En silencio la humanidad observa a diario la criminal ofensiva que comete el imperio y sus aliados sobre el pueblo libio. Gadafi, acusado de dictador y asesino, no ha dado ninguna respuesta militar a su enemigo agresor. Cierto que la desproporcionalidad militar es la causa, no se pueden derribar los bombarderos ultrasónicos con piedras, pero todas y todos nos quedamos esperando su reacción que no pasó nunca de su súplica para detener el asesinato de su pueblo. La operación humanitaria ha teñido de sangre el desierto. Su pedido no se escucha, Gadafi ya fue sentenciado por las potencias a ser derrocado y asesinado por lo que sentirá el peso cada día mayor de la ofensiva, la muerte está servida.
Francia siente temor por la descarada orden de Zarcozi, sus temores pueden resultar en una acción comando contra un lugar emblemático. Nada más propicia que la Torre Eiffel. ¿No podría estar en los planes del pentágono repetir la historia de las torres gemelas?¿Se podría estar negociando con Osama Bin Laden y Al Kaeda un atentado terrorista que justificara el desembarco en las costas libias?
Aprender a predecir las atrocidades de las que es capaz un imperio en su fase terminal es obligación para la humanidad entera. Nadie sospecha y somos aun sorprendidos con la crueldad de mentes enfermas que juegan con la opinión pública en su propio provecho y que ya pronto terminarán sin careta intentando una dominación abiertamente fascista.
La memoria colectiva se pregunta por el concepto humanitario de las bombas de la OTAN, se da cuenta de las prioridades del telón de fondo de los últimos conflictos nucleares y bélicos que han golpeado nuestra civilización. Ellos, los amos del imperio, saben usar la sorpresa.Derribar la Torre Eiffel aturdirá la conciencia de los pueblos y servirá para justificar su criminal invasión por tierra a Libia y lograr apoderarse de los pozos petroleros antes de que sean inutilizados por la fuerza leal a la revolución verde que logra reconquistar territorios donde se extrae y procesa petróleo venciendo la escalada infernal del ataque desproporcionado sobre objetivos civiles y militares que a azotado a Libia desde el 19 de Marzo.
La imaginación es un arma cargada de futuro. Anticiparnos a la mente macabra y enferma del imperio nos permitirá desnudar sus apetencias e intenciones prevalentes para seguir dominándonos con mentiras manipuladas por su imperio mediático. Si vemos caer la torre e inmediatamente un desembarco de tropas sobre los campos petroleros, dejemos la ingenuidad a un lado y salgamos de una a denunciar este monstruo gigante que destruyendo nuestra civilización pretende apoderarse de los recursos energéticos que le garanticen su sobrevivencia.
La calle es nuestra, el grito libertario debe recorrer el mundo: ¡no a la intervención del emperador sobre pueblo alguno!!!
Venceremos.
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