domingo, 9 de enero de 2011

“No lo busque, lo lancé de un helicóptero”.


“No lo busque, lo lancé de un helicóptero”

07/01/11.-La señora Rosa Rojas de Soto dejó de pagar avisos de prensa todos los días solicitando a su hijo desaparecido, Víctor Soto Rojas, hermano del actual presidente de la Asamblea Nacional, Fernando Soto Rojas, cuando un militar le confesó cómo lo había asesinado, lanzándolo de un helicóptero. Este episodio fue recordado el pasado miércoles por el diputado bolivariano Earle Herrera al parlamentario de Un Nuevo Tiempo, Alfonso Marquina, cuando éste increpó a la directiva de la Asamblea.
En 2003, la señora Rosa, cinco años antes de fallecer, narró el vía crucis por la desaparición de su hijo en una entrevista realizada por el autor para mostrar un ejemplo de la historia de torturas, asesinatos y desapariciones ocurridas durante el gobierno del entonces militante de Acción Democrática, Raúl Leoni. Así fue la entrevista.
“No lo busque más, yo lo lancé de un helicóptero”, es el testimonio de doña Rosa Rojas de Soto sobre la desaparición de su hijo Víctor Ramón Soto Rojas.
Es uno de los relatos de las operaciones de terrorismo aplicadas por los gobiernos de Acción Democrática y Copei, urdidos en violaciones flagrantes a los derechos humanos, infligiendo castigos, torturas físicas y psicológicas, asesinatos y desapariciones a prisioneros o detenidos vinculados a las luchas sociales durante los años 60, 70 y 80. Este testimonio es uno de los tantos capítulos que debe ser recordado y refrendado en la memoria de la historia contemporánea de Venezuela.
“Mi hijo Víctor Ramón se me graduó y se desapareció, hasta que encontré un señor militar que me dijo: ‘Mire señora, yo todos los días abro el periódico y la veo a usted buscando a su hijo’. Agregó: ‘No lo busque, yo lo boté’. Me mandó el gobierno de Raúl Leoni a botarlo en un helicóptero y no sé dónde cayó’. Yo no me acuerdo del nombre de ese señor, era militar pero un militar bueno”.
“Ese militar fue muy bueno, porque me dijo que no lo buscara más, pero no me acuerdo de su nombre, mi esposo se puso bravo porque ese militar me pidió un abrazo y yo se lo di, mi esposo me dijo tú has debido meterle un tiro a ese carajo y no darle un abrazo. ¡No!, si me sacó de dudas porque yo vivía buscando a mi hijo por donde quiera”.
Fue entre el 29 de julio y los primeros días de agosto de 1964 cuando detuvieron a Víctor Ramón Soto Rojas en una alcabala de la Guardia Nacional a la entrada de Altagracia de Orituco. Lo llevaron a la prefectura y de allí lo trasladaron a San Juan de los Morros. Lo torturaron en la Digepol, Guárico, y luego lo transportaron al Regional N° 5 de la GN en El Paraíso, Caracas. Después lo buscó una Comisión de la Digepol y lo llevaron al campamento antiguerrillero de Cúpira y de allí desaparece.
“Yo le pregunté a ese militar cómo se portó mi hijo; si se había puesto bravo, qué había hecho. Me dijo, a ése le dieron palo y él no se daba ni cuenta y de allí lo metieron en el helicóptero y lo lanzamos en la montaña”.
Para cuando Víctor Ramón Soto Rojas fue trasladado en helicóptero desde Cúpira hacia la montaña de El Bachiller, era muy probable que hubiese perdido el conocimiento por efecto de las torturas a las que había sido sometido. Luego de investigaciones realizadas por familiares y defensores de los derechos humanos, presumen que fue colgado vivo desde el helicóptero y lanzado al vacío, pendiendo de un mecate para que se estrellara contra los árboles de las montañas de la Serranía Maestra del Interior en los límites de los estados Guárico y Miranda.
“Mi hijo se había graduado de sociólogo en la Universidad Central de Venezuela, tenía 30 años más o menos y yo le celebré ese grado bien bueno, se lo celebré allá en Altagracia con todos sus compañeros de estudio, con fiesta, comida, fue muy alegre”, rememoró doña Rosa.
Víctor Ramón Soto Rojas era miembro del Buró Universitario del Movimiento de Izquierda Revolucionaria, había luchado militantemente en la resistencia contra Pérez Jiménez como integrante de la juventud de Acción Democrática, y formó parte de la juventud del MIR al dividirse AD en 1961. El mes de junio de 1964 se incorporó al Frente Guerrillero Ezequiel Zamora, desde entonces se inició un cerco contra el frente. Hubo operaciones militares y una maniobra equivocada de la Comandancia después de librar varios combates de carácter defensivo desvió las operaciones a la zona de los llanos y es cuando la Guardia Nacional detiene a Víctor Soto Rojas.
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“Yo supe que lo agarraron en Altagracia y lo busqué y lo busqué y no lo encontré. Mis hijas lo buscaron y tampoco lo encontraron”.
“Después de que ese militar me dijo que mi hijo fue botado en la montaña, yo no lo seguí buscando, ni tampoco seguí sacando los avisos que todos los días publicaba en el periódico (Últimas Noticias) pagadas por mí para saber de mi hijo. Lo había matado el Gobierno de Raúl Leoni y Acción Democrática. Después de todos estos años sólo me queda el recuerdo, hoy para mí lo militar es nada (…) Yo vine a votar ahora por Chávez, porque antes no creía en gobierno”.
“Mis deseos, vivir más no, hasta cuándo, todo cambia y se aleja con los giros de la situación. Amigos no hay, amistad verdadera es ilusión. A mí me encanta la poesía; Salmerón es mi poeta favorito. A todos que les vaya bien y que sigan con Chávez. ¿Qué se va ha hacer? Él es bueno”.
TOMADO DEL BLOCK TITULADO
“TESTIMONIOS DESDE LA TORTURA”
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Doña Rosa una “madre ilustre”
Doña Rosa Rojas de Soto murió el 21 de marzo de 2008, a los 102 años de edad. Para cuando se le realizó esta entrevista había cargado por más de 40 años el recuerdo de la “desaparición”.
Su resignación, no obstante, no es motivo para dejar de sostener una actitud de reclamo y resistencia a un hecho tan oprobioso como la tortura y la violación del derecho a la vida, cuya responsabilidad llevan a cuesta los dirigentes políticos y militares de la IV República.
El 23 de octubre de 1905 nació en el caserío Paural de Orituco, en los terrenos del musiú Vicente Gargano, una niña que fue llamada Rosa Servanda, hija de Eugenia Rojas y del abogado Luis Amestói, para ese entonces diputado legislativo a la Asamblea por el estado Miranda durante el gobierno de Cipriano Castro. A partir de ese momento comenzó su trajinar por la vida. Procreó ocho hijos: Ismenia Soto de Machado, Víctor Ramón Soto Rojas (+), Fernando Soto Rojas, Zoila Soto Rojas, Mirna Soto de Hernández, Pura Soto Rojas, Víctor Manuel Soto Rojas.
Desde muy joven le atrajo la política y tuvo una notable influencia del general revolucionario Emilio Arévalo Cedeño, fuerte oponente al gobierno del dictador Juan Vicente Gómez.
Doña Rosa fue reconocida como “Madre Ilustre” por la Asamblea Nacional en 2005 por su dedicada trayectoria en la lucha revolucionaria.
ALDEMARO BARRIOS ROMERO/CIUDAD CCS

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