Para aquellos que prefieren llevar una vida monacal, encerrados en sí mismos, o que se preparan para vivir el fin del mundo, un búnker subterráneo podría serles de mucha utilidad.
No se trata sólo de una suposición, ya uno de estos refugios diseñado para soportar ataques nucleares y bioquímicos y que tiene espacio suficiente para acoger un ejército, está en venta.
Se trata de un antiguo silo de misiles que fue construido durante la Guerra Fría y que perteneció al ejército estadounidense hasta 1991.
El proyecto costó 18 millones de dólares en los años 50, y actualmente el sitio se vende por 1,72 millones de dólares.
El refugio es propiedad de Bruce Francisco y Gregory Gibbons, primos y socios que en 1991 compraron la base abandonada en Saranac, en el estado de Nueva York, y la reconstruyeron.
Hace 60 años centenares de bases similares fueron construidas en varios lugares de EE. UU. debido al riesgo de guerra termonuclear con la Unión Soviética. Con el cese de dicha amenaza, muchas de ellas fueron selladas.
"Era sólo un hueco con escalera que salía de la tierra", dice Bruce recordando la primera vez que vio la base. "Pensé que deberíamos hacer algo particular con ello. Quería construir una vivienda en la superficie como entrada secreta”.
La sala de control de lanzamiento de misiles, un espacio redondo que consta de dos niveles, era inhabitable debido a que llevaba más de tres décadas inundada. Tardaron tres años en drenarla y limpiarla.
Ahora, su potencial comprador podría llegar volando directamente a la propiedad y aterrizar en la pista junto a la casa de campo que oculta la entrada al silo.
Una puerta en un extremo de la vivienda conduce a la renovada sala subterránea de control de lanzamiento. A 40 metros bajo tierra, una puerta se abre a un túnel que conduce al silo. La estructura de acero que sostenía los misiles todavía se conserva en el interior.
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