lunes, 5 de diciembre de 2011

LOS PREAMBULOS DE LA III GUERRA MUNDIAL Y LA PUSILANIMIDAD DE LA POBLACION

LOS PREAMBULOS DE LA III GUERRA MUNDIAL Y LA PUSILANIMIDAD DE LA POBLACION


"Deberá haber 3 grandes Guerras Mundiales. La III Guerra Mundial debe ser promovida aprovechando las diferencias entre el sionismo político y los dirigentes del mundo islámico. La guerra debe de orientarse de modo que el Islam y el sionismo político se destruyan mutuamente mientras que el resto de naciones divididas por este asunto se vean [...]

CHINA, NUEVO MODELO DE ESCLAVITUD ENCUBIERTA QUE AMENAZA A TODA LA HUMANIDAD

CHINA, NUEVO MODELO DE ESCLAVITUD ENCUBIERTA QUE AMENAZA A TODA LA HUMANIDAD


Hemos de reflexionar urgentemente sobre el hecho de que estamos siendo todos cómplices de alimentar un dragón que tarde o temprano soltará sus llamas sobre nuestras vidas o las de nuestros hijos convirtiéndonos a todos en auténticos siervos de un tirano amo. Este artículo no es contra los chinos, sino contra el modelo tirano y criminal dominante en ese país. No podemos ser más partícipes de alimentar ningún sistema opresor tan gigantesco como este porque corremos el peligro de que esta tiranía se copie y extienda por todo el planeta y pronto nos veamos todos en una situación similar a la de la pobre población china víctima de su régimen opresor, esclavista y criminal.

Pronostican que el €URO no sobrevivirá a Navidad

Pronostican que el €URO no sobrevivirá a Navidad



La crisis es tal que el economista francés y exjefe del Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo, Jacques Attali, pronosticó que el euro no sobrevivirá a la Navidad.

La eurozona —integrada por 17 países que usan el euro (€) como moneda común— experimenta una de sus más críticas etapas por endeudamiento de sus estados miembros, que se ven amenazados por la desintegración política y la muerte de la moneda que comenzó a regir en esa región en el 2001.

Europa se encuentra en la recta final para salvar al euro en la cumbre que celebrará el 8 y 9 de diciembre próximos, con un nuevo pacto que pretende corregir los errores que dieron origen a la crisis, pero a la fecha lo único claro es el objetivo, no cómo lograrlo.

Después de los fracasos de las cumbres europeas de julio y octubre últimos, que no lograron frenar ni un ápice la profundización de la crisis, la UE se ve forzada a sustituir su retórica de buenas palabras y promesas por la adopción de medias concretas y precisas.

El próximo Consejo Europeo es una de las últimas oportunidades que le quedan al euro para salir vivo de las presiones de los mercados. Además, debe conseguir que la unión monetaria se convierta en una unión de estabilidad con una integración y convergencia económica, fiscal y presupuestaria mucho mayor, que permita restaurar la confianza en los mercados y en casa.

Solución urgente. La gravedad de la situación fue reconocida por el vicepresidente de la Comisión Europea, Joaquín Almunia, quien “espera una solución urgente o el principio de una solución urgente de las tensiones de deuda soberana”.

Toda la crisis de la deuda europea de los dos últimos años se ha caracterizado por una desafortunada lucha contra el tiempo por parte de la canciller alemana, Ángela Merkel. En sucesivas ocasiones Alemania se ha resistido a ayudar a Grecia con un fondo de rescate financiero europeo, a ampliarlo después, o a recapitalizar los bancos europeos. 

Al final, las decisiones se adoptaron pero con tantos meses de retraso, con la excusa de que Merkel precisaba de tiempo para preparar a su electorado, que extendieron la desconfianza en los gobiernos y en los bancos tenedores de deuda por toda la UE.

El resultado de tantos retrasos en la toma de medidas ha hecho que el pequeño incendio de Grecia, en octubre del 2009, se convirtiera en una gran hoguera que se extendió luego a Irlanda, después a Portugal y ha puesto en máxima alerta a España e Italia, que de alguna manera ya han tenido que ser asistidas con fondos.

El fuego de la crisis de deuda siguió extendiéndose y en las últimas semanas otros países como Bélgica, Francia o Austria, ya han visto cerca la amenaza de las llamas. La propia Alemania ha sentido el calor a las puertas de su casa al no poder colocar completamente una emisión de deuda.

Ante el próximo 9 de diciembre, hay muchas probabilidades de una reedición de esta táctica equivocada de aplazar la toma de decisiones. Ahora Alemania exige un fuerte compromiso que consiste en endurecer las normas fiscales, para “vender a su electorado” el aumento de la capacidad de acción del Banco Central Europeo (BCE), a fin de comprar deuda a los países con problemas y aceptar la emisión de eurobonos.

