Ha habido mucha alharaca en los últimos años en círculos neoconservadores en EE.UU. y entre funcionarios del Ministerio de Exteriores israelí sobre el peligro para la seguridad global planteado por una supuesta infiltración islamista en América Latina.
Una falacia utilizada por los autoproclamados expertos en el asunto es que ahora es posible viajar en avión desde Caracas a Teherán con una sola parada en Damasco. Para que los responsables políticos y el público en general no dejen de reaccionar con suficiente alarma ante semejantes noticias, la severidad de la amenaza se subraya mediante lazos inventados entre musulmanes de América Latina y toda tendencia regional potencialmente desfavorable, lo que resulta en un fantasma de cárteles criminales islamo-narco-socialistas que amenazan la frontera sur de EE.UU.
En un cable de WikiLeaks de la embajada de EE.UU. en Bogotá con fecha del 1 de diciembre de 2008, una entidad bastante inesperada se sumó a la formación usual de amenazas basadas en Latinoamérica. El cable discute las maniobras en Colombia de la firma israelí Global Comprehensive Security Transformation (Global CST), fundada por el general (de la reserva) Israel Ziv –ex jefe del Directorado de Operaciones de las fuerzas armadas israelíes– contratado para ayudar en la lucha contra organizaciones criminales y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), así como para evaluar potenciales peligros procvedentes de Ecuador y Venezuela.