Por: Rafael Hands
La prensa o lo que se conoce como “medios” tienen una gran responsabilidad cuando abordan cualquier evento, máxime si se trata de un evento de magnitudes mayores, conmoción nacional, ya que ocurre en una empresa esencial propiedad del Estado. El periodista responsable debe seguir en sus reportajes, crónicas y artículos -no las directrices que le trazan sus patronos dueños de los medios- sino un código de ética y una condición moral, por cuanto sus aseveraciones repercuten en la vida y quehacer de las comunidades. Cuando hay grandes calamidades, como las que de seguidas enunciaremos, se debe actuar con extrema imparcialidad, lo contrario es conocido y juzgado como amarillismo, sensacionalismo que puede afligir y hasta atormentar a los lectores más equilibrados o a la propia audiencia.
Hoy a 30 años de la tragedia de TACOA, 19 de diciembre de 1982, planta de generación eléctrica de la Electricidad de Caracas (EDC), todavía no se conoce a ciencia cierta las causas del incendio y explosión del primer tanque. El segundo tanque se incendia y explota por mala praxis bomberil -al tratar de eliminar las llamas con agua- se produce un boíl over por evaporación de vapores calientes. Las autoridades no prohibieron la entrada de gente, curiosos al sitio, periodistas y camarógrafos en un radio fuera de peligro. Por tal motivo -al producirse la segunda explosión- desaparecen instantáneamente 500 viviendas, falleciendo en total cerca de 200 personas, algunos cadáveres fueron localizados a centenares de metros a la redonda, incluso en el mar.
La tragedia comenzó por la descarga de 15.000 litros de fuel oíl del barcoMurachí de LAGOVEN (ex Creole), no se hace dicha descarga con un protocolo preelaborado y seguro entre tanquero y base de descarga, se asume que un trabajador imprudentemente abrió una escotilla sobrecalentada al notar que estaba caliente. Al entrar aire (oxígeno) se avivaron las llamas y se produce la primera explosión.
Las investigaciones se abrieron para establecer responsabilidades pero no avanzaron, los testigos principales habían muerto. Con el tiempo el caso quedó cerrado. La planta de Arrecifes estuvo un año parada. No se encontraron expertos dentro de PDVSA que pudieran explicar la no existencia de un protocolo seguro.
En la India en el año 1984, la fábrica de insecticidas UNION CARBIDE de Connecticut, Estados Unidos, tuvo un escape de gas letal que causó la muerte de 3.800 personas y miles de intoxicados en la ciudad aledaña de Bhopal. En este caso los sobrevivientes demandaron a la empresa en los Estados Unidos donde estaba domiciliada la casa matriz. Con todo, los tribunales estadounidenses sentenciaron que la competencia correspondía a los tribunales de La India, ya que la sucursal era una empresa asentada allí. Además todos sus empleados eran hindúes. Los hindúes habían demandado en Estados Unidos por razones de mayor confianza en esos tribunales. Luego de varios años UNION CARBIDE entregó a la autoridad hindú 500 millones de dólares para ser repartidos entre los causahabientes de los fallecidos.
El 20 de abril de 2010 como consecuencia de la explotación petrolífera de la empresa inglesa British Petroleum (BP). A 65 Km de Lusiana, Estados Unidos, se produjo una explosión que dejó instantáneamente sin vida a 11 trabajadores y la mayor catástrofe ecológica de toda la historia, ya que entre abril y septiembre de 2010 se derramaron al Golfo más de 5 millones de barriles de crudo. Las investigaciones determinaron que la responsabilidad recaía sobre las empresas TRANSOCEAN (Suiza), HALLIBURTON (Estadounidense) y la propia BP, ya que realizaron operaciones que les ahorraban tiempo y dinero, asimismo concurriendo fallas humanas y de ingeniería. Nunca se ubicó la existencia de un Plan “B” de contingencia para estos casos. No obstante el gobierno de EEUU permitió el inicio de operaciones…
Al siguiente día de la tragedia se encontraron 600 tortugas, 70 delfines, cientos de aves acuáticas, especies marinas, reptiles y mamíferos muertos. Sin embargo BP declaró 2010 como el mejor año de seguridad de su historia, la empresa subió el sueldo a sus ejecutivos “por objetivos cumplidos” y aumentó el valor de sus acciones. Finalmente, la cúpula de la empresa repartió unos 4 millones de Euros como premio por “rendimiento individual”.
Actualmente las aguas del Golfo de México, debido al petróleo disuelto, tienen efectos nocivos que han hecho emigrar gran número aves y especies marinas, incluyendo efectos cancerígenos…
Según informaciones de la OIT (Consejo de Administración, Comisión de Política y Empleo) anualmente se producen 33.300.000 accidentes, con 3.300.000 de víctimas, es decir, que diariamente mueren más de 9.200 trabajadores por accidentes de trabajo, una cifra que causa estupor y a la cual no se han avocado a resolver ni las Naciones Unidas ni la propia OIT.
La madrugada del sábado 25 de agosto de 2012, como ya es suficientemente conocido, se produjo un grave accidente en la Refinería de Amuay, Paraguaná, estado Falcón. Hasta el momento se han identificado 47 fallecidos y una centena de heridos. Hemos observado, por una parte, la presencia -casi inmediata- de las autoridades de PDVSA y del propio Presidente Hugo Chávez Frías, atendiendo personalmente a los familiares de las víctimas y resolviendo problemas como consecuencia del accidente. Y, por otra parte, los ataques mediáticos que han deformado la realidad poniendo en tela de juicio la competencia del personal de la Industria Petrolera.
El periodismo además de informar tiene una fecunda misión de formar, desarrollar la intuición del lector. Debe orientar en momentos de crisis expresando solidaridad, preocupación, sin opacar los esfuerzos, causar pánico o hacer politiquería. Lamentablemente es esto lo que hemos observado a raíz de lo ocurrido, las gráficas y los títulos comprimidos impiden la lectura del lector urgido por conocer la verdad. Sin embargo a toda esa negatividad -de oscuros designios nacionales e internacionales- se interpone un pueblo que despertó y reconoce la manipulación mediática. Un pueblo culto, resuelto que se prepara para no volver a tiempos pretéritos.
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