Esta vez apenas queda tiempo. Ante tanta indecisión, muchos capitalistas internacionales han buscado otras plazas para sus inversiones.

El reto ahora es que la estabilidad adquiera forma, y eso implica una gran complejidad tanto en el plano jurídico como en el terreno de las negociaciones que se mantienen en todas las capitales europeas, en las que la UE tendrá que definir si cambia los tratados u opta por una fórmula menos arriesgada.

Tres escenarios. Ante la cumbre se perfilan tres escenarios. 

En primer lugar, una reforma del Tratado de la Unión Europea, para endurecer las sanciones a los países infractores, incluida la retirada del voto, lo cual es realmente difícil que prospere. El mayor inconveniente es que en el mejor de los casos esta reforma, con su ratificación incluida, requiere varios años y el riesgo de que algún país la bloquee definitivamente.

La segunda opción es hacer las reformas a través de un protocolo. El proceso podría ser más rápido, pero habría que esperar hasta mediados del 2013, que es cuando se habrá ratificado el Tratado de adhesión de Croacia, que es el primero que está a la vista.

La tercera vía es un Tratado Internacional de los 17 países del euro y los que se quieran sumar. Es la opción más rápida, pero tiene el gran inconveniente de que se prescinde del método comunitario y los acuerdos deben adoptarse por la paralizante unanimidad, lo cual implica una pérdida efectiva de flexibilidad.

El presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, hace consultas a todos los países de la UE, para preparar la propuesta que entregará en la cumbre a petición de los líderes. La UE está integrada por 27 países, 17 de ellos usan el euro.

En medio de esta crisis, los mandatarios de la principales potencias de la UE hacen propuestas. Merkel rechazó la alternativa de emitir “eurobonos” para frenar el contagio de la crisis. “Quien no entienda que los eurobonos no pueden ser la solución de la crisis no ha comprendido nada de la naturaleza del problema”, sostuvo.

El primer ministro británico, David Cameron, se mostró resignado a la idea de que los tratados europeos deberán ser modificados. “Si deben cambiarse los tratados, nos aseguraremos de proteger los intereses británicos”, dijo.

El presidente francés, Nicolás Sarkozy, propuso impulsar junto con Alemania un nuevo tratado de refundación europeo con más disciplina fiscal, que abra un ciclo de desendeudamiento en la zona euro. “Si Europa no cambia rápido, la historia del mundo se escribirá sin ella”, agregó.

Si la próxima cumbre o la que se pueda convocar después de Navidad no explicita soluciones concretas e inmediatas, el futuro del euro ya no estará en manos de los dirigentes políticos europeos y los mercados tendrán la última palabra.

Islandia triplicará su crecimiento en 2012,gracias a las revueltas sociales.

Islandia triplicará su crecimiento en 2012,gracias a las revueltas sociales.

Consiguió acabar con un gobierno. Encerró los responsables de la crisis financiera a la cárcel. Empezó a redactar una nueva Constitución hecha por ellos y para ellos. Y hoy, gracias a la movilización, será el país más próspero de un occidente sometido a una tenaz crisis de la deuda. Es la ciudadanía islandesa, cuya revuelta en 2008 fue silenciada en Europa por temor a que muchos tomaran nota. Pero lo lograron.

Gracias a la fuerza de toda una nación, lo que empezó siendo crisis se convirtió en oportunidad.

Una oportunidad que los movimientos altermundistas han observado con atención y lo han puesto como modelo realista a seguir.

Desde En Positivo, consideramos que la historia de Islandia es una de las más buenas noticias de los tiempos que corren. Sobretodo después de saber que según las previsiones de la Comisión Europea, este país del norte atlántico, cerrará el 2011 con un crecimiento del 2,1% y que en 2012, este crecimiento será del 1,5%, una cifra que supera el triple que la de los países de la zona euro. La tendencia al crecimiento aumentará incluso en 2013, cuando está previsto que alcance el 2,7%.

Los analistas aseveran que la economía islandesa sigue mostrando síntomas de desequilibrio. Y que la incertidumbre sigue presente en los mercados. Sin embargo, ha vuelto a generar empleo y la deuda pública ha ido disminuyendo de forma palpable.

Este pequeño país del periférico ártico rechazó rescatar a los bancos. Los dejó caer y aplicó la justicia sobre quienes habían provocado ciertos descalabros y desmanes financieros.

