martes, 4 de octubre de 2011

EL NUEVO ORDEN MUNDIAL Todo para el pueblo pero sin el pueblo



Todo para el pueblo pero sin el pueblo
¿Es esto una especie de despotismo ilustrado de nuevo cuño? Todo parece indicar que sí. Mientras instituciones como la Organización Mundial de Comercio, el grupo de los ocho o los Bilderberg, continúen operando con la libertad que lo hacen, expresiones como soberanía popular o democracia tendrán muy poco significado real. Estamos ante un nuevo patriciado, un nuevo poder del que nada se dice, pero cuya influencia se extiende lenta e inexorablemente sobre el mundo.

A veces da la impresión de que cualquier intento de resistencia estuviera abocado al fracaso. Organizaciones no gubernamentales y partidos políticos, como los Verdes alemanes, denuncian esta situación organizando movilizaciones y actos de protesta contra estos nuevos mandarines. Pero los bien instruidos poderes mediáticos hacen creer a la mayoría de la opinión pública que estos elementos no son más que una banda de incontrolados y fanáticos que solo pretenden provocar el caos y violencia.
Lo curioso del tema es que los organizadores de las protestas siempre manifiestan que son víctimas de grupos de agitadores a sueldo, que provocan que las fuerzas de seguridad actúen y rompan la protesta en contra del Nuevo Orden Mundial.

No hace falta ser futurólogo para predecir que este tipo de enfrentamientos se van a hacer más frecuentes durante los próximos años. Según se vayan haciendo evidentes las actuaciones de esta elite mundial, se producirán reacciones populares en contra, que a su vez traerán consigo represiones más o menos violentas. No se trata de jóvenes airados o extremistas radicales, sino de hombres y mujeres concienciados que saben que en la actualidad las políticas del Banco Mundial o la Organización Mundial del Comercio tienen un impacto negativo sobre la vida de millones de personas de todo el planeta.

En cualquier caso, vosotros, los que acabáis de leer este tema, ya no podéis decir que no sabíais nada, que no estabais avisados. Todos tenemos una responsabilidad hacia nuestra propia libertad; de que la ejercitéis o no dependerá en buena medida nuest
ro futuro.

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