para Ecuador son los tratados firmados. La CIDH, sin embargo, nos pedía información de acuerdo a lo que publicaba el diario acusado. Ni siquiera nos llamaban para consultar nuestro punto de vista. ¡Algo increíble! Descubrimos que la CIDH estaba tomada por intereses ajenos a la región y a los derechos humanos. Hay una burocracia internacional creada por las políticas neoliberales. Son burócratas imbuidos de la visión anglosajona del derecho. ¿Qué es la libertad para los anglosajones? ¡Simplemente la libertad de mercado! De las ocho relatorías de la CIDH, la única con presupuesto propio es la relatoría de libertad de expresión. Sus financistas son EE.UU. -que no reconoce a la CIDH- y la Unión Europea, que no es parte del sistema interamericano”.

A la CIDH sólo le interesan algunos aspectos de la libertad de expresión. ‘Punto Final’, por ejemplo, tiene una disputa con el Estado chileno porque hemos sido excluidos de la publicidad estatal, junto con otros medios de Izquierda. Agotadas las instancias judiciales, llegamos a la CIDH. Ha pasado el tiempo y no hay ningún pronunciamiento de la Comisión...
“Así es, aquí casi matan a una joven periodista ecuatoriana de Telesur, María Elena Rodríguez. ¿Dónde estuvo la CIDH en ese caso? Es impresionante la doble moral de esa instancia. Con este tipo de sistema interamericano de derechos humanos no vamos a ningún lado”.

¿Ecuador está evaluando su retiro de la CIDH?

“No excluimos esa posibilidad. Mañana hablaré con Insulza sobre estos asuntos (el secretario general de la OEA se encontraba en esos días en Quito. N. de PF). Estamos hasta la coronilla con esta situación. Una fundación privada, Fundamedios, financiada por los grupos que controlan la prensa ecuatoriana, tenía acceso directo a la CIDH, trabajaba con ella para elaborar informes contrarios a Ecuador. El representante de la fundación era recibido en Washington hasta por autoridades de gobierno”.

¿No cree que es tiempo de superar la OEA?

“Creo que estamos en otro momento histórico, distinto a aquel en que fue creada la OEA. Ella es fruto de la guerra fría. Fidel Castro la definió como ‘Ministerio de Colonias’ de Estados Unidos. Tenemos que crear un sistema nuestro; en vez de rescatar a la OEA -lo cual es imposible y no tiene sentido-, debemos crear algo nuevo y mejor”.

SOLIDARIDAD CON ARGENTINA

La renacionalización de YPF ha creado una tensa situación entre los gobiernos de Argentina y España. ¿Cómo aprecia la decisión de la presidenta Cristina Fernández? ¿Existe un grado suficiente de solidaridad con Argentina en América Latina?

“Hay que recordar que YPF era estatal. La privatizó Menem en la larga y triste noche neoliberal. Tengo entendido que Repsol-YPF se negaba a cumplir las políticas del Estado argentino sobre independencia energética. Creo que Argentina tiene todo el derecho de renacionalizar la empresa, en ejercicio de su soberanía y, sobre todo, cuando se trata de proteger recursos no renovables. Un problema bilateral entre Argentina y una empresa se ha convertido en un problema entre Estados. Pero si además se mete la Unión Europea, no dejaremos sola a Argentina. Si este asunto traspasa la dimensión bilateral y la UE se pronuncia, también se pronunciará Unasur. En lo personal, el gobierno de Cristina Fernández tiene toda mi solidaridad. Las empresas privadas en sectores estratégicos, como en este caso, están obligadas a acatar las políticas públicas de los países donde operan. No son empresas que vendan corbatas. Explotan riquezas naturales, son recursos no renovables del país que acoge a esos inversionistas”.

SOCIALISMO DEL SIGLO XXI

¿Cree posible el socialismo en esta América Latina del siglo XXI? ¿Cuáles serían las diferencias con los “socialismos reales” que se derrumbaron en Europa?

“¡Por supuesto que lo creo posible! Pero una parte importante de las definiciones del socialismo del siglo XXI consisten en caracterizar los errores que cometió el socialismo del siglo anterior. Pero veamos las coincidencias: primero, la búsqueda de la justicia. Si uno quisiera definir en una palabra al socialismo del siglo XXI sería: justicia. Socialismo y justicia son palabras mayores en América Latina, que es la región más desigual del planeta. Para oponerse a la justicia, la derecha utiliza conceptos sublimes pero etéreos, como la palabra libertad. Estaríamos atentando contra la libertad los que luchamos por la justicia. Pero la única manera de alcanzar la libertad es a través de la justicia. Y eso es el socialismo.

La necesidad de la acción colectiva es otro elemento fundamental del socialismo. Hay problemas comunes en la sociedad que requieren respuestas comunes. Se presentan hoy desafíos muy grandes, por ejemplo el socialismo del siglo XXI no puede tener una realidad económica que no considere el mercado, que fue el error del socialismo tradicional. El gran desafío es la acción colectiva para gobernar ese mercado y controlarlo para que rinda los frutos que son esenciales. Lo que no se puede dejar al mercado es salud y educación. Privatizarlos es un absurdo. Lo mismo ocurre con sectores estratégicos, como los recursos no renovables. Al mercado se le sobrestimó: puede hacer algunas cosas pero no puede hacer todas las cosas.