Los matices de la historia islandesa de los últimos años son múltiples. A pesar de trascender parte de los resultados que todo el movimiento social ha conseguido, poco se ha hablado del esfuerzo que este pueblo ha realizado. Del límite que alcanzaron con la crisis y de las múltiples batallas que todavía están por resolver. Sin embargo, lo que a En Positivo nos parece digno de mención es la historia que habla de un pueblo capaz de comenzar a escribir su propio futuro, sin quedar a merced de lo que se decida en despachos alejados de la realidad ciudadana. Y aunque sigan existiendo agujeros por llenar y oscuros por iluminar.

La revuelta islandesa no ha causado otras víctimas que los políticos y los hombres de finanzas. No ha vertido ninguna gota de sangre. No ha sido tan llamativa como las de la Primavera Árabe. Ni siquiera ha tenido rastro de mediática, pues los medios han pasado por encima de puntillas. Sin embargo, ha conseguido sus objetivos de forma limpia y ejemplar.

Hoy por hoy, su caso bien puede ser el camino ilustrativo de los indignados españoles, de los movimientos de Occupy Wall Street y de quienes exigen justicia social y justicia económica en todo el mundo.
En el siguiente vídeo, uno de los impulsores de la Revolución de Islandia, manda un mensaje a los indignados de España.

Vientos de Cambio y Esperanza

Vientos de Cambio y Esperanza

El nacimiento de la CELAC en Caracas

No es sencillo para quienes nos dedicamos al análisis social y político ser lo necesariamente ecuánimes y medidos al enfocarnos sobre los sucesos de creación de la CELAC (Comunidad de Estados de América Latina y el Caribe) en la capital de Venezuela los días 2 y 3 de diciembre de 2011.



Es muy difícil no emocionarse habiendo sido testigos de las dos reuniones abiertas (transmitidas íntegramente por el sistema de medios públicos venezolanos) de los treinta y tres mandatari@s de las naciones americanas, donde mostraron su intención de llevar adelante la realidad de una nueva mancomunidad continental.

El verbo encendido, la altura y diversidad de los argumentos, la aparente unanimidad en el objetivo común de rescatar las viejas ideas de la Independencia de ser un continente unido, la sensación final de la inevitabilidad de la integración, y sobre todo la afirmación de una voluntad y la elección de un camino propios, creo que ha sido capaz de entusiasmar los corazones de inmensas multitudes, desde el Río Bravo a la Patagonia (de aquellas claro que pudieron de alguna manera tener acceso a los sucesos, boicoteados o descalificados ampliamente por las grandes transnacionales de la comunicación).

Claro que somos realistas, que sabemos que muchas de las reuniones cumbres no van más allá de rimbombantes declaraciones formales, que la constitución de organismos supranacionales deja muchas veces como resultado instituciones burocratizadas e inoperantes. También sabemos que aún en el mejor de los casos, lograr consensos y resoluciones comunes de treinta y tres gobiernos de las más variopintas posiciones ideológicas, no será en absoluto una tarea fácil. Son entonces muchas las dificultades, que han hecho a algunos descreer previamente de los posibles logros de la naciente comunidad, o de su posible eficacia.

Sin embargo, más allá del viejo entusiasmo de quienes hace ya muchos años hemos luchado y seguimos haciéndolo, por la construcción de la Patria Grande, creemos que existen varios indicadores que nos permiten tener optimismo sobre el futuro de la criatura naciente.

Síntomas de los tiempos

Para quienes fuimos testigos en enero de 1962 de las resoluciones de la OEA tomadas en Punta del Este, Uruguay, dónde un grupo de 14 países latinoamericanos votó obedientemente la voluntad de los Estados Unidos de expulsar a Cuba de la OEA (en una reunión propuesta formalmente por Colombia, que en aquella época también era un fiel representante de los intereses norteamericanos en nuestro continente), es un parte importante de lo conmovedor de estos sucesos el haber presenciado hoy estas reuniones en Caracas, dónde las naciones latinoamericanas hablaron con voz propia y aparentemente tomaron sus decisiones de acuerdo a sus propias ideas y necesidades., No sólo parecemos haber llegado a la mayoría de edad al ser capaces de agruparnos por cuenta propia, sin ningún tipo de intervención extranjera, sino también de estar muy concientes de nuestras propias necesidades. Pareciera ser que estamos aprendiendo rápidamente a vernos con nuestros propios ojos. ´
Sí parecen entonces haber cambiado mucho algunas cosas en nuestro continente.

