lunes, 5 de diciembre de 2011

La actual crisis cíclica del capitalismo

La actual crisis cíclica del capitalismo
x Luis R Delgado J   


La crisis coyuntural que el capitalismo hoy sufre, es parte del desenvolvimiento de su crisis estructural, es consustancial con su lógica de acumulación y expansión



Con respecto a las más recientes manifestaciones del fenómeno, o lo que pudiésemos denominar como lo coyuntural, la crisis mundial del capitalismo apenas ha mostrado sus primeros síntomas en las economías de los centros del imperialismo. De acuerdo a Katz (2010):

"La crisis actual irrumpió en la órbita financiera estadounidense a mitad del 2007, cuando se verificaron grandes dificultades de pago de los créditos subprime. Los préstamos otorgados a los deudores poco solventes engrosaron primero la lista de operaciones de alto riesgo y desataron posteriormente una bola de nieve de alta morosidad. Los agujeros que aparecieron en los pequeños bancos norteamericanos pasaron a las grandes entidades y finalmente hicieron temblar a todo el sistema internacional".

La crisis financiera tuvo su precedente inmediato en la crisis inmobiliaria estadounidense de 2007, crisis que fue preparada con las políticas destinadas a reactivar la economía norteamericana luego de la crisis de 2002-2003, y que tuvo entre sus consecuencias que un millón de familias perdieran sus viviendas, cinco millones de familias no pudieron pagar créditos, por lo cual, en 2008 la venta de viviendas sufrió una caída del 65% con respecto al año 2005, quedando más de cinco millones de viviendas sin vender.

Esta crisis inmobiliaria cada vez más fue acompañada por una crisis del crédito, que repercutió sin lugar a dudas en las esferas productivas del capitalismo. En este sentido, los 500 supermonopolios internacionales han sido golpeados de forma contundente y unos que incluso constituían modelos del capitalismo monopolista transnacionalizado, han caído espectacularmente. General Motors es el caso más dramático, porque era considerada la joya de la industria automovilística norteamericana. Es así como Mészáros ha expresado que la crisis se volverá -en su debido momento- más profunda, en el sentido de invadir no sólo el mundo de las más o menos parasitarias finanzas globales sino cada una de las esferas de nuestra vida social, económica y cultural (p. 23, 2009).

Deben resaltarse algunas estadísticas (Engel 2009), tan sólo en el último trimestre de 2008, cayó en un 20 % el comercio y la producción industrial mundial. La navegación comercial ha caído en más de un 50%, registrándose una lenta recuperación. La OIT estima que para 2009 la cifra del desempleo se elevó en más de 50 millones personas, y considera optimistamente que con un reimpulso de la producción a nivel mundial el desempleo podrá disminuir a partir de 2013. En 2009 la economía mundial se contrajo por primera vez desde la Segunda Guerra Mundial (Callinicos 2011)

Está claro para muchos que la crisis actual del capitalismo no tiene precedentes, ya que afecta de forma simultánea diversos aspectos; a la profunda crisis financiera, se le suman crisis energéticas, alimentarias y la más grave, una crisis ambiental creciente. Eso sin contar el conjunto de crisis y contradicciones políticas, sociales, humanitarias que afectan a diversos pueblos: agresiones imperialistas, los genocidios, las guerras civiles, el narcotráfico, el comercio sexual, son sólo algunos de los fenómenos degradantes inherentes al capitalismo existente. El presidente Hugo Chávez ha hablado en este sentido de una profunda crisis moral.

La crisis coyuntural que el capitalismo hoy sufre, es parte del desenvolvimiento de su crisis estructural, es consustancial con su lógica de acumulación y expansión. Muestra las fragilidades de la etapa más avanzada de la mundialización de las relaciones de explotación capitalista, caracterizadas por un predominio del capital financiero especulativo sobre los capitales productivos, lo que se denomina como economía de casino es lo que ha provocado el descalabro financiero internacional. Los sectores especulativos financieros han crecido cinco veces más rápido que el sector productivo, destacándose que para 2007 el volumen del capital financiero mundial ascendía a 2.300 billones de dólares, el equivalente a 65 veces el producto bruto mundial, en realidad nos encontramos ante una sobreacumulación de capitales que no se han traducido en aumento de la productividad social. Esto debe tenerse claro para no caer en el simplismo de echarle la culpa sólo a un grupo de banqueros o políticos mafiosos, la causa de la crisis es la lógica de funcionamiento del capitalismo.