El neoliberalismo satanizó la política para dejar indefensas a las sociedades. Entre las diferencias del socialismo de este siglo con el anterior hay que destacar no ser dogmático, no se puede aplicar el mismo remedio a toda enfermedad; el socialismo nuestro se basa en principios, no en modelos. La solución de cada problema no está en un manual. El socialismo hay que construirlo día a día. Hay gente que prefiere estar rigurosamente equivocada sin aceptar la razón y la verdad. No hay un solo socialismo. El del Ecuador es diferente al de Venezuela, Francia, etc.

Tampoco podemos ser estatistas absolutos. A esta altura del desarrollo de la Humanidad no podemos sostener que todos los poderes corresponden al Estado. Hay que lograr un justo balance entre el individuo y la sociedad. Demasiado individualismo mata a la sociedad, demasiado colectivismo mata al individuo, y ambos son necesarios para el buen vivir. En nuestro socialismo del siglo XXI hay que cuestionar incluso aspectos del materialismo dialéctico. Puede ser que la tesis estaba equivocada y que la antítesis era correcta. Pero nos quedamos con una síntesis incorrecta y el resultado fue que retrocedimos...”


Notas
(1) Coronel ® Lucio Gutiérrez, elegido presidente en 2002 y destituido en 2005 por un movimiento social de protesta contra la corrupción.
(2) El enfrentamiento del gobierno de Correa con el diario conservador El Universo de Guayaquil, puede leerse en PF N° 753, pags. 26-27.

Publicado en “Punto Final”, edición Nº 758, 25 de mayo, 2012
www.puntofinal.cl
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Pepe Mujica: Con Chávez está la suerte de América Latina

Pepe Mujica: Con Chávez está la suerte de América LatinaMayerlin Bravo Chacón

La Hojilla pisa tierra uruguaya para conversar con el Presidente de esta nación, Pepe Mujica, quien abrió las puertas de su casa, con su forma de ser, lleno de carisma, sencillez, pero sobre todo cargado de mucha sabiduría. Habló de la importancia de continuar el proceso socialista gestado en América Latina, y a su vez elogió la labor del Comandante Presidente Hugo Chávez en la consolidación y unión de los pueblos del sur.

Mujica afirmó que Latinoamérica está construyendo su propia izquierda y con ello deben profundizarse cambios en temas como la educación y la cultura para crear mejores sociedades. A su juicio, el camino es largo y en el trayecto debe irse amoldando, “antes confundíamos todo con la propiedad. Ahora somos más humildes, modestos, y nos damos cuenta que debemos sembrar mucha cultura porque solo con cultura y conocimiento es posible construir una sociedad mejor” dijo.

Con respecto a las organizaciones internacionales el mandatario uruguayo ratificó que es necesario seguir fortaleciendo organismos propios como la UNASUR, donde realmente se reflejen los deseos, garantías y realidades de los pueblos latinoamericanos.

A propósito del caso de la decisión de Venezuela de retirarse de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Cidh), indicó “vivimos firmando tratados en los que unos países se incluyen y otros no (…) los organismos internacionales son fuertes con los débiles, tienen fallos a los que los débiles se deben ajustar y esos fallos no se aplican a los fuertes”, reiteró que estos organismos internacionales son malas construcciones que expresan el modelo de clases a escala planetaria.

El Presidente Mujica insistió en que las sociedades deben salirse de la trampa del consumismo a la que los medios de comunicación las someten constantemente donde le hacen creer que el materialismo, el comprar compulsivamente, es sinónimo de felicidad. “Por eso la necesidad del socialismo porque el capitalismo se apropia del tiempo, de la vida”.

Asimismo manifestó que “el hombre es bilógicamente un animal socialista” porque el 90 % de su vida lo vivió en la prehistoria donde no existía lo mio o lo tuyo sino que todo era colectivo.

Para finalizar expresó que América Latina es el laboratorio de las ideas socialistas, de la nueva manera de ver la realidad en estos tiempos. “La situación del caribe es distinta, Venezuela ha hecho una siembra en el caribe con ese montón de islas que agrupa esta organización (refiriéndose a la CELAC). Venezuela es inmensurable todo lo que ha dado a tantos pueblos y muchos deben estar rezando para que lo siga haciendo, para que se mejore”.

Ratificó su afecto y admiración por el presidente Hugo Chávez al decir “la ultima vez que fui a ver al Comandante, sabemos lo que Chávez significa, él para el pueblo y para la región. Yo todavía no he podido creer en Dios, a medida que me arrimo a la vejez y a la muerte quizás lo andaré buscando por una esquina, y espero que si existe le eche una mano a América Latina y le mejore la salud al Comandante. No sabemos lo que tenemos hasta que lo perdemos. Por eso le deseo al Comandante lo mejor en este difícil trance que le está tocando pasar ya que con su suerte está la suerte de muchos y la de América Latina”.

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