Por otro lado, estos acontecimientos no surgen repentinamente de una chistera. No sólo el Grupo de Río, predecesor de la CELAC viene operando desde 1986 y protagonizó importantes episodios internos de nuestros pueblos, tales como su intermediación en el posible conflicto entre Ecuador y Colombia cuando un operativo militar del segundo violó la soberanía del primero y mató gente en territorio ecuatoriano. También de alguna manera las acciones de la UNASUR# (Unión de Naciones Sudamericanas), un organismo continental relativamente joven que demostró su capacidad de respuesta en sus intervenciones ante el intento secesionista en Bolivia o el intento del golpe de Estado en Ecuador, son también un buen precedente para la CELAC. Igualmente la operación de MERCOSUR (Mercado Común del Sur), el más antiguo de nuestros organismos creados por iniciativa propia, o de la más joven ALBA (Alternativa Bolivariana para las Américas), consisten en otras muestras no sólo de la voluntad, sino también la capacidad real de nuestras naciones, para generar acciones que tiendan a concretar la tan nombrada y ansiada integración continental.

Y una de las cosas más importantes que permiten mantener la esperanza es el haber constatado como, aún en la diversidad de posiciones políticas de los distintos gobiernos (que van desde los radicalismos progresistas –que podemos llamar de izquierda– pasan por diferentes posiciones centristas –desde la socialdemocracia a la centro-izquierda– y llegan a las posiciones claramente derechistas y neoliberales) todos declararon, no sólo su interés sino su acuerdo en la constitución del organismo y en el objetivo común de la integración. Y para ser honestos, no creemos que la presencia de los gobiernos de derecha (todos pro-nortemericanos) sean propiamente caballos de Troya, tal como ya algunos compañeros los han calificado. No debemos olvidar que en medio de la crisis económica de los países centrales, aquellos gobiernos adscritos a las tesis de mercado, están viendo peligrar sus volúmenes de exportación a unas economías en profunda recesión del consumo. Nuestro continente de seiscientos millones de personas, con una economía que parece estar resistiendo la crisis global, se convierte para ellos en una alternativa de comercio de supervivencia.

El realismo mágico

Y en lo particular, quienes creemos, que sólo seremos capaces de crear nuevas alternativas a un mundo que se desploma si ellas surgen de nuestras propias visiones, vimos estas reuniones como todo un ejemplo de una forma latinoamericana de ver el mundo y hacer las cosas, más allá de los parámetros de la óptica eurocentrista europea.

El mejor ejemplo de la existencia de esta realidad lo dio un periodista español# presente en los eventos, al intentar explicar unos acontecimientos que trascendían la formalidad acostumbrada en estas reuniones por la “comunidad internacional” y ante los cuales nos mostró todo su asombro. Nos relató entonces unas plenarias donde “Jefes de Estado” hablaron un lenguaje “de Foro Social Mundial”, dónde fueron comunes las citas a Gramsci o a Ignacio Ramonet, donde se condenó abiertamente por parte de muchos al capitalismo, o donde el Primer Ministro de Jamaica comenzó su discurso explicando que su pueblo ora por la salud de Hugo Chávez. Más aún, donde el viejo guerrillero Pepe Mujica se abrigaba con la chaqueta de un general del ejército venezolano, o donde los presidentes de Chile y Colombia “se tragaban con una sonrisa amable los encendidos discursos de Raul Castro o de Rafael Correa”. O donde un Porfirio Lobo, el presidente hondureño de dudosa legitimidad, se presentó como uno más de la familia, bromeó con el presidente Chávez y declaró su adhesión incondicional a la integración latinoamericana y caribeña.

A esta lista yo agregaría que resultó casi surrealista escuchar por ejemplo a un Felipe Calderón realizar un progresista discurso de apertura signado por la integración, el latinoamericanismo y la necesidad de justicia social; o a un Juan Manuel Santos hablando no solo de la inevitabilidad de la integración, sino de la necesidad de que ella sea una palanca más para la justicia social (y en el segundo día, presionado por las consultas de otros jefes de estado, declarar por primera vez –aún con reticencia– que su gobierno estaría dispuesto a buscar un acuerdo político con las FARC y el ELN, a los que en ningún momento, a diferencia de su predecesor y del presidente chileno, calificó de “terroristas). Igualmente, a pesar de ser el discurso más abiertamente de derecha (por lo visto no era posible pedir más de un gran empresario) fue algo desconcertante oír a Sebastián Piñera declarar que es necesario lograr la justicia social y las oportunidades para todos (aunque haya hablado de la necesidad de tener una educación cada vez mejor, que paradójicamente en su concepción, solo puede ser privada). El tema de la inclusión social y el combate a la pobreza como una de las prioridades fue común a todos los participantes.

