Los “oportunistas” llamados así por Lenin en 1920 y definidos como aquellos sujetos que se infiltran en la revolución socialista aparentando estar a favor del proletariado haciendo distorsión de conceptos ideológicos, considerando la idea del reformismo, siendo escisionistas y asumiendo acciones burguesas –muchos incluso pactando directamente con aquellos poseedores del gran capital- decantando consecuentemente en posiciones burócratas, representan una grave anomalía que ha sobrevivido a lo largo del curso histórico.
“Hay gentes que se esfuerzan por inventar algo enteramente original y que, en su afán de sabiduría, no consiguen sino caer en el ridículo”
Vladímir Ilich Lenin
Los “oportunistas” llamados así por Lenin en 1920 y definidos como aquellos sujetos que se infiltran en la revolución socialista aparentando estar a favor del proletariado haciendo distorsión de conceptos ideológicos, considerando la idea del reformismo, siendo escisionistas y asumiendo acciones burguesas –muchos incluso pactando directamente con aquellos poseedores del gran capital- decantando consecuentemente en posiciones burócratas, representan una grave anomalía que ha sobrevivido a lo largo del curso histórico. Lamentablemente, la revolución socialista bolivariana no escapa a tal fenómeno.
La burocracia es precisamente el arma más y mejor utilizada por estos oportunistas que adulteran la esencia real de lo que efectivamente significa el socialismo como modelo político, económico y social ligado a la condición sine qua non de supresión de clases, control de la banca y medios de producción e instauración de un Estado obrero-comunal.
Utilizada también como una herramienta para bloquear la relación directa del pueblo con los distintos niveles de un Estado en transformación, la burocracia ostentada aleja a las masas de su rol fundamental como motor y base de la revolución asumiendo y promoviendo la “representatividad” al mejor estilo cuartorepublicano. Según parece, es difícil para muchos entender que el hecho de burocratizar es precisamente derivación del actuar burgués que los oportunistas asumen con descarada hipocresía.
Es común que estos señores desconozcan al socialismo como un modelo de transición al Estado comunal –o comunismo- donde la administración de las cosas y la dirección de los procesos de producción son llevadas a cabo directamente por el proletariado. Por el contrario, consideran más bien que el proceso de transición socialista bolivariano debe manejarse bajo la retrógrada premisa “pónganme donde haiga” (error ortográfico va a propósito) buscando así evitar la definitiva muerte del estado tradicionalmente burócrata implementado por la burguesía.
Dividir es una técnica que el oportunismo ha logrado perfeccionar, valiéndose de ella para tomar y mantener posiciones de poder dentro del Partido –inclusive dentro del aparato de gobierno- logrando así atornillarse y derogando las posibilidades de surgimiento de nuevos y genuinos liderazgos populares a los cuales, dicho sea de paso, les profesan un miedo increíble. Comúnmente son gerontócratas que, con una pobre base ideológica, mantienen un proceso alienatorio sobre las bases, se creen más chavistas que el propio Comandante y consideran que el fin justifica los medios.
Aunque pueda sonar contradictorio y para algunos difícil de emprender desde un primer momento, luchar contra estos “camaradas” oportunistas es un compromiso que todos como auténticos revolucionarios debemos asumir. Esta lucha no implica caer en métodos atrasados como el descrédito o la cacería de brujas, sino más bien bajo el cotejo ideológico en un debate de altura con argumentos y razones lógicas. De esa forma saldrá a la palestra quién es quién y el verdadero papel que juega para el proceso revolucionario.
No hacer esto, implicaría en consecuencia traición directa a la revolución permitiendo pues que estos infantiles izquierdistas puedan degenerar el proceso de transición socialista hasta el punto de desaparecerlo en el tiempo, acabando así con el sueño que junto al Comandante Chávez hemos comenzado a construir.
Camaradas… La cosa no es solamente exógena, también es endógena.
¡Independencia y patria socialista!
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