Lo que está en crisis es un modelo de colaboración de clases
Lun 19/09/2011Por:
Miguel Angel Hernández* (USI)Atalaya Revolucionaria
En 12 largos años de gobierno chavista, las esperanzas que en un primer momento tuvo un grueso sector del pueblo y los trabajadores se han trocado en decepción, hastío, y en una decisión mayoritaria de movilizarse por las reivindicaciones postergadas e incumplidas.
A esta erosión del apoyo popular que ya el gobierno viene sufriendo desde hace algunos años, se suma ahora la grave enfermedad que padece el Presidente de la República. El carácter de su liderazgo le da a este hecho una gran importancia política, especialmente en esta etapa en la que el agotamiento del modelo se hace cada vez más visible.
Para sacar las necesarias conclusiones, cabe entonces preguntarse: ¿qué es lo que está en crisis en el país? La respuesta a esta pregunta es clave para no repetir los errores que nos han traído hasta la dramática situación que hoy atravesamos.
Los partidos de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) atribuyen la crisis del país a los efectos de las políticas del supuesto “socialismo del siglo XXI”. Su crítica a Chávez se reduce a atacar al “comunismo”, mientras defienden las bondades del capitalismo. Aprovechan el desastre de la actual gestión para desprestigiar las verdaderas ideas socialistas, confundiéndolas con los desatinos del chavismo. Pero estos partidos ya gobernaron. Los venezolanos conocemos a la mayoría de los políticos que integran a la dirigencia de la MUD. Son los mismos que se arrodillaron durante más de 40 años al imperialismo, reprimían a los luchadores sociales y a la izquierda, cometiendo toda clase de violaciones a los derechos humanos. No debemos olvidar que son los responsables de la masacre perpetrada contra el pueblo en El Caracazo, desatando una represión asesina en contra de miles de venezolanos.
Pero la realidad es otra, el chavismo no representa un proyecto revolucionario ni socialista. Lo que está en crisis es un modelo de colaboración de clases, fundamentado en la idea de que el pueblo puede mejorar su condición aliándose con los explotadores de siempre. Un proyecto de alianza con sectores empresariales. El presidente Chávez se esfuerza todos los días en convencernos de que se pueden conciliar los intereses del pueblo y los trabajadores con los de los empresarios y boliburgueses, enriquecidos al amparo del control del aparato del Estado y de la renta petrolera.
En rigor, los grandes triunfadores con este modelo político, económico y social, han sido los banqueros, los importadores, el sector de telecomunicaciones, y las grandes transnacionales petroleras asociadas a PDVSA a través de las empresas mixtas.En otros artículos presentamos los datos que corroboran esta afirmación. El último informe del BCV refleja que fueron estos sectores los más beneficiados por el crecimiento de la economía, en detrimento de otros, como la industria manufacturera.
Un gobierno que se autodefine como “socialista”, tiene como fundamental base de apoyo a dos de las áreas menos productivas del capitalismo (bancos e importadores), y a dos de los sectores más transnacionalizados (telecomunicaciones y petróleo). Esa es la realidad sin la máscara roja del discurso oficial.
El mismo presidente Chávez ha dicho en distintas ocasiones que no tiene un plan para acabar con la empresa privada, y ha exhortado a los empresarios a colaborar con el gobierno. En un encuentro con empresarios agroindustriales celebrado en Caracas el pasado 27 de julio, Chávez dijo: “Yo los invito a hacer empresas mixtas, a sumar esfuerzos”, y le lanzó la siguiente confesión a los capitalistas venezolanos: “Nosotros los necesitamos a ustedes y ustedes a nosotros”.
A este coro de colaboración de clases se suma un sector de la izquierda que considera que de la mano con empresarios y supuestos militares progresistas, y mediante la acumulación de algunas reformas en el marco capitalista se llegará al socialismo. Esta concepción es la que en términos clásicos se denomina reformista.
El que mejor representa estas posiciones, por su larga tradición, es el PCV, ya que desde 1935 hace de la colaboración de clases su eje programático. En el reciente congreso de ese partido se ratifica la política de alianzas lanzada por la burocracia de la Urss hace más de 75 años.
Oscar Figuera, secretario general del PCV afirmó en julio de 2008 que “la alianza antiimperialista está constituida por un amplio abanico de intereses y sectores de clases que pugnan por dirigir, de acuerdo a sus intereses, la lucha por la liberación nacional. Incluso, participan de estas fuerzas sectores de la burguesía que forman parte de esa alianza antiimperialista”.
El reformismo, incluso sus sectores más críticos al modelo chavista, ha mostrado su bancarrota al no tener nada que ofrecer como salida a la crisis, y continuar confiando en Chávez. Atribuyen los problemas a la burocracia gubernamental, y a supuestos sectores “infiltrados” en la revolución.
En cambio, para nosotros, la crisis del modelo de colaboración de clases que ha impulsado el chavismo pone en evidencia de manera dramática la necesidad de trascender el capitalismo si verdaderamente nos proponemos superar los graves problemas que padecen las mayorías populares y obreras. No podemos confiar en quienes gobernaron durante décadas en la época del bipartidismo, o quienes desde 1998 administran el capitalismo para favorecer al sector financiero y comercial, para que saquen al país de la crisis. Sólo el pueblo salva al pueblo, de ahí la necesidad de que los trabajadores y las organizaciones populares nos movilicemos en defensa de nuestros derechos, y empecemos a postular propuestas propias frente a la crisis.
Para los empresarios y el gobierno, salir de la crisis pasa por devaluar la moneda, aumentar el IVA, aumentar los servicios y el transporte, liberar los precios de los alimentos, desmejorar los salarios; y entregar el petróleo, las industrias básicas, y la industria eléctrica a las transnacionales por la vía de las empresas mixtas. Esa fórmula en la que coinciden el gobierno y la MUD significa más explotación y más miseria para la mayoría del pueblo. Necesitamos una salida que exprese nuestras reivindicaciones como clase, por eso nuestro partido viene llamando a que los trabajadores impulsemos un plan nacional de emergencia, que parta de nacionalizar en un 100% el petróleo, eliminándose los contratos mediante los cuales se conformaron las empresas mixtas con transnacionales. Esos recursos petroleros que hoy se apropian los capitales imperialistas y la boliburguesía, tienen que garantizar un salario mínimo igual a la canasta básica, el respeto a los contratos colectivos, el impulso a una verdadera reforma agraria que dote de tierras y financiamiento a quienes la trabajan, así como el rescate de las empresas básicas bajo el control democrático de los trabajadores.
*Secretario general de la Unidad Socialista de Izquierda (USI)
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