Si a eso agregamos el tono insólito para los extra continentales (ver las últimas reuniones de la UE y la formalidad del trato en público de los jefes de estado) de absoluta familiaridad entre los participantes, que en su gran mayoría no solo utilizan entre sí sus nombres de pila, sino que hacen constantes referencias a sus experiencias de relación personal (sistema inaugurado tempranamente por Hugo Chávez, que prendió como reguero de pólvora entre los mandatarios del continente y hoy se ha convertido en lugar común); completamos así el panorama de unas reuniones que por estas y otras características sólo pudieron darse en nuestramérica. En definitiva, asistimos a una muestra del reino de lo real maravilloso de nuestro continente mágico creemos que es uno de los síntomas más positivos de esos eventos.

En definitiva, son muchas las razones para creer en el buen futuro de la integración en nuestro continente. Es posible, bajando a la realidad concreta, que la percepción de la inevitabilidad del agravamiento de la crisis global, sea también uno de los principales factores que están conduciendo a nuestros gobiernos a buscar la unión como una forma de sobrevivirla.

Como sea, la conjunción de factores parece estarnos llevando efectivamente a retomar como concretas las viejas utopías no alcanzadas de nuestros libertadores. Tenemos entonces razones, intuiciones y emociones que nos llevan a ver el futuro con la esperanza en un mundo mejor.

Crisis Económicas y Protestas Políticas del Atardecer Neoliberal (I)

Crisis Económicas y Protestas Políticas del Atardecer Neoliberal (I)

La herencia intelectual más importante del mundo occidental, a criterio de los propios europeos, es la acumulación de principios, valores, filosofías y éticas que conjuntamente podemos denominar como la “Ilustración” (desde el siglo XVIII y hasta la Revolución Francesa). Spinoza, Voltaire, Diderot, Paine, la herencia filosófica de los enemigos de la Iglesia y su rol en la nueva configuración de poder social que hoy en día denominamos el Estado–Nación, tuvo su éxito histórico más significante –a criterio de los historiadores europeos– en la separación del Estado y la Iglesia, el famoso proceso de “secularización” de la sociedad europea. El proceso no se realizó en unas pocas generaciones, y tampoco de manera pacífica, pero en fin la Iglesia, como institución política, fue debilitada significativamente, aunque nunca descartada como irrelevante en el ámbito socio–político europeo y norteamericano. La separación de la Iglesia y el Estado, como lo articuló John Locke y Thomas Paine, es una realidad notable en la actualidad europea (Ley Francesa de Separación de 1905, Constitución Española de 1931), aunque esta separación sufre de profundas ambigüedades en el protestantismo estadounidense, en donde la “iglesia”, que en su sentido institucional no existe (ausencia de jerarquía y estructura papal en las denominaciones protestantes), pero que en su sentido ideológico si ha podido impregnar la propia fábrica social y política de esta nación.

Seguramente el mundo occidental del 2011 sería un poco diferente a lo que vivimos hoy en día si las estructuras eclesiásticas y las filosofías agustinianas no hubieran sido purgadas por la Ilustración, las revoluciones de Francia, España y Rusia, y las múltiples guerras de esa península euroasiática que llamamos “Europa”. Pero considero que existe una separación –producto de la misma Ilustración– que amerita aún más atención y análisis por el impacto que aún posee en la actualidad: la separación entre la política y la economía, y específicamente como se imaginó esta separación desde la teoría y los discursos ideológicos–políticos, y como se implementó desde el estado y la sociedad (institucionalización económica, legislación estatal y cultura política/económica atrincherada en la concepción colectiva de la mayoría de las sociedades europeas).

Esta separación artificial entre lo económico y lo político se institucionalizó en las disciplinas de las ciencias sociales en el mundo occidental. Las obras clásicas de autores como Kant, Hegel, Rousseau, Hobbes, Mills y Voltaire, entre otros, constituyen las bases fundamentales de lo que las disciplinas de las ciencias sociales europeas utilizarán al ser constituidas propiamente en el siglo XVIII. A criterio del sociólogo estadounidense Immanuel Wallerstein (1995), entre 1850 y la Primera Guerra Mundial se consolidó un numeroso campo de investigaciones a 6 principales disciplinas: La Historia, las tres ciencias sociales nomotéticas (la sociología, la ciencia política y la economía), la antropología y los estudios orientales. Para Wallerstein, la división entre las llamadas “tres ciencias sociales nomotéticas” es una reflexión del discurso ideológico dominante del siglo XIX y que hoy en día sigue vigente: 

Básicamente, el punto de vista dominante a nivel mundial del liberalismo, era que el estado, el mercado y la sociedad eran tres entidades diferenciadas. Ellas operaban con lógicas diferentes y por lo tanto debían ser estudiadas en forma separada, y en cierto sentido, se mantenían aparte en el mundo real. Por eso los estudiosos tenían que segregar su conocimiento de tales aspectos.

