x J. M. Alvarez
En la situación actual los oligarcas sólo precisan una determinada cantidad de mano de obra, por supuesto trabajando en precario, lo demás sobra
“No soy adivino”, dice el presidente de la patronal española (CEOE) cuando le preguntan cuánto tiempo pasará hasta que la reforma laboral comience a crear empleo. No le importa insinuar, de manera sibilina, que la prestación por desempleo debe ser eliminada, así como el derecho de huelga, tampoco se corta un pelo en “denunciar” que los parados encuentran trabajo “milagrosamente” cuando les faltan uno o dos meses para agotar la prestación, omitiendo que cuatro duros no dan para vivir del cuento.
Por su lado, sobre la facilidad de despido contemplada en la nueva normativa, el alcalde de Sevilla argumenta que ese es el precio a pagar por crear empleo; sin embargo si le interpelan que esas facilidades provocarán el despido de quienes tienen un trabajo medio decente (léase funcionarios públicos y trabajadores de empresas importantes), sale con la evasiva “Esos lo que tienen que hacer es limitarse a trabajar” (sic). ¿Y qué decir de las manifestaciones del ministro Luis De Guindos que van por derroteros similares? Ya no se guardan ni las formas.
Tienen un problema grave llamado capital acumulado, que se está reduciendo desde fuera hacia dentro. En un pasado relativamente reciente, los capitalistas arrasaron el Tercer Mundo, destruyendo clases medias, expoliando todo lo que pudieron. Sus guerras actuales están vinculadas a la necesidad de obtener recursos naturales, pero sus políticas de antaño lucen agotadas (nadie ha financiado esta crisis vía deuda externa, por eso ha regresado al centro del sistema) y su necesidad de aumentar capital, mediante una aceptable tasa de ganancia, se desarrolla hoy, en gran medida, en los propios Estados capitalistas.
Bajo nuestro punto de vista, y en el caso particular de España, los oligarcas no pretenden crear empleo, sino destruir más, generar una masa improductiva que, antes o después, no ocasionará gastos y que será abandona a su suerte. En la situación actual sólo precisan una determinada cantidad de mano de obra, por supuesto trabajando en precario, lo demás sobra. Aumentando el número de parados (que no dispondrán de subsidios ni servicios públicos porque éstos quieren privatizarlos), hasta una cifra que entiendan satisfactoria para sus intereses, comenzarán a satisfacer su imperiosa necesidad de aumento de capital.
No tienen intención alguna de luchar contra el desempleo, en especial el que consideran “superfluo”, y nos están avisando. Así sucederá si no entramos en confrontación directa con ellos. A pocas palabras…
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