En este contexto, destaca el papel que juegan las bolsas de valores, ya que son estas los espacios de lucha del capital financiero y especulativo, el terreno donde se expresan sus contradicciones, Alvarado Santana (2008) define las bolsas de valores de la siguiente manera:

"… son, en esencia, mercados a través de los cuales opera el proceso de sustracción de fortunas, el arruinamiento de unos cuantos, el crecimiento fraudulento y especulativo de los capitales de unos pocos, este también, es un mecanismo para el impulsar el proceso de concentración y acumulación de capitales y la riqueza en manos de la oligarquía financiera internacional" (p. 24).

Hoy se expresa de forma aguda la profunda contradicción entre el desarrollo de las fuerzas productivas, sorprendentes en la actualidad y que servirían para satisfacer las necesidades básicas humanas en todo el planeta, con las relaciones de producción que hoy impiden que la riqueza sea equitativamente repartida porque la apropiación de la producción es privada. El capitalismo no logra superar la anarquía de la economía privada, con todo el avanzado proceso de monopolización hoy presente.

No olvidemos que las crisis cíclicas se originan por el fenómeno de la superproducción de mercancías, como mecanismo errático que utiliza el capitalismo para frenar la caída tendencial de la tasa de ganancia, pero producto de la financiarización de la economía cada vez más las crisis son financieras, son crisis de superespeculación.

"La crisis es… una racionalización irracional de un sistema irracional. La irracionalidad del sistema queda perfectamente clara hoy: masas de capital y trabajo inutilizadas, de costa a costa, en el centro de un mundo pleno de necesidades insatisfechas. ¿Acaso esto no es una estupidez? La racionalización que el capital desea tiene por objeto restablecer las condiciones de extracción de plusvalía, restaurar los beneficios. El medio irracional de lograr este objetivo consiste en suprimir trabajo y capital, condenando inevitablemente al fracaso la racionalización buscada. He aquí lo que entiendo por racionalización irracional de un sistema irracional" (Harvey 2010).

Sin embargo, hay que ser cautos con las evaluaciones que se hagan al respecto, ya Marx hace más de 150 años nos precavía que las crisis coyunturales o cíclicas que sufre el capitalismo sirven para sofisticarlo y reiniciar un nuevo ciclo expansivo, las crisis destruyen los capitales individuales más débiles, lo cual acentúa la concentración y la monopolización de capitales, una crisis, es un impulso de reconfiguración de lo que va a ser el capitalismo, la crisis actual no es la excepción en este sentido. En el caso de la clase trabajadora, es ésta la que paga los platos rotos con mayor intensidad, porque las crisis económicas generan desempleo, deterioro de las condiciones de trabajo, baja abrupta del poder adquisitivo, eso sin contar que busca destruir con represión la voluntad de lucha de los trabajadores y las trabajadoras, entre otros efectos perniciosos.

Por otro lado, el Estado Capitalista cumple durante las crisis un papel preponderante en el auxilio a los sectores burgueses económicos afectados, no olvidemos que el Estado junto al Mercado son instituciones históricas al servicio del buen funcionamiento sistémico… la forma moderna "Estado" representa solamente el reverso, la condición estructural y la garantía de lo "privado" capitalista (Kurz 2002). El Estado burgués condensa las relaciones de producción capitalista. El capitalismo privatiza la riqueza y socializa las pérdidas, los Estados burgueses lo que están haciendo es nacionalizar la bancarrota capitalista.

Hasta ahora (en 4 años aproximadamente) los Estados capitalistas han entregado más de 23 billones de dólares para tratar de salvar al sistema bancario e industrial, mucho más que el costo de las guerras de Irak y Afganistán juntas. Debe tomarse en cuenta que con tan sólo una inversión anual de cien mil millones de dólares (menos del 2% de lo que han gastado los Estados para salvar a la burguesía financiera mundial) se pudiese superar la pobreza a nivel mundial.

Por lo tanto, es risible observar, cómo algunos consideran las nacionalizaciones que se están llevando en las principales economías capitalistas del mundo como concesiones al Socialismo, nada más descabellado. El Estado capitalista con su naturaleza de clase, siempre está presto para mantener a flote a las burguesías a costa de los sectores trabajadores y pequeños burgueses, olvidar esto es considerar al Estado como una institución neutra que expresa los intereses de la sociedad en general, cuando históricamente está confirmado que el gobierno del Estado moderno no es más que una junta que administra los negocios comunes de toda la clase burguesa (Marx, Engels 2009, p. 30).