Como lo dicta el positivismo, que constituye la base epistemológica/conceptual de las teorías tradicionales, las ciencias sociales son una empresa del mundo moderno; sus raíces se encuentran en el intento –plenamente desarrollado desde el siglo XVI y que es parte inseparable de la construcción de nuestro mundo moderno– de desarrollar un conocimiento secular sistemático que posea ciertos niveles de validación empírica (Wallerstein). El economista estadounidense, James M. Buchanan Jr., decidió que era una buena idea aplicar la visión positivista–ya profundamente empotrada en la concepción neoclásica de la economía –en los estudios de gobierno y administración. El estadounidense abogó por la aplicación de la teoría económica neoclásica para el estudio de la formación de políticas públicas y el comportamiento de los agentes del estado; encontrando además que era posible extender dicha teoría a las decisiones de los ciudadanos para efectos de predecir e interpretar las elecciones que toman los mismos entre las diversas opciones existentes en el “mercado político”, de aquí nace el supuesto “hombre racional”, que sigue criterios individualistas de maximizar sus ganancias.

Todos los modelos mencionados anteriormente, productos del positivismo, insisten que la metodología de las ciencias naturales es el único modelo para las ciencias sociales, con su énfasis en la cuantificación de los hechos y la matematización de la realidad social y la interacción humana. Al respecto, las palabras del economista Francés Frédéric Bastiat, en su obra Armonías Económicas, describen la visión positivista –y profundamente conservadora– de manera exacta y fiel a sus objetivos:
Lo que establece la gran división entre las dos escuelas es la diferencia en métodos. El socialismo, como la astrología y la alquimia, procede por la vía de la imaginación. La economía política (liberal), como la astronomía y la química, procede por vía de la observación.

Bastiat y muchos otros liberales consideran que al proceder por la vía de la observación, como reiteramos anteriormente, categorías que inducen a la distribución de la riqueza o la intervención del estado en la economía no surgen de hechos ni de data acumulada, sino de criterios no–científicos como la “justicia social” y las “luchas de clase”, es decir, estas últimas son categorías artificiales que no existen en lo que ellos conciben como la naturaleza social. De esta manera, las categorías sociales (o históricas) no son científicas, y como consecuencia “lógica” de esto, se reduce el sistema de interacción social a los niveles constituyentes del mismo (atomización de la realidad social), en donde solo el “individuo” es la única unidad de análisis (“la sociedad no existe”, como lo proclamó la Dama de Hierro, la Baronesa Margaret “Maggie” Thatcher), y el estudio “científico” de la economía se reduce al estudio del “libre” y “perfecto” intercambio entre individuos completamente racionales y lógicos.

Lo anterior nos lleva al concepto que se encuentra en el corazón de la filosofía conservadora: el Hombre Económico. Tomando la analogía de las ciencias físicas, el individuo en el sistema económico constituye la unidad más fundamental de análisis, como lo constituyen las partículas elementales (subatómicas – electrones, quarks, etc.) en el modelo estándar de la física cuántica. 

Consecuentemente, se puede construir el prototipo de este “individuo”–una abstracción del ser humano que solo funciona y existe para maximizar su propia utilidad– eliminando del análisis social o económico categorías potencialmente peligrosas como la evolución histórica, la justicia social y las luchas de clases. Este prototipo de individuo, para los economistas tradicionales, se denomina el Homo Œconomicus (Hombre Económico). En esta representación teórica y altamente ficticia, el individuo se comportaría de forma racional (es decir, fácil de predecir, como las partículas subatómicas) ante estímulos económicos, siendo capaz de procesar adecuadamente toda la información que existe para tomar decisiones perfectamente racionales.

De esta manera, la mayoría del conocimiento en las academias de estudio del mundo occidental, y como consecuencia los discursos políticos y la difusión mediática en general, se encuentran profundamente segmentadas de manera que las disciplinas que constituyen el estudio de la realidad social no solo siguen criterios abstractos y poco relacionados con sus contextos sociales e históricos, sino que igualmente se estudian como criterios separados en virtud de la visión “liberal” de separación entre el Estado (la política) y el Mercado (la economía). La educación universitaria en el mundo occidental en la mayoría de los casos reproduce criterios altamente conservadores que mantiene los dos aspectos ya señalados. Naturalmente discursos críticos de esta visión no poseen una presencia notable en las enseñanzas universitarias en el mundo occidental.

