Por: Zoila Veras
No cabe duda que cuando un barco zozobra hay quienes saltan primero. El comando Venezuela está haciendo agua por todos lados y es inminente su naufragio.
Henrique Capriles, el “capitán de bañera”, no ha sabido leer en las luces del pueblo, el rumbo a seguir, encallando en viejos y artos arrecifes, bien conocidos por todos.
Capriles está confundido. El dice ser el “capitán” de un autobús, cosa que no es nada extraña, pues si es capaz de decir que los submarinos tienen “telescopios”, que confunda la gimnasia con la magnesia, no es nada raro, razón por la cual el fracaso en la dirección de la campaña es inminente.
Desprecio hacia los militantes adecos, documentos ocultos, insultos contra el pueblo trabajador, banalización de la mujer y por último actos de corrupción, son solo algunas de las cosas que vislumbran un abandono “temprano” del “Barcobus”, por parte de los seguidores de Betancourt.
No cabe duda que la “sátira” de colocar un Capriles de cartón en la tarima desde donde se celebraba el cumpleaños número 71 de Acción Democrática, para suplir la ausencia del candidato, es una señal inequívoca del retiro adeco del Comando Venezuela.
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