Un elemento a destacar, es que esta política de salvatage, de estímulos a las instituciones financieras ha creado un nivel inaudito de endeudamiento de los Estados de las principales potencias capitalistas, es decir, los ha aproximado más a una banca rota generalizada. En este sentido, Beinstein (2010) nos señala que:

... "la relación entre deuda pública y Producto Bruto Interno pasará en Alemania del 64 % al 84%, en Francia del 64% al 94 %, en los Estados Unidos del 63 % al 100 %, en Inglaterra de 44 % al 90 %...
Sus deudas públicas y privadas han venido creciendo hasta acercarse ahora a su punto de saturación, en 1990 las deudas totales del G7 (públicas + privadas) representaban cerca del 160 % de la suma de sus Productos Brutos Internos, en el 2000 habían subido al 180% y en el 2010 superarán el 380 % (110 % las deudas públicas y 270% las deudas privadas)".

En relación a estas escandalosas cifras de endeudamiento por parte de los principales estados imperiales, el hecho más relevante es que la economía estadounidense estuvo a punto de declararse en default a principios del mes de agosto de 2011, debido a que ya en mayo de este año, el país había superado el techo del endeudamiento federal, pautado en 14.3 billones de dólares. Después de intensos debates en las cámaras del congreso norteamericano, se decidió elevar el techo de la deuda en 2.3 billones de dólares, estableciendo el límite de endeudamiento público en 16.7 billones de dólares. Debe resaltarse, que estas decisiones pudieron tomarse en cuenta en perjuicio de los derechos de los pensionados y los programas de salud, ya que presupuestos como el militar quedaron intactos.

En otro orden de ideas, un elemento actual de suma importancia, es que las nacionalizaciones e intervenciones estatales llevadas a cabo en los últimos tiempos tanto en EEUU como en Europa, desmontan de forma estrepitosa el mito neoliberal de la no intervención del Estado en cuestiones económicas. De acuerdo a algunos autores (Ramonet 2008) esta crisis desacredita sustancialmente al paradigma monetarista dominante durante las últimas tres décadas, planteamiento que fue impulsado tanto por liberales como por socialdemócratas.

Empero, hay que aclarar que dicho dogma de la cartilla neoliberal nunca se aplicó hasta sus últimas consecuencias en los países metropolitanos (cosa distinta ocurrió en algunos países dependientes donde el neoliberalismo se aplicó de forma ortodoxa, con las conocidas consecuencias patéticas), tan sólo recordar los subsidios que los Estados de los países desarrollados dan a sus productores agropecuarios o la importancia de mecanismos extraeconómicos como las guerras de invasión, para asegurar los mercados de materias primas, fuentes de energía, entre otros. En torno a esto, son muy esclarecedores los siguientes planteamientos de Dos Santos (2006):

"Desde 1960 hasta nuestros días, el gasto público de varios Estados nacionales aumentó grandemente de 20 o 30 por ciento a 40 por ciento del Producto Interno Bruto, particularmente al amparo del neoliberalismo de Thatcher, Reagan, etc...

Así pues, se trata del neoliberalismo, del capitalismo monopolista de Estado, que consiste en aumentar la intervención estatal para garantizar la permanencia del capital, sobre todo del capital de los grandes monopolios y del capital financiero. Cuando se trata de defender esos intereses, la economía de mercado queda olvidada, pues no es compatible con el mundo de los monopolios, oligopolios y corporaciones multinacionales que dominan la vida económica de nuestros días". (pp. 168-169)
De esta manera, hay que ser cuidadosos con tomar al pie de la letra la prédica neoliberal del achicamiento del Estado, o de su progresiva extinción a favor de un Nuevo Orden Mundial, una Aldea Global, en la cual la política iba estar dirigida por espacios multilaterales, que coordinan la voluntad de la comunidad internacional, lo que se ha dado es un proceso de desmontaje de la soberanía de los Estados periféricos a favor de las corporaciones internacionales, pero los Estados imperialistas han reforzado su dominio como nunca antes. Esta reflexión de Héctor Castaño Salas (2006) es sumamente pertinente:

"No hay que confundir por tanto, la retirada del estado neoliberal de sus funciones del bienestar y redistribuidor social, de las funciones socio-políticas, administrativas y coercitivas que sostienen al sistema de propiedad y ofrecen el tipo de regularidad y orden legal requerido por las condiciones básicas de acumulación del capital. Resultando que la forma política de la globalización no es un estado global, su esencia es una economía global administrada por un sistema global de múltiples estados dentro de una compleja relación de dominio y subordinación, lo que ha requerido en última instancia la hegemonía de un solo poder hegemónico, en donde adquiere un papel específico el uso de la fuerza militar bajo el marco de una ideología sistemática de guerra sin fin".

