Ambos países rechazan un ataque militar. Obama pide que Assad se vaya.
Rusia y China rechazaron ayer con un desafiante veto una resolución del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas que condenaba la represión en Siria y proponía una serie de sanciones sin demasiada precisión. El hecho, producido luego de una nueva masacre del ejército del régimen de Damasco que mató a al menos 230 civiles personas en Homs, les valiódurísimas críticas de países occidentales y de la organización Aministía Internacional.
De los 15 miembros del Consejo 13 votaron a favor, dos en contra y ninguno se abstuvo. China y Rusia integran el quinteto de países (los otros son EE.UU., Francia y Gran Bretaña) que tienen derecho a veto. El proyecto de resolución apuntaba a condenar al régimen Bashar al Assad y reemplazaba a otro más duro descartado por Moscú, aunque excluía una intervención militar y no pedía explícitamente que Assad dejara el poder.
Esa concesión que el Consejo hizo al Kremlin fue subrayada ayer por la secretaria de Estado, Hillary Clinton, quien aclaró desde Munich –donde asistió a una cumbre de seguridad europea– que una intervención militar en Siria “está absolutamente excluida”. Sin embargo, la propuesta vetada era muy difusa en su descripción de las sanciones y no contenía –como reclamaba el Kremlin– una frase en la que se excluyera una intervención.
Antes de la votación, el presidente de EE.UU., Barack Obama, había calificado la masacre de Homs como “un ataque indescriptible” y vuelto a pedir la renuncia de Assad, cuyo régimen afirmó que el bombardeo a la ciudad era “ un invento histérico” de la prensa.
Desde que empezó la rebelión popular en marzo último –y que, según la ONU, ya provocó 5.000 muertos–, Moscú y Beijing se opusieron a tres proyectos de resolución, incluido el rechazado ayer. Este texto era una versión más blanda de otro propuesto por la Liga Arabe y respaldado por Obama, que pedía que Assad dejara el cargo así como un embargo de armas y sanciones.
Moscú ha venido rechazando la intervención militar en Damasco , con el argumento de que eso podría dar lugar a una situación similar a la de Libia, donde el Consejo autorizó, en la guerra civil del año pasado, el ingreso de la OTAN, que terminó con la muerte de Muammar Kadafi. Además, Rusia acusó hace unos meses a Occidente de querer “castigar” a Siria por su alianza con Irán.
Los críticos del Kremlin ponen luz sobre otros aspectos de la negativa china y rusa. Ambos países mantienen fuertes lazos económicos con Damasco, en particular Moscú, cuya diplomacia además satisface las necesidades electorales de Vladimir Putin, que busca volver a la presidencia en marzo. Rusia es uno de los principales proveedores de armas de Assad y cuenta en Damasco con una estratégica base militar.
El embajador ruso ante la ONU Vitaly Churkin justificó el veto argumentando que el texto era “desequilibrado” y denunció que Occidente sólo busca un cambio de régimen en Damasco. Sus colegas no pensaron lo mismo. El alemán Peter Wittig llamó a poner “fin al régimen de Assad” y el italiano Giulio Terzi dijo que “la población siria no puede esperar más”. Amnistía Internacional afirmó que el veto es una “vil y desconcertante traición a la población siria”.
Antes de la votación, Obama había dicho que Assad “perdió toda legitimidad ante su pueblo”. La Casa Blanca viene reclamando su renuncia desde el inicio de la rebelión, pero desechando una intervención militar. Damasco niega que reprima a su pueblo. Ayer, las cadenas de TV árabes Al Arabiya y Al Jazeera mostraron imágenes de decenas de cadáveres tirados en las calles de Homs.
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