Les refresco la memoria de esta separación con los discursos ideológicos conservadores del ideólogo neoliberal Francis Ford Fukuyama, como también el politólogo Samuel H. Huntington. Fukuyama argumentó que el fin de la Guerra Fría (particularmente el fin del conflicto ideológico “Comunismo” / ”Capitalismo”) era a la vez el “fin de la Historia” como una lucha de ideas. Como Hegel proclamó el fin de la Historia con el triunfo de Napoleón y las ideas de la Revolución Francesa, el triunfo de la Democracia Liberal (es decir, EEUU y sus aliados) y el mercado marca el verdadero fin de la Historia. Para Huntington, en su tesis de choque de civilizaciones, los estados seguirán siendo los actores más poderosos del panorama internacional, pero los principales conflictos de la política global ocurrirán entre naciones y grupos de naciones pertenecientes a diferentes “civilizaciones”, por lo cual el choque de civilizaciones dominará la política global. Lo económico, ahora homogéneo con el triunfo del capitalismo, no será el factor determinante de las luchas y los conflictos en la escena global, sino aspectos “irracionales” como la cultura (lo irracional es la cultura del “otro”, el no–europeo), por lo cual el autor considera que las fallas (fronteras) entre las civilizaciones serán los frentes de batallas, con criterios basados en religión y/o cultura en vez de la distribución de riqueza y los modos de producción.

Estos documentos, producidos a finales de la década de los ochenta e inicios de la noventa del siglo XX, reflejan una actitud profundamente ideológica que existía en abundancia durante el periodo señalado. 

Recuerdo cuando tenía solo 14 años de edad, un reportero de una de las gigantescas cadenas de noticias estadounidenses informaba, con un aspecto triunfalista y una alegría exorbitante, que en todas las ciudades de la antigua Alemania Oriental – ahora Alemania Unida – se estaba desmantelando las estatuas de Karl Marx y Vladímir Ilich Uliánov (Lenin), como señal definitiva que la humanidad “superó” los conflictos de clase y ahora inicia el proceso de “democracia y prosperidad para todos”. El reportero finalizó con la afirmación: “Marx estaba equivocado en todo, al igual que Lenin, por eso es que van al basurero de la historia”.

Para resumir la parte introductoria de este trabajo, señalo lo siguiente: la Ilustración decretó dos santos divorcios: Estado e Iglesia, y Economía y Política, constituyendo esta última separación como la base conceptual de la academia y la ideología dominante en el mundo occidental; la economía neoclásica pudo imponer sus criterios sobre todas las ramas de los estudios políticos, y con esto sedimentar la separación entre lo político y lo económico en todas las disciplinas; con ese triunfo, surgió el Homo Economicus, la “partícula subatómica” de las ciencias sociales tradicionales; el triunfo del Capitalismo sobre las Fuerzas del Mal (el comunismo) cierra el capítulo de debate ideológico, ahora solo queda el modelo occidental, y los conflictos en el mundo ahora son productos de la “irracionalidad” de los países del Sur (tercer mundo para los ideólogos neoliberales) que bárbaramente resiste las recetas del éxito del mundo occidental. La democracia y el mercado occidental son perfectos, el resto es una mala imitación de esta perfección.

Egipto y su encrucijada

Egipto y su encrucijada

Manifestaciones en contra del proyecto militar que pretende eternizarse en el poder forzaron elecciones escalonadas con final previsto para marzo.

La sangre volvió a brotar del suelo egipcio. Y la Plaza Tahrir se convirtió, como hace diez meses atrás, en el epicentro de las nuevas -aunque viejas- protestas en reclamo de democracia y libertad.

Tras la caída de Hosni Mubarak, en el mes de febrero de este 2011, todo parecía indicar que la denominada “Primavera Árabe” que se extendía por gran parte de la región, desencadenaría en una reconfiguración del mapa político en Medio Oriente.

Pero, por el momento, en Egipto nada cambió tras la salida de Mubarak. Así, el status quo es mantenido por el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas, encabezado por el mariscal Mohamed Tantaui, y se autoproclamó como la institución encargada de llevar adelante una transición hacia un gobierno civil.

Sin embargo, después de nueve meses de gobierno de la Junta Militar, los cambios exigidos por los ciudadanos egipcios brillan por su ausencia. Tantaui se encargó de cambiarle el maquillaje a la estructura de poder que había construido Mubarak y que le permitió mantenerse en la presidencia por 30 años.

Ante este panorama, el 18 de noviembre, los egipcios volvieron a tomar la Plaza Tahrir en reclamo de la salida inmediata de los militares del poder, el llamado a un gobierno de unidad nacional para llevar adelante la transición y la celebración de elecciones presidenciales para abril de 2012.