En otro orden, pudiésemos encontrarnos en el campo de la teoría económica burguesa, o bien en el reacomodo de tesis neo-keynesianas (mezcladas con neoliberalismo) o en la estructuración de tesis neo-fascistas, que pretenden reestructurar la acumulación capitalista a escala global. Por un lado, los neoliberales afirman que la crisis no es más que un accidente pasajero, y siendo las instituciones financieras suministradoras de dinero a la sociedad es menester que sean preservadas por fondos públicos. Por otro lado, los keynesianos argumentan que la crisis es responsabilidad de unos especuladores inescrupulosos, por lo cual, son necesarios más estrictos controles para contrarrestar la imprudencia de los financistas.

En este sentido, es relevante la activación del G20 que agrupa los principales países industriales que generan el 90% del producto mundial bruto, como espacio para buscar salidas consensuales a la crisis, en estos foros se ha defendido la perfectibilidad del capitalismo, el uso de controles para poner coto a la especulación financiera, la participación oportuna de los Estados burgueses para salvar al sistema entre otras excrecencias. Hay que estar alertas y combatir a aquellos planteamientos que pretenden afirmar que el capitalismo funciona de maravilla para todos, que solo hay que hacer unos retoques y maniobras para que el sistema supere los actuales “contratiempos”. Frente a esto, es importante los nuevos debates que en materia económica se han venido dando desde la izquierda revolucionaria, Katz (2010) expresa que en los últimos años:

"Resurgen las lecturas de “El Capital” y reaparecen los seguidores contemporáneos de ese texto. Si esta tendencia prospera, la concepción marxista recuperará autoridad política e intelectual. Esa recomposición es indispensable para desafiar la hegemonía intelectual que comparten los neoliberales con los keynesianos".

Otro elemento que debe resaltarse, es la discusión sobre el alcance de la crisis. Para la mayoría, no hay duda que la presente crisis tendrá un impacto global, pero lo que se discute es el grado de intensidad del impacto en las economías periféricas, para algunos será catastrófico y para otros será leve, sobre todo para aquellos que hablan del desenganche o desacople de las economías emergentes del sistema financiero internacional. Ciertamente aquellos países que hayan ganado mayores niveles de independencia económica serán los menos afectados por la crisis, sin embargo, no dejarán de ser afectados, porque hoy la economía capitalista global se encuentra interconectada de forma profunda, tan sólo basta recordar el impacto que tuvo a nivel mundial en los años precedentes las crisis que afectaron las economías del Sudeste Asiático, Rusia o Brasil. Si estas economías afectaron el desenvolvimiento económico internacional, es obvio que un descalabro de la principal economía del Sistema Capitalista Mundial, tendrá unos efectos impredecibles. En el caso de nuestro continente Claudio Katz (2010) expresa lo siguiente: El impacto de la eclosión global en América Latina ha sido inferior a los países desarrollados y más agudo que en las economías ascendentes de Asia. Afectó en mayor grado a Centroamérica que al hemisferio sur.

Un último aspecto que debe destacarse, es que esta crisis acelera la descomposición del papel dirigente de los Estados Unidos en la cadena imperialista, el cual se sostiene fundamentalmente gracias al poderío militar, para pensadores como Dos Santos (2006), EEUU está confrontado al hecho de su transformación en una potencia regional (p. 291). En este sentido, Sención Villalona (2010) explica que:
"La economía de Estados Unidos pierde competitividad a escala planetaria y tiene crisis de sobreproducción cada vez más frecuentes. Retrocede en el PIB y el comercio mundial, su moneda tiende a ser desplazada por otras divisas fuertes, se le cierran los mercados y carece de las materias primas estratégicas, cuyo agotamiento se acelera por el crecimiento de otras economías y por la propia acumulación de capital a escala mundial" (p. 179).

De igual forma Europa hoy está sufriendo los embates de la crisis (quiebra de los Estados más débiles, debilitamiento del Euro, etc.) amenazando la integridad de la Eurozona y la Unión Europea, en este sentido, las posibilidades de resquebrajamiento de este espacio de integración capitalista son factibles.
Hoy resulta interesante observar y analizar los acontecimientos que se vienen desarrollando en los últimos años en algunos países de la Unión Europea como Grecia, España, Portugal, Irlanda, Letonia, entre otros países. Acontecimientos que expresan dramáticos efectos de la actual crisis cíclica internacional del Capitalismo en las economías más débiles de la Eurozona. Muchas de estas naciones que se asumían del Primer Mundo, están hoy sufriendo una serie estragos que las coloca hoy al borde de la quiebra.

