Joel Acosta Chirinos: “Tuvimos una derrota militar, pero una contundente victoria política”
Cuando lo trasladaron de la DIM al Cuartel San Carlos, y vio “a un gentío en la calle”, el comandante entendió el impacto que tuvo la rebelión en el pueblo venezolano
Previamente habían recorrido la ruta que va del Batallón de Paracaidistas José Leonardo Chirinos, en Maracay, hasta la entrada de Tazón; esto, para estimar el tiempo que se demorarían: 2 horas.
Exactamente el tiempo que tardaron la noche del 3 de febrero de 1992 los comandantes Joel Acosta Chirinos y Hugo Chávez Frías en arribar al punto. Era la medianoche, y de allí cada quien se bifurcó hacia el objetivo planificado.
Dos décadas después, Acosta Chirinos sintetiza así los hechos: “El 4 de febrero marcó un hito en la historia contemporánea de Venezuela”.
Además de desencadenar situaciones como la liquidación política de Carlos Andrés Pérez y el segundo arribo de Rafael Caldera a Miraflores,Acosta Chirinos agrega que el 4-F “dio paso a un nuevo texto constitucional que dicta la teoría y el programa que debería haberse desarrollado con todo el pueblo venezolano”.
A diferencia de Francisco Arias Cárdenas, Acosta Chirinos señala que él se incorporó decididamente al movimiento en 1990, cuando estaba en el curso superior de guerra.
“Chávez y Arias habían organizado más de 27 batallones con sus comandantes, y el 2 de febrero tuvimos una reunión en la Academia Militar con todos los comandantes del Ejército, por convocatoria del comandante general. Ahí nos encontramos; muchos decían: ‘bueno, ¿tú vas a salir, le vas a echar pichón? Uno tenía la sensación de que iba a alzarse un gentío y el 4 de febrero al mediodía resulta que solamente salimos cinco comandantes. Un gentío se rajó; unidades de tanques que estaban comprometidas no salieron”.
Acosta Chirinos rememora que el proyecto que soportaba al 4-F era extraído de unas líneas gruesas redactada por el fundador de La Causa R, Alfredo Maneiro: la nueva república o la democracia radical.
“Esas líneas fueron tomadas por unos pensadores convocados por Arias: Luis Cipriano Rodríguez, Kléber Ramírez, Luis Núñez Tenorio, Pedro Duno, entre otros, dieron forma a la base teórica y al programa de la democracia participativa y protagónica”.
“El 4-F yo era comandante del Batallón de Paracaidistas José Leonardo Chirinos en Maracay. Habíamos movido las tropas para hacerlo el 9 de diciembre de 1991, cuando se celebraba aniversario de la Fuerza Aérea. Pero se suspendió porque era riesgoso. Los capitanes se pusieron furiosos porque nosotros y que éramos unos cobardes. Arias y Chávez tuvieron que aplacar el fuego”.
“Recibí la orden de operaciones 72 horas antes. Se decidió el último de enero. Chávez me entregó personalmente la orden de operaciones en el Fuerte San Jacinto del Batallón de Paracaidistas”.
EL VIDEO QUE SALDRÍA EN VTV
El tramo hasta Tazón –previamente medido- lo hizo Joel Acosta Chirinos junto a Chávez en autobuses de las líneas interurbanas, porque en el Batallón de Paracaidistas no había vehículos; estaban en un batallón de apoyo que comandaba Jesús Urdaneta Hernández.
Al Batallón de Paracaidistas llegó Jesús Ortiz Contreras –uno de los cinco comandantes- a entrenarse junto a su batallón, y fue invitado por Chávez y Acosta a un almuerzo, donde le indicaron la fecha de operaciones.
“El 3 de febrero de 1992 Chávez y yo fuimos a la Base Aérea de Palo Negro a entrevistarnos con el general Visconti Osorio, comandante de la base, para pedirle apoyo aéreo. Me quedé en el carro porque era teniente coronel e iba a hablar con un general de división. Fue Chávez, y al regreso me dijo: ‘ya ese general aceptó, nos va a mandar dos tenientes con dos Mirage y después dará apoyo irrestricto”.
Después de Tazón, cada comandante se dirigió a la conquista de su objetivo. Acosta Chirinos tenía la misión de tomar la base aérea de La Carlota, La Casona y la Dirección de Inteligencia Militar, y controlar Venezolana de Televisión para transmitir un video en el que Hugo Chávez decía la proclama del movimiento. Pero no se pudo. “Mandé a un subteniente y el técnico le dijo que los equipos no eran compatibles con el formato que llevaba”.
“Ese video no sé donde está, hay que recuperarlo”, dice Acosta.
“Establecí mi puesto de comando en La Carlota con Gerardo Márquez, capitán de la compañía responsable de tomar La Carlota. Desde ahí dirigimos las operaciones. Tenía una compañía en La Casona dirigida por Rodríguez Torres”, comenta.
“Cuando llegué a La Carlota, resulta que Márquez tenía preso al general Fuguet Borregales con todo el estado mayor de la Fuerza Aérea. Me les paré firme, los saludé y les dije que estábamos dando un golpe. Le pedí que se metieran en el casino”.
DESPUÉS DEL POR AHORA
Pronunciado el “por ahora”, Acosta Chirinos se rindió. Estaba en La Carlota, donde más tarde arribaría Francisco Arias Cárdenas. “Nos unimos y conversamos de lo que pudo haber pasado. Ya Chávez había hablado y estaba preso en Fuerte Tiuna”.
“Creo que ‘se rajó’ más del 70% de los que estaban comprometidos; más que todo, comandantes”.
La noche del 4 de febrero de 1992 los cinco comandantes fueron llevados al Cuartel San Carlos, que estaba clausurado pero lo abrieron para recluirlos. Las horas previas habían estado en la Policía Militar, donde les armaron una alharaca.
“El que llegó de último fue Chávez en la noche, porque lo dejaron en el Ministerio de Defensa. Dormimos entre telarañas”.
A las 10:00 am del día siguiente conciliaron el sueño; pero antes se dedicaron a desandar lo acontecido. La delación de un capitán tuvo gran incidencia en la derrota, pues ello sirvió para que todas las unidades que venían del interior no pudieran entrar a Caracas. “Hernández Behrens venía con grupo de lanzacohetes de San Juan de Los Morros, y lo pararon”.
El 5 de febrero fueron trasladados a la Dirección de Inteligencia Militar, donde los mantuvieron 15 días completamente aislados de personas y del sol. Todavía no habían tenido ocasión de calibrar la reacción popular que la acción había provocado.
“Al salir de la DIM hacia el Cuartel San Carlos vimos a un gentío en la calle. Ahí empezamos a darnos cuenta del impacto del 4 de febrero. A la semana siguiente nos dimos cuenta de que tuvimos una derrota militar, pero una contundente victoria política”. Victoria política hoy convertida en mayoría popular.
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