La respuesta que obtuvieron los manifestantes fue una feroz represión por parte de las Fuerzas de Seguridad egipcias. Se contaron, hasta el momento, más de 40 muertos y 3.000 heridos en todo el país.
Debido a la imposibilidad de desalojar la Plaza mediante la violencia, y el aumento del descontento de los manifestantes, el primer ministro Essam Sharaf y todo su gabinete, marionetas de la Junta Militar, decidieron renunciar.

Así, el mariscal Tantaui decidió, en forma tardía y parcial, dar lugar a ciertas exigencias de los manifestantes. Entre ellas, poner como fecha estimada para las elecciones presidenciales el mes de junio de 2012.

Si bien este anuncio no fue bien recibido por los rebeldes, lo que los llevó a mantener el acampe en Tahrir fueron otras decisiones del Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas, tal como la designación de Kamal el Ganzuri, hombre de Mubarak, como nuevo premier.

Además, la Junta Militar pretende autoproclamarse como garante de la nueva Constitución –que deberá redactarse- reservándose para sí la potestad de vetar cualquier artículo, y mantiene la intención de realizar un referéndum para que la población decida la continuidad o no de los militares en el gobierno de transición. “Estamos dispuestos a entregar inmediatamente la responsabilidad si el pueblo así lo desea en un referéndum popular”, señaló Tantaui.

Este anuncio no hace más que reafirmar la idea de que los militares pretenden enquistarse en el poder. Sin embargo, Tantaui intentó, sin lograrlo, desarticular esta idea. “No buscamos la Presidencia y las Fuerzas Armadas rechazan cualquier intento de dañar su reputación”, intentó aclarar el Presidente de Facto.

Tras los anuncios, Mohamed Tantaui se reunió con el ex director del Organismo Internacional de Energía Atómica y Premio Nobel de la Paz, Mohamed el Baradei, para que respaldara a el Ganzuri como nuevo primer ministro. Con el mismo objetivo se comunicó con Amr Musa, ex secretario general de la Liga Árabe,

Pero tanto el Baradei como Musa lejos estuvieron de apoyar la designación de Tantaui. Las razones de la decisión no son difíciles de encontrar: Mohamed el Baradei y Amr Musa son vistos con buenos ojos por los egipcios para encabezar un gobierno de transición. Respaldar una medida antipopular de la Junta Militar provocaría la desconfianza de los ciudadanos.

Así mismo, mientras que la Plaza Tahrir es testigo de la “Segunda Revolución”, como la denominan los manifestantes, Egipto comenzó el lunes 28 con unas confusas y escalonadas elecciones Legislativas.
Los días 28 y 29 de noviembre, el 14 de diciembre y el 3 de enero, los egipcios decidirán la conformación de la Asamblea del Pueblo o Cámara baja del Parlamento. El 29 de enero, el 14 de febrero y el 11 de marzo elegirán a los senadores de la Chura o Cámara alta.

Pero si la división de los comicios no hace más que poner un manto de confusión a las elecciones, la oferta de candidatos complica las cosas: 15 mil candidatos repartidos en 55 partidos.

De los 55 partidos políticos que se presentan como opción ante la sociedad, la mayor parte son agrupaciones y coaliciones conformadas tras la caída de Mubarak. En ese contexto, el gran candidato a obtener la victoria es el Partido de la Libertad y la Justicia, brazo político de los Hermanos Musulmanes, que posee la organización más sólida y de mayor experiencia.

Por otra parte, para Estados Unidos y sus aliados europeos la crítica situación por la que atraviesa Egipto no amerita ninguna dura condena contra la represión y el uso de la violencia ejercida por el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas.

Jay Carney, portavoz de la Casa Blanca, aseguró que Estados Unidos está “profundamente preocupado” por la violencia, y pidió “contención a todas las partes, para que los egipcios puedan avanzar para forjar un Egipto fuerte y unido”. Bastante poco si se consideran como parámetros los escenario por ellos construido en Irak, Afganistán, Irán o Libia.

Así como ocurrió con Hosni Mubarak, a quien Washington mantuvo de aliado hasta que la situación en Egipto se volvió insostenible, la Administración Obama no tiene muchas intenciones de que la Junta Militar abandone el poder.

Durante los 30 años de mandato de Mubarak, las Fuerzas Armadas egipcias se convirtieron en defensoras de los intereses de Washington a cambio de 1.300 millones de dólares anuales, cifra solo superada por la ayuda militar que la Casa Blanca le brinda al Ejército de Israel.

Queda claro que lo que más desearía Washington para Egipto es un gobierno aliado que garantice el equilibrio en la región como hasta ahora: el país norafricano no sólo controla el Canal de Suez sino que además comparte fronteras tanto con Gaza como con el hermano menor de Estados Unidos, Israel.
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David Garcia | Desde la Redacción de APAS