lunes, 18 de junio de 2012

Indignados y periodistas, víctimas por igual, de la persecución en EEUU

Indignados y periodistas, víctimas por igual, de la persecución en EEUU
Tras romperse el mito del bienestar social de los ciudadanos, se pone en tela de juicio la libertad de expresión en el país

La brutalidad de la policía en EE UU durante los desalojos del movimiento Ocupa Wall Street generó gran polémica en la comunidad internacional. No solo los 'indignados' fueron víctimas de ese trato, también los periodistas que cubrían los hechos. 

El reportero independiente Tim Pool fue testigo de las atrocidades de los uniformados, quienes en vez de mantener el orden parecían estar atizando el fuego. 

“En Nueva York a la policía no le importa si tienes el pase o no. He visto cómo un efectivo agarraba a un periodista que venía pasando y lo echaba al suelo. He visto cómo los supervisores han exigido interrumpir el paso de los periodistas”, comenta Pool.

Pero este celo por los papeles no tiene límites, sino que podría convertirse en un desorden total echando más leña al fuego de las manifestaciones masivas. Es que además de las credenciales, los periodistas deberían informar a qué parte del país planean ir después de cubrir la historia. 

“Tienes que probar que has cubierto las noticias de última hora, pero resulta bastante difícil hacerlo cuando la policía no te lo permite. Así, esto parece un círculo vicioso y necesitas varios meses para resolverlo. En fin, si les gustan las noticias que has hecho, te dan el pase”, agregó Pool. 

Y los periodistas extranjeros también están pagando justos por pecadores. Tras pasar los límites jurídicos son tratados como los participantes de las manifestaciones que quedaron bajo arresto. 

“La acreditación que mostré por lo visto no fue suficiente para la policía neoyorquina. Cualesquiera sean las pruebas, a ellos les da igual. Es un simple negocio y tus credenciales no pueden protegerte”, comenta Kirill Belyaninov, un reportero ruso que ha trabajado por tres años en EE UU y ahora está condenado a trabajos correccionales por seis meses. 

Así, los valores de la democracia y de las libertades fundamentales de los que ese país se instituye como abanderado, parecen ser tan solo una fachada que empieza a resquebrajarse. Y la defensa de la libertad de prensa en EE UU, quedaría en manos de los propios periodistas.

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