57 ciudades de toda España han acogido este domingo masivas manifestaciones ciudadanas, convocadas por los dos grandes sindicatos del país, Comisiones Obreras (CCOO), la Unión General de Trabajadores (UGT) y el Movimiento 15-M, que ha marchado con un bloque crítico, mostrando su rechazo a la reforma laboral pero exigiendo a los sindicatos la convocatoria de una huelga general.
Según las cifras de los organizadores, al más de medio millón de asistentes a la manifestación de Madrid se suman más de 450.000 en Barcelona, más de 80.000 en Valencia, 50.000 en Gijón, casi 70.000 en Zaragoza, a lo que suma más gente en las movilizaciones celebradas en todas las grandes ciudades españolas. En la capital la marcha no ha podido avanzar debido a la enorme afluencia de personas.
Bajo el lema “No a la reforma laboral injusta con los trabajadores, ineficaz para la economía e inútil para el empleo”, las marchas buscan recortar en lo posible el golpe a los derechos laborales y servir de ensayo a una eventual huelga general. “Queremos corregir en profundidad ésta más que reforma laboral, y ese es nuestro objetivo y las manifestaciones de hoy son un cauce , un instrumento democrático para intentar conseguir ese objetivo”, dijo el secretario general de la Unión General de Trabajadores (UGT), Cándido Méndez.
Desde Sevilla Rajoy ha asegurado que la reforma impulsada por su Gobierno se ha hecho pensando en los que están en la cola del paro. Frente a las protestas, se ha preguntado: ¿Y qué les decimos a los jóvenes que no saben qué es perder un empleo porque nunca lo han tenido? ¿Y a los abuelos, qué le decimos?”.
Madrid, abarrotado
La cabecera de la manifestación de trabajadores en Madrid no ha podido avanzar a causa de la enorme afluencia de persona. Los manifestantes que llenaban el recorrido desde la plaza de Neptuno a Sol portaban banderas republicanas, sindicales e incluso alguna griega, en apoyo a un país afectado también por las reformas y que está esperando un segundo rescate de la UE.
“Me da pena ver que mis hijos se ven de repente sin derechos por los que hemos luchado mucho tiempo”, dijo a Reuters Salu Martínez, trabajadora del sector textil, de 56 años. “Me parece retroceder mucho tiempo”, añadió, rodeada de pancartas en las que podía leerse “Robando rehacen la lucha de clases” o la palabra “No” junto a unas tijeras en alusión a los recortes.
En la cabecera, los secretarios generales de CCOO y UGT, Ignacio Fernández Toxo y Cándido Méndez, estuvieron respaldados por numerosos dirigentes sindicales.
A la manifestación se unieron con una pancarta propia representantes del movimiento 15-M. Dentro de este grupo también hubo palabras y pancartas en contra de las principales centrales sindicales, como una que decía “CCOO y UGT venden a los trabajadores”.
Cuando estaba apunto de acabar el discurso de los organizadores alguien desde los asistentes a la manifestación lanzó huevos llenos de pintura amarilla que impacto a varios de los dirigentes sindicales.
Por su parte, entre las pancartas de los asistentes convocados por las organizaciones sindicales se podían leer mensajes como: “Guantánamo laboral, no”, “Recortes a banca y clero”, “No a mis recortes para pagar vuestros robos” o “Con esta reforma baja el consumo y hay más paro”.
Además, se escucharon cánticos con los que se advertía del ánimo de lo manifestantes a seguir con las protestas: “Si no nos hacen caso volveremos otra vez”, se escuchó a lo largo del recorrido.
También estuvo muy presente la demanda de convocar una huelga general. Poco antes de comenzar la lectura final del manifiesto, una buena parte de los manifestantes que lograron acceder a la Puerta del Sol reclamaron a gritos la convocatoria de un paro general.
Despido barato
La reforma laboral, que seguirá ahora tramitación parlamentaria, establece que los empresarios pueden despedir a los trabajadores con 20 días de indemnización por año trabajado y un máximo del salario anual si sus ingresos caen al menos durante nueve meses. En cuanto al despido improcedente, se recortan de 45 días por año trabajado a 33 días. Las medidas son vistas como un esfuerzo más del Gobierno para convencer a los mercados de que puede reducir su déficit presupuestario y reforzar la competitividad, permitiéndoles crecer y crear más puestos de trabajo.
Sin embargo, los sindicatos, de los que muchos esperaban la convocatoria de una huelga general, opinan que estas medidas llevarán el desempleo hasta los 6 millones de desempleados, desde los 5,3 millones de hoy.
Columna crítica
El movimiento de los “indignados”, que el año pasado protagonizó históricas manifestaciones contra el sistema y la clase política, se sumó a la marcha en una “columna critica” diferenciada para mostrar su disconformidad con la “cúpula sindical”.
Políticos de izquierda se sumaron a las movilizaciones para protestar por una reforma que ha sido impuesta por el Gobierno después de que sindicatos y patronal no alcanzaran un acuerdo.
“Sal a la calle contra el decreto de excepción laboral: El expolio de tus derechos, y un arma de destrucción masiva de salarios y empleos”, dijo el diputado de Izquierda Unida, Gaspar Llamazares, en su cuenta de Twitter.
Público
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