Venezuela: Capriles Radonski y la guerra psicológica
x Juan Eduardo Romero
El candidato opositor ha comenzado a hacer uso de la simbología tricolor, a efectos de competirle a Chávez en su campo natural: la defensa de la venezolanidad
Guerra sicológica (GUS) u operaciones de guerra sicológica (OPGUS) se denominan las acciones destinadas a generar percepciones, a orientar o direccionar conductas mediante el uso de propaganda. Con la finalidad de alcanzar un alto control social de las emociones. Es denominada también “guerra sin fusiles” y forma parte de la las estrategias seleccionadas en los manuales operacionales de la Doctrina de Seguridad y defensa de los EEUU, promocionada en el contexto del Proyecto para el Nuevo Siglo Americano (PNSA). Debemos recordar, que a partir de la finalización de la Guerra del Golfo, que generó la 1era invasión a Irak en 1991, un conjunto de think-tankneoconservadores, entre los que resaltaban Donald Rumfeld, Paul Worfowitz quienes serían durante el gobierno de George W. Bush (2000-2008), Secretario de Estado y Presidente del Banco Mundial respectivamente, propusieron una nueva doctrina.
Este grupo de neocon (neoconservadores) forman parte de los denominados “halcones” del departamento de Estado, cuyo objetivo es el logro de la preponderancia económica y militar de los EEUU sobre sus adversarios históricos (China-Rusia) así como sus aliados (Inglaterra, Francia, Italia, Canadá, entre otros). Estos grupos neocon, han manifestado su preocupación ante el hecho cierto de la vulnerabilidad de seguridad que significa que los EEUU dependan de importar 10 millones de barriles de petróleo, de los 18 millones que consumen diariamente para mantener su ritmo de producción y la capacidad de movilización militar, que les asegura su pretendida hegemonía política. La guerra sin fusiles, se ha vuelto una necesidad ante el hecho que las confrontaciones en Irak y Afganistán – que forman parte de la estrategia del PNSA- les ha costado más 607,4 Billones de US$ entre 2007-2010 en mantenimiento de tropas. Por ello las OPGUS han ido apareciendo presupuestadas en la estructura de gastos del Departamento de Estado. De hecho para el año 2011 por 1era vez se destino un total de 384,8 millones de US$ para GUS exclusivamente para el Comando Sur, cuyas operaciones se extienden hasta el territorio venezolano.
No debe perderse de vista el contexto internacional en el cual se desenvuelve el gobierno de Hugo Chávez. Venezuela cuenta con las reservas de hidrocarburos más cuantiosas del mundo, un total de 298.000 millones de barriles de petróleo, muy por encima de Arabia Saudita – tradicional aliado y proveedor de petróleo de EEUU- y otros países del mundo. Eso sin contar las reservas que se encuentran en el Golfo de Venezuela, que se calculan en 1.8 veces más que las reservas comprobadas (es decir, casi 500.000 millones de barriles más). Adicionalmente, la política internacional de Venezuela ha generado un conjunto de asociaciones u organizaciones de nuevo tipo, no alineadas con los intereses de EEUU en la región; entre las que cabe resaltar la CELAC, UNASUR, Banco del Sur, ALBA-TCP entre otras.
Sí no fuese suficiente con ello, el accionar de Venezuela, con el liderazgo de Hugo Chávez, ha facilitado la asimilación de un discurso político que hace hincapié en la defensa de la soberanía contra la influencia trasnacional de los EEUU, siendo emuladas sus matrices discursivas en Ecuador, Bolivia, Argentina, Nicaragua, Uruguay entre otras espacialidades de Nuestra América. Por otra parte, el financiamiento y apoyo de grupos opositores al presidente Chávez no ha logrado el objetivo de derrotarlo en otras ocasiones, como sucedió en las elecciones del referendo revocatorio en 2004, las elecciones generales de 2006, o las elecciones de la enmienda en 2009; pero sí lograron hacerlo en las elecciones por la reforma constitucional del 2007, donde el impacto de las OPGUS fue notorio y esencial para lograr inhibir a más de 2.500.000 electores que un año antes habían manifestado su apoyo a Chávez.
El escenario del año 2012 tiene un conjunto de particularidades que hacen presumir un incremento de las OPGUS. En 1er termino, los efectos de presentarse la oposición a Chávez con un candidato único como resultado de la imposición de un proceso electoral interno, que mostró sus resultados el 12 de febrero. En 2do lugar, la existencia de un descontento – tanto en loa alineados en apoyo a Chávez como de quienes se le oponen- por la lentitud de la respuesta burocrática. En 3er lugar, la reaparición del deterioro de salud del presidente. Esas razones se unen y se manifiestan en las matrices que contextualizan el discurso político de Capriles Radonski, como candidato opositor.
El candidato opositor, ha comenzado a hacer uso de la simbología tricolor, a efectos de competirle a Chávez en su campo natural: la defensa de la venezolanidad. Debe recordarse, que el simbolismo se refleja en el nombre del Comando de Campaña (Comando Tricolor) de Capriles. Asimismo, la estrategia de hablar del Progreso como un intento de mimetizar los efectos del capitalismo liberal que apoya abiertamente. Otro elemento característico de esa OPGUS, es el hecho de mostrar su capacidad física, de manera tal de contrastarlo con “un presidente enfermo y disminuido”, buscando con ello lograr el desencanto y desilusión en los electorados claves (estratos D y E) que han mostrado su decidido apoyo a Chávez. La estrategia de GUS gira en torno al edulcoramiento de la figura de Capriles, mostrándolo como un candidato abierto a todos los venezolanos, buscando con ello “borrar” las imágenes de un Capriles en 2002 violentando una embajada o encabezando arrestos de adeptos o funcionarios de Chávez. Se trata de lograr conquistar a los indecisos o los seguidores populares del presidente, enmascarando el verdadero rostro de un candidato de las elites económicas y políticas del capital trasnacional en Venezuela.
* Juan Eduardo Romero es historiador
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