En la actual coyuntura de la crisis, han empezado aflorar una serie de contradicciones inherentes a la composición de la Unión Europea, el desarrollo desigual salta a la vista y se devela el carácter imperialista de este organismo de integración supranacional. Hoy está en clara evidencia que a lo interno de este organismo prevalece la hegemonía de los capitales norteamericanos, alemanes, franceses e ingleses, estos capitales subordinan al resto de los componentes de la Unión, por lo cual países como Portugal, República Checa, España, los países bálticos y balcánicos, antiguas repúblicas soviéticas, entre otros, no son más que neocolonias que participan como socios subalternos en el reparto de la riqueza planetaria, son naciones dependientes del gran capital financiero e industrial mundial.

Los capitales financieros globales con el pretexto de reducir las deudas públicas y el déficit de las naciones más débiles de Europa, están exigiendo que estas apliquen medidas de liberalización de sus economías, de reducción del gasto público, y los derechos sociales-laborales de la clase trabajadora, nada más y nada menos que una ofensiva neoliberal sin precedentes en la región. Con respecto al tema del endeudamiento público veamos estas cifras dadas por Hedelberto López Blanch (2010):
"… en 2010, la deuda pública de Grecia se cifra en 125 %; Portugal, 85%; Irlanda, 83%, y España, 66%. No obstante, las potencias pueden darse el lujo de tener cifras rojas parecidas como las de Estados Unidos, 85 %, Francia, 76 %, Reino Unido, 75 %, sin que nadie las obligue a tomar medidas extremas de austeridad. Este sobreendeudamiento representa un grave problema para cualquier nación pues al no cumplir con los pagos, el Estado no recauda, las personas se limitan en sus gastos en una sociedad puramente de consumo, las producciones bajan, el desempleo crece. Es como un alud que arrastra todo lo que encuentra a su paso".

En primer lugar, revisemos el caso de Grecia que ocupó en su momento una amplia cobertura mediática. De acuerdo a algunas opiniones, las potencias capitalistas fundamentalmente Alemania y los Estados Unidos, plantean que la economía griega pase a control del Fondo Monetario Internacional y de gobiernos como el de la propia Alemania y Francia, para que los inversionistas y los acreedores ganen mayor confianza, se trata de una maniobra colonial. Un dato interesante es que el endeudamiento (330 mil millones de euros, 125% de su PIB) y el déficit (40 mil millones de dólares) de la economía griega es producto de su desproporcionado gasto militar anual (4,5%) con respecto a su PIB, mientras que países como Alemania y Reino Unido gastan 1,5% y 2,6% respectivamente. Más del 50% del gasto militar griego va dirigido a la compra de equipamientos del complejo militar industrial franco-alemán, precisamente los países que exigen políticas de ajuste estructural, de austeridad extrema. La UE exigió a Grecia que en 2010 redujera el déficit cuatro puntos porcentuales, del 12,75% del PBI hasta el 8,7%, y situarlo por debajo del 3% como muy tarde en 2012.

Es decir, toda una política antipopular que ha calentado las calles de las principales ciudades griegas, donde cada vez más trabajadores y trabajadoras se han movilizado, por lo cual se han iniciado huelgas generales y paros.

Otro caso importante es las manifestaciones de la crisis en España, este país sufre hoy un desempleo masivo que supera el 20%. A partir de diciembre de 2007 la crisis de la economía española ha quebrado un total de 125.421 empresas, es decir, el 10% del tejido empresarial ha desaparecido. Por otro lado, el 32% de las empresas españolas sufrió un descenso de sus beneficios en 2009, frente al 28% de las empresas del resto del mundo y en la misma línea, el 28% de ellas tuvo una reducción en sus ingresos, frente a la media mundial del 26%. Frente a esto el gobierno burgués de Zapatero se plantea la aplicación de una serie de políticas antipopulares entre las que destacan: disminución del gasto social, disminución de salarios, desmejoramiento de las pensiones, entre otros. Es tan grave la situación, que se han convocado huelgas generales, que han paralizado a más de 10 millones de trabajadores y trabajadoras en todo el país, a lo cual se le suma el movimiento de los indignados que ha movilizado cientos de miles de jóvenes en ese país.

