jueves, 21 de junio de 2012

Consumo de bienes ambientales exige cambio en la noción de desarrollo

Consumo de bienes ambientales exige cambio en la noción de desarrollo
En el planeta existe una de las peores distribuciones del consumo de bienes ambientales, denunció Rafael Correa, Presidente de Ecuador, al señalar que el 20 por ciento de los países más ricos del planeta genera el 60 por ciento de las emisiones de CO2, mientras el 20 por ciento más pobre produce 0.72 por ciento. 

La relación es de 83 contra uno, apuntó durante su participación en la Cumbre de Río+20 que se desarrolla en Brasil, ocasión en la que dejó claro que hay responsabilidades compartidas pero existen quienes tienen una mayor carga en el daño que se le causa al planeta.

Por cada tonelada de emisiones del 20 por ciento de los países pobres, las naciones ricas botan 83 toneladas.
“Es imposible que el modelo de vida de un neoyorquino sea generalizado, se requerirían cinco planetas para poder mantener a cada ser humano sobre la tierra con ese nivel de vida, es insostenible, imposible.”

Sobre la base de esta reflexión, el mandatario ecuatoriano llamó la atención sobre la necesidad de que exista un cambio en la noción de desarrollo, por lo que pidió disertar en torno a lo qué las sociedades entienden por este término y qué se busca.

El problema de la mala distribución del consumo de bienes ambientales, señaló, radica en el hecho de que las naciones pobres son las mayores generadoras de bienes ambientales que terminan siendo absorbidos por los países ricos, consumo que impacta severamente en las fuentes de estos recursos.

“El excesivo consumo de bienes ambientales por parte de los países más ricos lo están sufriendo las naciones pobres generadoras de bienes ambientales (…) Esto constituye una de las mayores injusticias ambientales.”

Este escenario hace cada vez más necesario hablar de salvamentos ambientales, refirió al tiempo de indicar que el pago de la deuda ecológica requiere cambiar la lógica económica vigente que compensa sólo los bienes comerciados en el mercado a precios específicos. 

Los países ricos –añadió- no pagan nada por los bienes que extraen de la Cuenca Amazónica, con un valor inmenso pero sin un precio explicito, “por ello las naciones que generan estos bienes públicos globales no reciben ninguna compensación”.

Este panorama hace cada vez más vigente el tema de la “corresponsabilidad internacional para reconocer las responsabilidades comunes, pero diferenciadas para evitar el calentamiento global y las emisiones de CO2”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario