x Vicky Peláez
El promotor real de los ataques contra las instalaciones nucleares Irán es el régimen de Israel, que tiene miedo de perder su hegemonía nuclear en el Medio Oriente Lo que el viento trae, el viento se lo lleva (Proverbio iraní).
Hay tantos temas para tratar respecto al panorama internacional, como la situación en Afganistán, el silencio sobre Libia tras su destrucción, el distanciamiento de las relaciones entre Gran Bretaña y Argentina, igualmente sobre la creciente crisis económica en Estados Unidos y Europa etc, etc, pero el tema iraní es ineludible ya que la escalada de tensión en el Golfo Pérsico podría desestabilizar al mundo entero.
El reciente viaje del presidente de Irán Mahmoud Ahmadinejad a Venezuela, Nicaragua, Cuba y Ecuador ha producido un ambiente de incertidumbre entre los líderes norteamericanos, israelíes y sus incondicionales aliados europeos que hace poco anunciaban la posibilidad de una acción bélica contra Irán. Se han dado cuenta que Irán no está tan aislada como se pensaba y que su presidente goza de cierta popularidad y tiene apoyo, tanto en América Latina como en la mayoría de los 120 países que pertenecen al Movimiento de los No Alineados y, también entre los miembros del Grupo BRIC (Brasil, Rusia, India y China).
Frente a esta realidad los “halcones de la guerra” tuvieron que cambiar sus planes y reforzar las presiones económicas y financieras sobre Irán, anunciando el embargo de su petróleo que comenzará el primero de Julio de 2012. Esperan con esto, según ellos, hacer caer la economía del país y así producir el descontento entre 60 millones de sus habitantes para que se animen a empezar su “revolución” inducida por los globalizadores.
Me pregunto de cual color usaran esta vez. Se olvidan estos halcones del fracaso del intento de la “Revolución Verde” en Irán en el 2009. La memoria siempre es corta mientras que las ambiciones tienen una vida casi eterna.
Irán es el quinto mayor productor del petróleo en el mundo y sus reservas petroleras se estiman en 151 mil millones de barriles y su producción diaria es de 3.5 millones de barriles. A la vez, sus reservas de gas son de 33 millones de millones de pies cúbicos ocupando Irán el segundo lugar en el mundo por sus depósitos de gas natural después de Rusia. Todo esto explica los intentos del Occidente cada vez más afectados por la crisis económica y por la falta de riquezas naturales para asegurar su futuro. En estas condiciones no faltan cerebros siniestros para crear pretextos para intervenciones militares, revoluciones o caos controlados.
Así Irán fue seleccionado, en su intento de tener acceso a la energía nuclear para satisfacer sus necesidades energéticas, como una supuesta prueba de su afán de poseer armas nucleares. Entonces empezaron a sonar al unísono los tambores de guerra de los globalizadores. De repente se quedaron cortos de memoria y se olvidaron para su propio beneficio que el programa “Atoms for Peace” para Irán fue autorizada por el presidente norteamericano Dwight D. Eisenhower y que en 1967 los Estados Unidos vendió al shah de Irán Mohammad Reza Pahlevi un reactor nuclear de cinco megavatios. Precisamente este reactor norteamericano es una de las causas de la escalada belicosa contra Irán.
Pero la historia no termina allí. De acuerdo al estudioso norteamericano Tom Engelhardt, fueron precisamente las compañías norteamericanas que estaban facilitando al país, la construcción de dos plantas nucleares en los años 70 y el diseño para las otras dos. Decía uno de sus memos que “el shah de Irán está sentado sobre uno de los yacimientos de petróleo más grandes del mundo. Sin embargo, está construyendo dos plantas nucleares y planifica dos más para electrificar su país. Sabe que el petróleo terminará algún día”.
En aquellos tiempos Norteamérica consideraba a Irán como su amigo, sin embargo, la doctrina de la política exterior norteamericana desde su fundación ha estado basada en la consigna de que EEUU no tiene amigos o enemigos permanentes sino intereses de Estado. Así llegó el momento para Irán de ocupar el lugar de un enemigo de turno de los Estados Unidos. Y los pretextos se inventan como si nadie se diera cuenta de su falsedad. Inclusive en el mismo gobierno norteamericano existen contradicciones.
Mientras el secretario de defensa Leon Panetta declara que Irán no está tratando de desarrollar armas nucleares, el departamento de estado insiste en la existencia de este programa para anunciar después su portavoz, Victoria Nuland que EE.UU. está dispuesto a reanudar las conversaciones con Irán para renegociar su “controversial programa nuclear”.
A la vez, el embajador de EE.UU. en Israel, Daniel Shapiro insiste en que Irán está orientado a la producción de armas nucleares, sin tomar en cuenta la reciente declaración de los observadores del programa nuclear iraní de la Organización Internacional para la Energía Atómica (OIEA) de no encontrar nada que señale que Irán esté desarrollando armas nucleares.
El promotor real de los ataques militares aéreos contra las instalaciones nucleares del país persa es Israel que tiene miedo que algún día pierda su hegemonía nuclear en el Medio Oriente. Israel posee actualmente más de 100 bombas nucleares y trata de prevenir cualquier intento de sus vecinos de tener el acceso a la energía nuclear. Desde 2007 fueron asesinados cinco científicos nucleares iraníes cuya autoría fue adjudicada por el periódico británico The Sunday Times a la tristemente famosa Mossad.
Los Estados Unidos en este momento no está interesado en una guerra nueva en el Golfo Pérsico pues podría perjudicar a su economía debido a una escalada del precio de petróleo y a la reelección de Barack Obama Esto explica por qué un influyente columnista británico de The New York Times, Roger Cohen, urgió en uno de sus recientes artículos al primer ministro Netaniaju a evitar de atacar a Irán interfiriendo en la política norteamericana. La visita del Jefe del Comando Conjunto de los EE.UU. general Martin Dempsey a Tel Aviv es también para apaciguar la belicosidad de Israel.
Washington no espera que con las sanciones económicas y financieras logre producir el cambio radical en Irán. Simplemente necesita tiempo para no perjudicar la campaña electoral de Barack Obama y al mismo tiempo crear con la ayuda especial de Israel y de sus satélites árabes y europeos un ambiente propicio para un caos en Irán. Las sanciones financieras contra Teherán fueron aceptadas a regañadientes por los europeos, llegando inclusive a amenazar el Secretario de Tesoro norteamericano Timothy Geithner a España, Italia, Grecia y Portugal con castigos financieros si no dejaban de importar el petróleo de Irán.
Va ser difícil de aplicar este embargo ya que el 62 por ciento del petróleo iraní es exportado a China, India, Japón y Corea del Sur. Ninguno de estos países está dispuesto a aceptar estas condiciones.
Rusia está abiertamente contra el embargo, inclusive Turquía, miembro de la OTAN está ignorándolo planificando aumentar significativamente el comercio bilateral con Irán para 2014. Los países latinoamericanos que fueron exhortados por EEUU a apoyar las sanciones, simplemente las ignoraron.
El presidente de Ecuador, Rafael Correa fue tajante en su rechazo: “El problema de Estados Unidos es que creen que el mundo empieza y termina con ellos. Basta de países que se creen dueños del mundo”.
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