EN LA NATURALEZA O EN EL CAPITALISMO?
El crudo invierno que inunda buena parte del país, lanza su furia contra los habitantes pobres de campos y ciudades, anegando viviendas, destruyendo tenderetes del “rebusque” de millones de desempleados, sepultando barrios enteros bajo montañas de lodo y rocas, arruinando cosechas y ahogando el ganado de los campesinos, donde sólo en los últimos 90 días son 140 los muertos y pasan de 530.000 los damnificados por la fuerza de las aguas.
Entre tanto, los capitalistas que viven en confortables y resguardadas mansiones alejadas de los ríos desbordantes, con todas sus propiedades y negocios asegurados contra cualquier calamidad, nuevamente se sirven del invierno para convertir la tragedia, el desespero y los terribles sufrimientos del pueblo, en un nuevo negocio y fuente de exorbitantes ganancias, como lo hicieron con los 4 billones de pesos que hace un año les entregó el Gobierno para la atención del pasado desastre.
En esta situación, los obreros, los campesinos, los pequeños propietarios, no solamente pierden sus enseres y viviendas, sino también la paciencia, y se lanzan a la calle llenos de indignación contra el Gobierno y la politiquería de las Instituciones del Estado, completamente inservibles para dar auxilio y prevenir tragedias como ésta; pero sí prestas a pagar mentirosas propagandas sobre supuestas ayudas, recursos, atención de desastres y proyectos para embellecer cloacas como el Río Bogotá.
Es el cinismo de los Gobernantes demagogos, encabezados por el capitalista Presidente Santos que junto a todos sus Ministros, Gobernadores y Alcaldes (incluidos los de la oposición oficial como la polista alcaldesa de Bogotá) fingen preocupación, exhalan hipócritas lamentos solidarios, y como acostumbra la burguesía frente a los problemas del pueblo, acuden a la amenaza, la mentira y la desinformación para calmar los ánimos y disuadir los intentos de lucha y rebelión, tal como ahora lo hacen condenando las acciones de hecho de los afectados por el invierno, declarando a voz en cuello, que toda la culpa de la tragedia es de la naturaleza.
La verdad es muy otra y la deben saber todos los obreros, campesinos, vecinos y trabajadores, a quienes
el agua les arrebata sus bienes conseguidos con el sacrificio de tantos años de su vida.
Desde los tiempos del hombre primitivo, la sociedad humana a lo largo de sus etapas de desarrollo –esclavista, feudal y capitalista– siempre se ha servido de la naturaleza y ha luchado por dominarla conociendo sus leyes para utilizarlas en beneficio del progreso de la humanidad. Pero a comienzos del siglo pasado, el sistema capitalista avanzó a su fase final de descomposición, a la fase del imperialismo, donde la burguesía dejó de ser progresista y revolucionaria, y se convirtió en una clase reaccionaria, caduca, parásita, represen tante de un gigantesco sistema también parásito que succiona plusvalía depredando la sociedad y destruyendo la naturaleza. La ganancia de los capitalistas es la responsable de la destrucción de la capa de ozono, del calentamiento global, de la deforestación de selvas, bosques y páramos, y con ello, de la alteración del ré gimen de vientos y lluvias, con lo cual, un fenómeno natural como lo es el invierno, se transforma en una temporada de increíbles precipitaciones, avalanchas e inundaciones.
Colombia no es la excepción, sino el ejemplo de cómo los capitalistas (burgueses, terratenientes e imperialistas) para aumentar sus ganancias se han encarnizado contra la naturaleza, devastándola desde el Amazonas asta los Páramos en la Cordillera de los Andes, monopolizando el uso del agua en la agricultura a gran escala, en la explotación del petróleo y en la frenética explotación minera, para luego infestar tierras y aguas con sus residuos químicos y los de toda la demás industria, en una pavorosa destrucción que sirve de telón de fondo a la acumulación de miseria en los trabajadores (inmensa mayoría de la sociedad), y acumulación de caudales de riqueza en manos de unos cuantos grupos monopolistas parásitos. Por eso los capitalistas a pesar de no trabajar ni producir, viven en lujosas y seguras condiciones; mientras los abajadores que producen la riqueza, tienen que vivir en los suburbios, en las riveras arrebatadas a los ríos, en barrios por debajo del nivel de los desagües de aguas negras. Esa es la forma de vida que proporciona el capitalismo, y la razón de que los pobres sean siempre las víctimas de la tragedia.
¿Y dónde están los grandes recursos del Estado para la prevención y atención de desastres? Conviene recordar que tales recursos no son donaciones de los ricos, sino el acumulado de los impuestos y altas tarifas que principalmente pagan los pobres, como en Bogotá donde la tarifa de agua, alcantarillado y aseo, es la más elevada de América Latina. Ese Tesoro Público ha sido entregado a la custodia de los Gobernantes, quienes jamás lo invertirán en beneficio del pueblo, porque bajo el capitalismo en el Estado burgués, los Gobernantes no son más que los administradores de los negocios de todos los capitalistas, en beneficio de los cuales se roban los fondos que dicen destinar para los damnificados por el invierno, hacen negocios con los presupuestos del mantenimiento de las obras públicas, como ocurre con las Corporaciones Autónomas Regionales CAR, que en Cundinamarca, “desaparecieron” $355.000.000.000 del impuesto predial que pagan los bogotanos, destinados precisamente al mantenimiento del Río Bogotá; o en el caso de Aguas Manizales invirtieron US$989.000 en el Perú mientras daños prevenibles bajo su responsabilidad, causaron el colapso del acueducto de la ciudad y una tragedia de 48 muertos en el Barrio Cervantes.
Por tanto, el causante y culpable de la tragedia invernal que azota a los trabajadores, no es la naturaleza sino el sistema capitalista, que destruye la naturaleza, devora la energía vital de los trabajadores, los empobrece, agobia y luego los remata con la corrupción, ineptitud y opresión de sus Gobernantes.
La solución definitiva para este problema, no es otra que derrotar al capitalismo, para lo cual es indispensable derrocar con la fuerza armada de las masas el poder político estatal de los capitalistas, es decir, de la burguesía, los terratenientes y el imperialismo.
Para lograrlo, se necesita unir la lucha de todo el pueblo bajo la dirección del proletariado, bajo la guía de su Partido, cuya construcción estamos adelantando en este período de acumulación de fuerzas, donde la táctica inmediata es avanzar en la preparación, organización y generalización de las Huelgas Políticas de Masas, forma de lucha idónea para que las víctimas de la tragedia invernal unan sus fuerzas a las de todos los demás sectores del pueblo, oprimidos y explotados por los mismos enemigos capitalistas, y de conjunto levanten sus inmediatas reivindicaciones:
- Ayuda real y manejada directamente por las víctimas a través de sus organizaciones.
- Atención urgente a los problemas de alimentación, salud, vivienda y trabajo. Indemnización a los iviendistas estafados por las empresas constructoras.
- Condonación de las deudas de los campesinos pobres y medios y otorgamiento de nuevos créditos ncluyendo a todas las víctimas y no únicamente las consideradas por el gobierno.
- Cese de los despidos y licenciamientos. Pago de los salarios totales a los obreros suspendidos.
Los comunistas, revolucionarios y obreros conscientes, apoyamos las vías de hecho que han tomado las víctimas del capitalismo en esta ola invernal, respaldamos su lucha contra el Gobierno corrupto, politiquero y mentiroso, y contra todos los miserables explotadores que se aprestan a sacar jugosas ganancias de la tragedia de los pobres.
Comité Ejecutivo
Unión Obrera Comunista (MLM)
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