¿Qué es un tecnócrata?
Siempre nos habían contado que los grandes empresarios son individuos que sufren cuando sus empresas van mal y se deprimen mucho cuando quiebran. Desde luego eso no puede aplicarse a los directivos de Lehman Brothers. Según el muy recomendable documental “Inside Job” los cinco mayores ejecutivos de este Banco transnacional ingresaron más de mil millones de dólares en sus cuentas corrientes personales entre 2000 y 2007, mientras la empresa se deslizaba por la pendiente de la insolvencia. El banco quebró en Septiembre de 2008. La noticia fue recibida con pesadumbre pública y alborozo privado ya que se les garantizaban nuevas indemnizacionespor su despido. Estos individuos y similares, como los de la asguradora AIG y otras innumerables firmas, se dedicaron meticulosamente a apostar (en privado) contra sus popias compañías, engañando a los clientes, a los pequeños accionistas y finalmente a los contribuyentes que son los que tendrán que soportar en última instancia con sus impuestos, pensiones y salarios el coste de los desfalcos.
Son los llamdos tecnócratas, especialistas en quebrar empresas, garantizar sus rescates con dinero público y asegurar por el camino la adición de varios ceros a sus cuentas corrientes personales. El sistema de las “puertas giratorias” entre actividad privada y responsabilidades temporales de gobierno, les garantiza una cómoda operatoria en tres pasos:
1) Dentro del gobierno promueven legislaciones favorables a los intereses de las compañías privadas para las que trabajaron y/o trabajarán en el futuro. En ocasiones su tarea consiste en bloquear, desde su puesto de mando, medidas de control político-judicial a las actividades opacas o cuasi-delictivas de esas mismas compañías.
2) Cuando a los pocos años o incluso meses abandonan su responsabilidad política directa, son contratados como asesores por la compañía en cuestión, recogiendo así los frutos de los favores y servicios realizados en su época de mandatarios públicos. En ocasiones incluso ayudarán a dinamitar los balances de la propia empresa, apostando en privado contra ella mientras la defienden en conferencias de prensa, informes y documentos. Un ejemplo muy ilustrativo de esta forma de proceder es el de Henry Paulson, dirigente político estadounidense y directivo de Goldman Sachs que consiguió forrarse cobrando polizas de cobertura sobre riesgo de quiebra de grandes bancos, manejando siempre información privilegiada.
3) Nuevamente dentro del gobierno maniobrarán para que se inyecte dinero público en esas empresas quebradas, argumentando el “riesgo sistémico” o la “dolorosa pérdida de puestos de trabajo” en el caso de que no se proceda a realizar el ansiado rescate o a proporcionar avales públicos que se tomarán directamente de los impuestos ciudadanos.
El tecnócrata tiene habilidad para caer de pié. A pesar de su muy dudosa moralidad suele salir mejor parado que otros compañeros directos de desmanes, como sucede en el caso de nuestro conocido Luis de Guindos (ex-jefe de Lehman Brthers en Europa) , respecto a su socio directoRichard Fuld, en la estrepitosa (y muy rentable para ellos) bancarrota de su empresa bancaria. Según el analista Robert Gnaizda habría fundamentos más que suficentes para procesarlos.
Otros conocidos tecnócratas (¿o quizás sería más apropiado decir “estafadores con intachable reputación”?) son los multimillonarios economistas y profesores universitarios Frederic Mishkin, Glen Hubbard, Martin Feldstein o Larry Summers, grandes ejemplos de un cleptocapitalismo en cuyo diccionario no figura el concepto “conflicto de intereses”. ¿Tecnócratas españoles?, ¡por supuesto, también los tenemos!. Solo es necesario buscar en bancos y cajas intervenidas y rescatadas con dinero público.
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