Otro caso patético, es la dura situación por la cual está atravesando Letonia. En menos de dos años su PIB se ha derrumbado en un 25,5%, y este año se espera una caída adicional de un 4% de acuerdo a estimaciones del FMI. Actualmente el déficit de este país supera los 5 mil millones de euros (más del 9% del PIB) un exabrupto teniendo en cuenta el tamaño de su economía. En menos de dos años ha acumulado una deuda pública que asciende al 74% del PIB, que en el mejor de los casos se incrementará en un 89% en los próximos cuatro años, estos altos niveles de la deuda pública impiden que Letonia pueda ingresar a la eurozona. Un último dato a destacar es que la producción industrial letona registró una caída del 38% durante el último trimestre del año 2009. La grave crisis que vive este país lo está despoblando la juventud está emigrando de forma masiva a otros países en busca de oportunidades.

Debe destacarse, que todo este panorama ha venido debilitando en estos últimos tiempos la posición del euro frente al dólar. Los capitales financieros especulativos atemorizados por síntomas de una insolvencia de pago generalizada, están buscando refugio en la golpeada economía estadounidense. 

Esta crisis puede resquebrajar a la Unión Europea, producto de las asimetrías y la actitud mafiosa de las principales potencias. Igualmente hay que resaltar que la crisis profunda de estos países europeos abren las puertas a un escenario de aguda lucha de clases en esta parte del planeta. Los sectores trabajadores tendrán que combatir férreamente para no dejarse arrebatar los derechos conquistados en más de un siglo de intensa lucha social y política.

Es así como todos estos fenómenos crean un contexto, en el cual, se están abriendo perspectivas en las próximas décadas, a la emergencia de China como potencia en la disputa por la supremacía mundial.

En este sentido, ya en 2006 China y el Medio Oriente financiaron el 86% del déficit de los países industrializados. Para nadie es un secreto que el dólar en los últimos años ha retrocedido en fortaleza producto del debilitamiento de la economía estadounidense; países como China y Rusia, además del ALBA, plantean la creación de nuevas monedas para las transacciones comerciales internacionales; algunos países están convirtiendo sus reservas internacionales en otras monedas; se han creado monedas como el ACU, el SUCRE o la que están conformando los países de la península arábiga. En el año 2009 China se convirtió en el líder mundial en producción de automóviles. China superó a Alemania en 2009 al convertirse en el primer exportador mundial, tuvo ventas por 1,07 billones de dólares, mientras que las de Alemania, hasta ahora campeón exportador, sumaron 1,05 billones de dólares. En los últimos cinco años China logró superar a Alemania y a Japón, convirtiéndose en la segunda economía del mundo. Esta información es muy ilustrativa:

"La producción industrial de China representó 19,8% de la producción manufacturera mundial en 2010, mientras que la parte de Estados Unidos se situó en 19,4%, lo cual se traduce en que el valor agregado de la producción industrial china alcanzó 1,995 billones (millón de millones) de dólares (corrientes) en 2010, contra 1,952 billones de dólares para Estados Unidos, sin embargo, la productividad sigue siendo netamente superior en Estados Unidos: "con 11,5 millones de asalariados, el sector manufacturero estadounidense produce casi el mismo valor que produce el sector industrial chino con 100 millones de trabajadores". (El Tiempo 2011)

Datos como este indican que el centro de gravedad de la economía mundial pudiese estarse desplazando de Occidente al continente asiático. En esta línea de ideas, Petras (2010) afirma que:
"Los países de Asia, encabezados por China, están alcanzando el estatus de potencias mundiales, a base de grandes inversiones nacionales y extranjeras en la industria manufacturera, el transporte, la tecnología, la minería y el procesamiento de minerales. En contraste, EE.UU. es una potencia mundial en declive, con un deterioro de la sociedad resultado de su construcción del imperio por medios militares y de su economía financiera especulativa".

Para concluir este segmento del análisis de la actual crisis cíclica del capitalismo, dejamos al lector este fragmento del Manifiesto del Partido Comunista (Marx, Engels 2009), que pese haber sido redactado hace más de 163 años no pierde vigencia en esta época:

"¿Cómo vence esta crisis la burguesía? De una parte, por la destrucción obligada de una masa de fuerzas productivas; de otra, por la conquista de nuevos mercados y la explotación más intensa de los antiguos. ¿De qué modo lo hace, pues? Preparando crisis más extensas y más violentas y disminuyendo los medios de prevenirlas" 

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